Foto: Fabricio Estrada
Se equivocan los que entran a la barbería a cortarse el pelo. A la derecha de la silla reclinable está un control remoto. Hay un botón verde y otro rojo. No hablo de Matrix. Hablo seriamente. Alrededor flotan balas perdidas y el holograma de un fantasma. Redundo. Todo es redundante afuera: los buses que cruzan a toda velocidad aprovechando el impulso gravitacional del Hoyo de Merrian, la china que se asoma a las rejas, fumando un tabaco del área de Cantón; el viejo del yoyo que murmura poemas de Amado Nervo. Hologramas de fantasmas proyectados desde una ouija marca Samsung. Cuando Rommel ha terminado con sus tijeras de neón, mi pelo irradia. Tras sus veladuras veo la historia de una chica que ama demasiado y un chico que se ha parado al borde de un contenedor de basura. Hay lenguaje en los restos de todos nosotros. Piel tras piel. Somos un guión animé que alguien dejó tirado entre los viejos discos duros de los departamentos contables. A712 es un meteoro, una coordenada o un registro de inventario en las tediosas naves de carga sideral que se aparcan por el Parque Herrera. La nostalgia suele tener dos temporadas y luego espera ser vintage en el siglo XXII. "Cheke, compa", me despide Rommel una vez que leyó las cicatrices de mi cráneo."Nelson Merren leía las estrellas" le respondo. Ríe y guarda el control remoto en una cajita de huesos con un corazón de pegatina en la tapa. Las balas perdidas caen.
Segundo viaje
La razón es un
drone de reconocimiento tiempo-espacial
Aunque no sean los de
Akira kurosagua
Voy a escribir sueños
Y sobre ellos;
Voy
A esparcir los tentáculos de algunos recuerdos
que a veces suelen
ser los míos, pero al revés.
Empezaré por decir que soy un sueño
Y que reviento en deseos y deseo
Que me proyecto como la pirotecnia
y las termitas
en el cuerpo de la constelación Hipopotomonstrosesquipedaliofobia
ese miedo a la palabra extensa y sin sentido;
lo
que pasa es que
en esto de la poesía
no hay nada escrito.
Al caer el día
Ése que se parece más a la noche
Cuando la
noche es tan oscura como el corazón Cuando el corazón es tan atómico como un
hongo Cuando un hongo es un sueño infectado de sombras Por que las sombras Las
sombras incendian al sol para explorar un nuevo espectro como el pez que se
ahoga en el estanque y busca lagos y ríos en el vuelo de los pájaros que surcan
su espacio aéreo Porque uno se da cuenta que el día no se sabe qué es.
Entonces
Aparecí cuál cuerpo celeste y luminoso
En una plática luminosa
Con una amiga repleta de neón y figuras y orbitas
En un vagón de tren
Con rumbo al horizonte;
Íbamos rápido
No importando
que afuera
Todo parecía ir a una
velocidad generosa,
Veía el césped violento
Y las llamas de un sol inofensivo
Algunas piedras se confundían con los cerebros recién lavados por la
conciencia
Vi recuerdos
Correr tras el tren que habitábamos tiernamente
(a unos pocos recuerdos solamente)
Iban como saludando - esperando algo de mí,
Pero yo no entendía su lenguaje
Porque hasta entonces no sabía distinguir
La lengua materna de un vientre tibio y puro;
Les lancé un beso
Y también quise darle un beso a mi amiga
Pero ya no estaba en el vagón,
Cuando devolví la mirada a su espacio
Se había ido
Y sin embargo
Era como percibir su energía con receptores de luz otros
Ella indagaba en mí, siempre
Como si se tratase de una operación a distancia
Ella era el infinito en el espíritu y yo entendía que no se veía, pero
permanecía:
como el infinito.
Ella no estaba
tampoco la ventana
el sofá
los corpúsculos de la luz
junto a los cuales, le contábamos las palabras y las sombras a la frase:
“hasta
el fin.”
Todo
dejaba de ser
Se desvanecía de delante de mí
Pero yo no
caía mucho en la cuenta de eso
Hasta que todo
Ya sólo era una habitación blanca
Repleta de luz blanca,
Con paredes
Y techo
Y suelo de colchón a cuadros
Y una puerta justo detrás de mí
donde
mi espalda hacía movimientos espirales,
Mientras permanecía sentado
Entre la puerta y el suelo,
Y la vista, también blanca
Frente a mí
Era una
pradera hermosa
Con un árbol
hermoso,
Y bichos
hermosos
Y ramas
hermosas
Con bombillas
encendidas,
Y
pequeñas orugas
Que
son la parte abominable del miedo…
Un cielo errático y nubes de cromo
Dando rienda suelta a la imaginación
Y las formas
La ideoplastía de nuestros cuerpos y espíritus
jugaban al amor
nubes dialécticas
chistes locales y
desprecio por todo lo demás que no estuviese en nuestro camino…
No veía mi rostro
Pero sabía de mí y de la existencia en pixeles,
Sentado y recostado,
Y parecía que alguien fumaba
Pero era que una polilla se había comido un incendio,
Todo
era esa incertidumbre de estar bien
Por algún motivo ininteligible y
No sabía qué hacía allí
Pero no importaba porque mi mente se puso a divagar
Como cuando uno se distrae que es lo mismo
que concentrarse en otra cosa:
La mirada en el árbol,
La mirada
En el árbol,
La mirada en el árbol,
La mirada en el precioso árbol:
Y
existí en un salón enorme
Con
mucha gente
Mucha
Y me vi allí
Rodeado y extraño
Y por un instante era el cuarto acolchonado
Y
verme sentado
Y
verme recostado
Mientras sentía el tibio
abrazo de una camisa de fuerza;
Por un instante,
Era un fotograma incrustado en otra secuencia que empieza ya:
Recordé que mi naturaleza era el salón
Y me preocupé por mi amiga
No supe qué decir
Y no sabía qué iba a pensar ella de mí
Entonces la vi
Llorando, y hermosa,
Lloraba una briza escarchada
Pero no entendí por lo que pasaba,
Proyectaba la ternura del cariño acumulado
Capaz de inundar la osamenta de románticos o exploradores buscando hogar,
Usaba un vestido
Con sus tirantitos
Y un listón abrazando su cintura,
No supe qué hacer o pensar
Estaba atrapado
Y ella parecía molesta,
Era la poesía disgustada conmigo;
Y me acerqué como quien se acerca a una orquídea
tan hermosa como misteriosa
Y quise preguntarle por toda esta gente
Y me acerqué,
Entonces la vi, tan serena
A gusto
Deseable
Coqueta,
Y no quise inquietarla por la lluvia;
Nos sentamos con la intensión de una plática
sin embargo
Observamos
nuestros oasis y desiertos
Y en el vagón veíamos el cenit, tan parecido a nuestro nadir
Y creíamos que los minutos eran pompas de jabón;
Jugábamos a atraparlas
Y reventar
Con el atrevimiento todo de nuestras huellas
Su fe y opulencia,
Toda para nosotros.
Y como si además, dentro de ellas
También reventara la alegría;
Reíamos, cada vez que hacían:
Plig
Plog
Plag
Pug
Reíamos
y nos configurábamos en cada
gesto.
Plig
Plog
Plag
Pug
Ella que es como un sueño hermoso
Me cuenta sobre un sueño recurrente,
Me ve
Por un instante que dura lo necesario
para darme cuenta
que tuvo la razón todo el tiempo,
Cuando me mostraba, con todos sus sentimientos
con todo su cuerpo
Con toda su aura que es la energía en todas sus otras luces
-porque la poesía es eso para quien se entrega a ella-
Lo elemental de su presencia
Por un instante.
Era un fotograma incrustado en otra secuencia que empieza ya:
¨siempre voy cuando está atardeciendo
o de noche,
-me dice-
Estoy en la entrada de un hospital,
de una calle larga,
y lo que se divisa al final
es un teatro
y luego dos calles;
la de la derecha va hacia un carnaval
y la otra es bien oscura y nunca he entrado…¨
Por cierto
-le escuche continuar-
Yo te vi en ese carnaval
Y yo te entendía
Y estábamos juntos
Pero no me acuerdo qué hacíamos,
Y nos desvanecíamos
Así como cuando vos te desvanecías en la infancia…
Entendí entonces que ella tenía razón nuevamente
Y que no era tan sólo mi amiga
Sino la mejor
El amor de mi vida;
Aunque eso lo sabía desde que todo empezó a nacer,
Y de repente
El tren rasguño un poco el sol
Y todo se llenó de luz
Una luz transparente, una luz ensangrentada de asombro y aspiración;
El sol sangraba
Y hay unas galaxias que balbucearon unas con otras:
“qué triste…
Este sueño es como la
parte romántica del volcán.”
Entonces todo se tornaba de un color de pesadilla
Algo así como los sueños insanos,
Y recordaba que no eran míos esos misterios,
Sin embargo
Comprendí que no iban a parar por condescendencia
Y la terquedad a no desconocer mis fragilidades
Cosa que en verdad forma mis reales fortalezas.
Hay unas galaxias
Y el sol pululaba de nostalgia y dialectos
Ella no estaba más
Y el tren no avanzaba,
Quedé varado;
Caminé por un pasillo angosto, algo oscuro
Con las paredes teñidas de un color ocre,
Como el color del insomnio
Según recuerdo,
E iba avanzando
E iba sintiendo nostalgia por mi amiga
Y no sabía dónde estaba,
Empezaba a sentir sospechas como reclamos
Un poco de temor,
Y vi personas en camas de hospital
Suspendidas por palancas parecidas a termómetros
Midiendo el nivel de in sanidad de sus ocupantes,
Y algunxs estaban sentadxs en las orillas de las camas, incendiadxs de
adormecimientos y temores
que es lo mismo pero al revés.
Otras camas aún quedaban vacías y tocaban directamente el césped;
El césped
Que era verde y hermoso
Como los arco iris recién inventados,
Pero en todo surgía el aspecto de la tristeza,
Y recordé lo que observaron las señoras galaxias
Hacía sólo unos cuantos poemas.
Y de las camas
Entre el neón engañoso, de la oscuridad ésa del espíritu
Una ventana aparecía como una colmena
A la que hay que sacarle abejas
O a las abejas aguijones
Para despertar al corazón,
Que es la fisura del tiempo cuando está en reposo,
Y me creí con el sabor de la enfermedad en lo que percibía de mi cuerpo;
Acontecí en otro sueño
A 44 grados
Ardiendo bajo cero,
Y sentí la sangre correr tanto
Que producía imágenes llenas de luz negra,
Y había un parque
Y perseguía demonios allí
En medio de un laberinto de medusas y árboles,
Las cosas continuaban ocres
Parecía ser otoño
Aunque el césped aún era violento
Y tan verde
Y misterioso y hermoso como un abismo
O los químicos;
Pero yo,
Yo perseguía demonios
E intentaba alcanzar a uno de ellos
Mientras otro trataba de atraparme a mí,
Y el uno subía por una baranda
Como las que se construyen a la entrada, en los pueblos,
En sus casas
(me acordé de eso
Pero iba muy aprisa
Y entonces dejé ese
recuerdo y la comparación
Sentados al lado de
una fuente, como quien deja una escultura del poema en algún espacio, para que
la aprecien otros, o se derrita bajo el sol y la ensucien los pájaros).
Corrí
Y dejé lo que debía dejar, sin perder el tiempo;
Vi al uno subiendo por la baranda
Y saltar al otro lado de ella;
vi que se le quebró una rodilla al caer
Y me apresuré a sentir miedo por primera vez
Al ver al otro subir
Intentando atraparme,
Él ascendía por la baranda de troncos secos,
Pero yo; avanzaba nunca y
me cansaba del mucho intentar; como cuando uno se cansa sin la
vendimia, o se cansa del dramatismo que
nada tiene que ver con la cotidianeidad; y se quiere entonces, algo del
sarcasmo y la ironía de Roberto Sosa y Rigoberto Paredes, en la poesía nuestra
de cada día, pero sólo se encuentra algo que nace de la víscera y a uno le
parece la obra que salvará al mundo; por eso es que se lee a Livio Ramírez y a
José Luis Quezada, sin embargo hay cosas sobrenaturales y Nelson Merren, por
eso este manifiesto busca desafiar mi sustancia y mi ausencia cuando ya
no exista mi fortaleza. Como cuando
yo cazaba demonios pero también ellos jugaban al salvajismo con mi obra, y
entonces el camino se disolvía y temía el miedo de la parsimonia; quería llegar
al en ramaje de la manifestación, pero uno de los demonios quería lo mismo que
yo y no se daba cuenta de lo mismo que yo, entonces; yo era el demonio, pero él
era otra cosa menos yo, porque yo ya no sabía qué estaba haciendo en esa serie
de sueños y desesperaciones; entonces lloraba de ternura y temor. No sabía de
mi amiga y no sabía de su amor que tanto me apasiona.
Pasó una
eternidad,
Seguíamos olvidándonos
Pero seguíamos luchando también por no desconocer la anatomía de los
cadáveres nuestros, como quien desargumenta un cubo Rubick intentando armarlo.
Vi al demonio primero, cruzar la cerca y saltar al otro lado de mis miedos
Emprendiendo la huida con la rodilla des configurada,
Y yo, avanzaba nunca
Mientras el otro desde abajo, sediento de basura poética, luchaba por tomar
mi tobillo y devorar mi obra,
pero también parte de mi espíritu
Y me sentí cansado
Y comencé
Por desesperarme
Entendí entonces que el peor dolor es el cansancio espiritual;
Y avanzaba nunca
Y avanzaba nunca
Pero no me rendí ante el holocausto del sueño
Que suele ser el paraíso del hambre,
Empecé a sentirme como un sueño nuevo
Y sentí esperanza por la forma del mundo
Y recurrí al olvido para aprender a recordar;
Me vi
En un bus lleno de pasajeros atravesando el bosque,
Y ahí estaba mi amiga
Como cuando el amor de la vida te salva de lo ignominioso;
Entonces los dos nos miramos a los ojos en voz baja
Y coincidimos en insinuarnos:
¨Despierta….¨
La poesía y el proceso
generacional en la era de Internet
Lo discursivo de un poder que no se ha sabido controlar pero
se intenta erigir como una fuerza infalible y
abarcadora, sí, es una eterna lucha la de la renovación, por ahí me iré.
Pero hay que dejar en claro que no lo hago como si esto fuese algo malo, sino,
lo hago como evaluando la forma de
evidenciar mi propio futuro. Estas son palabras (mis palabras) sin ningún
contexto histórico, sólo puro drama y trama, como siempre ha sido.
*
El
temor no es malo, gracias a él hemos podido como humanidad subsistir
hasta el momento en el que estamos ahora, para bien o para mal. Temer nos hizo
caer en razón de que si nos acercamos demasiado a un animal furioso, un risco
resbaloso o a dejar que una enfermedad avance; podría, seguramente ser dañino
para nuestra salud. Pero es que a veces el cerebro toma comportamientos que ni
unx mismx entiende y es normal, hasta la persona más inteligente tiene fallos
en las percepciones, distorsión cognitiva se llama esto; bueno, si uso términos
especializados y esas cosas, no es porque sea un experto en nada, sino porque
lo aprendí ayer en un video de youtube,1
verdad. Volviendo al tema, en cualquier esfera social o disciplina que el ser
humano realice existen estos fallos, atajos que son necesarios para vivir, pero
el temor también nos hace tender ya no sólo a saber cómo escapar de la zona de
presa de un animal feroz o de un atacante en una de las calles de nuestros
países tan conflictuados, ya no sólo es eso, ése temor puede hacernos tender a
la paranoia y decidir no salir ya más de casa, o cosas peores que esa, armarnos
hasta los dientes o estar siempre a la defensiva al punto de la polarización
ideológica por ejemplo. Pero siendo más concreto en cuanto a
las cuestiones del arte. ¿Qué hay del temor como defensa? Y no pongamos el
hecho de defender algo como un acto que coarta la libertad o la expresión de
lxs otrxs, eso lo hace la radicalización sin sentido o congruencia, pues no es
lo mismo que defender algo que consideramos bello tal y como está; y lo digo en
el contexto del arte solamente. El temor a que algo sea destruido o
irrespetado, nos lleva a defender, y defender un estilo, unos temas, unas
visiones, soportes, estructuras o autorxs está bien; lo que no lo está es
tratar de imponerlos sin analizar el contexto específico de una corriente o
época, eso sin meternos también con los gustos más personales. Habiendo dicho esto ¿Qué hay entonces con el
temor al relevo generacional, ya
específicamente en la literatura?
Pensemos no sólo en los textos que
creamos literatura, una ya estudiada y defendida como yendo a lo seguro,
pensemos en lo que se está construyendo, explorando, revisándose; pues la
literatura no se construye con literatura únicamente, eso es evidente. El arte
se nutre de la vida y de todo lo que podamos extraer de ella, hasta de la muerte,
de lo contrario un texto completamente académico sin aporte de las renovaciones
del lenguaje o de las formas de ver una o varias cosas, es eso solamente, un
texto académico, sin alma, sin espíritu, sin mundo, un texto tan contenido como
aburrido en algunos casos, sin humanidad; pues eso también se puede hacer ya
con una app, un robot, vaya con inteligencia artificial y no pasa nada, es un
texto con todas las reglas, como comandos para crear un texto que sea
“infalible”, comandos en la manera de todas las disposiciones, posturas y visiones
que cada generación se va formando por capricho en mala manera o por
revelación para el bien de la historia humana. Así va funcionando la machine
learning,2 un robot puede hacerlo,
escribir un poema, una novela y saldrá
“perfecto” (si ha leído alguno de estos poemas verá que muchos son bellos,
tienen su mérito), con las normas más puristas
que decidamos programar según una época o estilo, sin embargo, siempre habrá
una parte de nosotrxs que no esté de acuerdo con esto. Como recordando el
concepto de literatura desde Fahrenheit 451 o un poco del habla-escribe de
1984, pero esos ya son otros 100 pesos.
Puede que a la literatura, o siendo
un poco más específico aún ¿puede que a la poesía le suceda igual que le
sucedió a la pintura? Esto también diré que lo aprendí hace unas horas en un
podcast, o quizá no. Especulemos un poco, así como hacen muchxs para luego
rechazar de tajo a la generación relevante (la que releva), se especula y se
juzga sobre ella, la mayoría de las veces sin analizar el contexto social, la
época, o la corriente que sus implicadxs intentan explorar. Especulemos dije: 3 digamos
que la fotografía fue retratando de forma más fiel la realidad o utilizaba sus
elementos más próximos para recrearla, digamos también que de alguna forma la
plástica tuvo, debido a ello, que encontrar el resignificado de los colores, re
aprender a dejar las emociones en los lienzos o paredes, en los materiales; así
también los sentimientos, sonidos,
sueños, y lo que se viniera dejando plasmar. La pintura creó como respuesta o
propuesta lo abstracto, el expresionismo, el cubismo, la figuración, el
dadaísmo, el surrealismo y así y así y así; es importante decir también que no
todas las corrientes son bien vistas, o no por todxs, pero fueron al fin de
cuentas una renovación y una muerte, formas de ver otra realidad, para bien o
para mal.
¿Hacia dónde irá la nuestra amada
literatura? ¿Será bien visto o bien ejecutado éste cambio? ¿Y la poesía? Pues
es la pelea que hay, y esta pelea me
parece es buena, reta a las nuevas generaciones para hacer bien las cosas,
provoca una respuesta y genera también, propuestas; y ojalá las generaciones que han visto pero que su yo consiente no nació con estos mismos cambios
que ahora juzgan, se sientan retadas a renovarse; su actualización deber ser. No
hablo de sus formas de escribir sino de
su percepción ante los textos que para bien o para mal puedan tratar de
corresponder a su propio tiempo y exigencias (el ahora, que será después de
unos años, el pasado). Esto hablando de la percepción que se tiene en general y
de sus textos, sobre La generación nativa digital y otras afines como lxs
milenials o la generación Z, que van a ir tomando puestos y relevancia para
bien y para mal como pasó ya con otras generaciones, pero que al resonar estas nuevas
etiquetas en la mente se suelen relacionar casi instantáneamente como si fuese
algo peyorativo. He leído y/o escuchado algunas frases sobre la sabiduría de
avanzar en la vida, frases como esta: “Sólo sobrevive la especie que está más
dispuesta al cambio, no la más fuerte.” Pero también hay que decir o hacer algo
con esta otra frase: “Quién no aprende del pasado no es responsable con su
futuro.” Entonces ¿Qué generación es la mejor? Pregunta más pijiada. Cada una
dará sus argumentos e insignias, discursos y referencias pero ¿Alguien dirá que
ambas tienen sus fortalezas y yerros? Hay que esperar.
Volvamos a la pintura y a la poesía,
de las que sé muy poco. Si el reto de la plástica como se conocía entonces,
bien pudo ser la fotografía, sus
posibilidades y usos, digamos que el cine bien podría ser un reto para
la literatura, para la poesía; el cine y
sus narrativas acompañadas de otros elementos como la mezcla de sonido, la
fotografía, el soundtrack, los trucos de cámara y los efectos especiales por
ejemplo. Es preferible para gran parte de la población quedarse a ver una serie
o navegar en internet en busca de un entretenimiento cualquiera, a leer un
poema o un relato con un lenguaje o una forma de decirles las cosas como a
seres que aún viven como se hizo hace 80 o 100 años, eso es real y NO por ello
es que sean menos interesantes o importantes las obras maestras de la
literatura universal o regional que se escribieron hace mucho, NO digo eso, así
como NO digo que no tienen nada de interesantes o de obras maestras las pinturas
negras de Francisco de Goya. Lo que SÍ digo es que a cada época le corresponde su propia
exploración y ajustarse a sus exigencias sin apresurarse a descartar todo lo
demás. Eso pasó con el creacionismo, el estridentísmo, el ultraísmo, la
anti-poesía, el futurismo, la generación beat, y así y así y así. Y si no gusta mucho esta propuesta vaga sobre
el cine como reto, pongamos por reto: Internet, las redes sociales, las nuevas
tecnologías, la inteligencia artificial y la evolución de las sociedades, la
utilización del lenguaje, las formas de cómo vemos las cosas en estos tiempos/en
esta época para bien o para mal, y así y así y así. Se ha cambiado de paradigma, la era del internet
y la conexión ha cambiado las formas de ver, escuchar y experimentar. ¿No
debería también cambiar las formas de expresarnos desde la escritura? ¿No
debería la poesía emergente abordar ese transporte y reflejar su época y
exigencias? Aunque esto no es en ningún caso o momento, obligatorio, sí deber
ser parte de las consideraciones de cada generación, todo esto está supeditado
a un cambio de percepción, de temáticas, de formas, de fondo, de fallos,
errores y tropiezos. Pero seamos
realistas pues la falta de atención o el
apego sin mediación a un discurso propio nos hace decir cada pendejada de una
generación y otra: “mi generación es la mejor,” “ustedes no saben hacer las
cosas,” “estamos revolucionando la forma de hacer poesía,” “ya no hay compromiso en lo que se escribe.”
No sé en qué punto la masturbación se
hace discurso de generaciones. Nos polarizamos y nos recrudecemos, y eso no
ayuda en nada ¿o sí? Un meme bien puede retar todo ése discurso recurrente de
“todo tiempo por pasado fue mejor.” Sí, un meme, a eso se llega, a una idea, un
gen que busca la trascendencia para bien o para mal, una postura reformulada.
También reta a la torpeza de decir:
“ésta generación es lo mejor que le pudo haber pasado a nuestro tiempo.”
¿Mañana
siempre será mejor?
Luis Alberto Spinetta | Cantata de
los puentes amarillos
…aunque me
fuercen yo nunca voy a decir, que todo el tiempo por pasado fue mejor,
mañana es
mejor...
Al comienzo de este artículo que
escribo y me suscribo, iba a poner esta cita del poeta, músico, profeta,
astronauta y sex símbol argentino: Luis Alberto Spinetta. Pero la retrasé a
esta instancia para que no se creyera que defiendo solamente un bando de este
proceso, con el enunciado: mañana
es mejor.
Sin embargo es una cita que ya es
pasado, escrita en 1973. Y escuchando
algunos de los nuevos sonidos de las épocas que le siguieron a esa frase, la
pregunta: ¿Significa esto que estaba equivocado Spinetta, y mañana no siempre
es mejor? ¿El pasado es siempre la mejor forma de aprender? En la escritura ¿Hay
que recrear siempre el movimiento literario que
tuvo más fuerza? Creo la cita del flaco, significa o me hace percibir
que la oportunidad de ejercer una postura ante las posibilidades que un tiempo/época
en específico nos lanza, es necesaria y va a ser recurrente, pero no se trata de
buscar matar al padre o la madre, ni de abandonar lxs hijxs, creo se trata de
aprender a crecer y crear juntxs y ayudarnos por más diferentes que podamos
ser. Pero lo sé, esto es pura utopía, no crean que soy tan ingenuo o soñador,
por eso digo y sé que esta pelea le beneficia a la poesía si se sabe llevar.
Y hablo únicamente de un proceso de relevo y
de las percepciones sobre la escritura y lectura de los tiempos en los que se
vive, no de la calidad de la escritura, esa sí debe ser bien identificada,
evaluada y juzgada. Que hay tantxs excelentes,
buenxs , malxs y malísimxs poetas de un lado y de otro.4 Trato de decir que toda cosa que la
literatura pruebe no significa que es malo, o que se muera la poesía o la
literatura, como lxs escultorxs y defensorxs del canon universal y propio nos
quieren hacer creer; puede que se muera algo, pero la muerte no siempre es
mala. Puede que se muera una forma de percibir o presenciar la poesía, o cómo
deba llegar al público; un público distinto y con exigencias de acuerdo a los
tiempos en los que se vive o los que se vivirán. Pero ya habrá oportunidad más
adelante, de que la generación de ahora, la que releva, también seda al temor
del cambio o la defensa de un discurso y diga que ya no se hacen las cosas como
antes.
Hablemos un poco más del temor,
ahora como una herramienta, pues al fin
y al cabo la definición de ser humano va tremendamente emparentada con los
recursos de los que podemos disponer (y digo podemos disponer sin entrar en redundancia, pues
también hay que ver esta disposición a futuro). El ser humano es una especie
que se permite y por ello cultiva la tecnología para alargar su vida, hacerla
más óptima, incluso para tratar de
evitar su propia muerte, ése cambio que tanto nos hace temer como especie.
Evolución bien podría llamarse este juego. Pero es evidente sí, una ecuación
del arte contemporáneo (Arte VIP, terminología según Avelina Lésper o Hamparte,
terminología según Antonio García Villarán) como refiriéndonos al arte carente de una
aceptable proyección de la belleza, sin bases estéticas amplias o recurriendo
más a excusas y/o manifiestos que al arte como tal; una ecuación de eso bien
puede ser, una poesía/escritura reducida
a la lástima. También la falta de lectura para luego ir generando textos simplones
y faltos de belleza, textos sin discurso y visión pero con excusas
sobreimpuestas, textos para las masas y
la digestión rápida; eso sí que es
preocupante y destructor para la poesía.
Pero una defensa a ultranza de lo que se ama de una poesía que determinado
sector o edades conocen, sin comprender el contexto de lo que está en frente y
aun así se juzga, o el temor al cambio de discurso o al proceso
generacional (de la generación anterior a la que viene y viceversa), un temor sin
sentido o no procurando una simbiosis, es un boomerang hecho de obsidiana pura.
Rommel Martínez.
Honduras - Julio de 2020
____________
1 La democracia de los crédulos | DW documentales
2 Cómo suena la poesía que
hacen las máquinas | La
Vanguardia / tecnología
3 NOTAS PUBLICADAS EN LA
REVISTA FOTOMUNDO | Entre Pintura y
Fotografía
Diseño + Ilustración
parte I, II y III. Por María Sivak
¿Arte abstracto o hamparte? | Antonio García Villarán
4 Para evidenciar estas
formas irrespetuosas y malsanas para la poesía, en esta época del auge de
internet y las redes que reconfiguran la sociedad, hay un libro muy interesante
del poeta Martín
Rodríguez Gaona (La lira de las masas | editorial páginas de espuma - 2019)
Rommel Martínez
Comayagüela – Honduras. 1989. Poeta, promotor
cultural, técnico industrial en electrónica, barbero. Premio Nacional de Poesía
Los Confines 2018 Con su primer libro publicado: A712 [para leer de viaje]
-Editorial Universitaria (UNAH)– Ha publicado sus poemas en revistas digitales
e impresas, y en blog de varios países latinoamericanos. Ha participado en
festivales, encuentros literarios, y en algunas antologías dentro y fuera de su
país. Miembro fundador del esporádico grupo experimental: Proyecto Fantasma [
poesía + música electrónica + performance ]. Dirige los ciclos de lectura y
platicas entorno a la poesía: El Fuego Paralelo. Revive, Alimenta y mata de vez
en cuando los sitios: El Desahogo del Pez, su blog personal y canal de Youtube.
Tiene una relación de amor y odio con la metadata y ama los perros aguacateros.