Ponencia para el espacio Arte y Derechos Humanos en el marco de la Resistencia, realizada por Artistas en Resistencia el 28 de diciembre del 2009 en Mujeres en las Artes (MUA), Tegucigalpa -
Por Fabricio Estrada
A mi me gustaría indagar basándome en una cita de Roberto Bobbio que dice que en un mundo de absolutas verdades hace falta –mejor- crear dudas que certezas. Esto en relación a los textos del Artista en Resistencia, vistos como choque, trajo consigo la revitalización del discurso y la reflexión acerca del papel y el compromiso artístico en las políticas del movimiento de masas.
También, parto desde la premisa que el Estado siempre busca organizar las manifestaciones culturales, y ese es su intento básico: organizar con el fin de oficializar una cultura para mostrar al mundo.
Ante ello hay un golpe que permanentemente existe, con Golpe de Estado o sin él, por el hecho de la anarquía artística, de la anarquía estética, por todo aquello que tenga que ver con el devenir o la sustancia del artista. Por lo tanto el artista siempre tendrá una posición de contracultura con respecto al Estado. Entonces, diré, afirmándolo, que el artista es un ente contracultural y no un creador de cultura.
Es evidente que con el Estado que ahora se instaura después del Golpe Militar, vemos la regresión del papel del Estado hacia la promoción de moldes folclóricos en lugar de moldes culturales amplios, ¿Por qué? Porque el acto que han hecho es un acto primitivo, un acto retrógrada con el cual quieren cimentar o crear una nación basados en los hechos del folclor y lastimosamente usando las canciones del ritual erótico miskito para convertirlas en un asquear metódico con su uso en las cadenas televisivas donde emiten sus comunicados.
El estado usurpador ha llevado a cabo una regresión en todos los valores y por lo tanto indica que con mayor énfasis ahora el Estado se enfrenta al sentido contracultural del artista, y por lo tanto considero muy natural que el artista se haya enchufado y sintonizado al acto contracultural convocado durante estos pasados meses por la militancia de la Resistencia, incluso como militante anónimo, en la masa.
Dicho lo anterior, ha habido un acto histórico de ruptura con respecto al Estado impuesto, aunque siempre –el artista- haya estado en permanente ruptura, ya que el deber de un artista es el de mantenerse en la ruptura estética y también con respecto a la opinión ciudadana.
Como decía Tito Ochoa hace unos meses, el artista será el eterno sospechoso, el eterno insurgente ¡debe serlo! Entonces, ante un Estado que pone la certeza absoluta que la democracia –entendida a través de la brutalidad- es la validadora de la ciudadanía, o que la paz granítica es el muestrario nacional, obviamente surgen los artistas en Resistencia aunados a la organización Artistas del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado.
Esta unificación de “artistas del Frente” fue un acto reflexivo-grupal que tuvimos alrededor de 30 artistas, para determinar que no éramos solamente “artistas en Resistencia”, sino que nos adjuntábamos a las directrices y estrategias del Frente Nacional, y por lo tanto nos convertíamos en entes luchadores, militantes, pro-estéticos contra el golpe. Esta fue la reflexión que tuvimos antes de iniciar todas nuestras actividades.
Sin embargo, es mi deber decir que antes de todo esto, el movimiento artístico en todas sus facetas tenía su “movida” cultural (utilizando la palabra española que se generalizó tras la salida del franquismo), pues salíamos de una nebulosa en los años noventas, y entrábamos a una infinidad de manifestaciones de todas las disciplinas artísticas, hasta ser coartadas por este Golpe de Estado.
Me atrevo a decir que la punta de lanza de esta movida cultural –y sobretodo con la llegada del posmodernismo al uso común estético y discursivo- fueron los artistas visuales con la instalación y el performance… ellos fueron los principales grandes gestores de esta movida, que más que una movida de actividades fue una movida mental, de actitud del artista hondureño para indagar y poner en duda los hechos consumados que quiere oficializar todo Estado.
Debo decirlo también, que desde el sector de la poesía, el Colectivo de Poetas Paíspoesible hizo el intento y logró alcanzar ciertos logros en cuanto a una intervención real de nuestra realidad, con un proyecto que para nosotros sigue siendo la gema de la corona de Paíspoesible: el Taller AcercArte entre los reclusos de la Pandilla Barrio 18. Con los compañeros Salvador Madrid, Samuel Trigueros, Javier Espinal de Acción Universitaria y yo, logramos tener injerencia en el discurso oficial que promovía que el marero era una máquina carnicera, discurso promovido por el entonces Ministro de Seguridad, Oscar Álvarez, que con este gobierno regresa y seguramente regresará con la sentencia que el ser humano en resistencia es proclive a la carnicería… seguramente intentará justificar desde ese lado sus actos oficiales.
Hicimos esa intervención con el Barrio 18 y logramos asimilar que no íbamos a cambiar la mentalidad de los miembros de la pandilla pero sí íbamos a entender ciertos mecanismos que relacionan al ser en resistencia desde la mara con respecto a esa permeabilización de una verdad que sugiere el Estado como absoluta.
He descrito lo anterior como contexto para evidenciar que siempre hemos tenido un choque contra el Estado desde lo alternativo, ya que el Estado visibiliza al artista hasta que colisiona con el artista y sus proyectos, y esta colisión se ha prolongado desde la creación fantasmagórica del Ministerio de Cultura por los gobiernos militares como ornamento cívico, una “ducha” en la que se bañaron de democracia para darle una carnada al pueblo hondureño. Sin embargo, esto dio como resultado un Ministerio de Cultura insustancial porque la cultura promovida ha jugado a la par del discurso del sistema, un sistema cuyo discurso esencial ha sido el hedonismo, distribuido masivamente a través de los espacios culturales de los medios y a estos, lo que les interesa, es la promoción del hedonismo con el fin de crear una cultura light, y a la par de la cultura light está el folclor… entonces, esta combinación se encarga de discriminar y de forzar una acción paralela en la actividad del artista conciente, del artista revolucionario.
Decía Antonio Negri: “Siempre consideré –con la oficialización del Estado- que no son los intelectuales los que inventan las formas en las cuales se organizan las masas, son ellas las que proponen a la reflexión las formas bajo las cuales actuarán esos intelectuales”, o esos artistas. Eso, porque hemos llegado al punto de la participación intelectual. Hace unos días, teniendo una conversación con el poeta Jorge Martínez, él me decía: “Fabricio, el intelectual no es un creador de consignas, el intelectual debería ser tomado en cuenta como un ente teorizador que conduzca a la creación de manifestaciones prácticas dentro de la lucha”, y creo que tiene toda la razón.
Dentro de Artistas en Resistencia nos hemos invisibilizado para crear un marco donde la tribuna abierta y popular sea la bandera, tanto por la convicción que no seríamos nosotros quienes íbamos a subir a las tribunas para dar un dictamen estético cuando el pueblo ya estaba hablando en el formato poético a través de sus alocuciones y también, por la pugna a sottovoce de los mismos artistas que han visto como oportunismo este tipo de participaciones.
Dicho lo anterior vale la pena reflexionar sobre ello, y por eso vuelvo al punto del artista como eterno sospechoso, y aquí, la desconfianza probada y promovida por el sistema puso en desconfianza inicial al artista dentro del frente, precisamente porque la actividad artística siempre ha sido la de menor presupuesto (ya que estamos sustentados por una sociedad donde los valores económicos son la regla y que convierte toda mercancía en un valor moral, en un valor distintivo) no se nos tomó en cuenta -en su dimensión real- todo el empuje que tuvimos en las primeras dos o cuatro semanas, precisamente por esa razón natural del bajo presupuesto determinado siempre para el artista. Y sin embargo, desde Artistas en Resistencia logramos crear una plataforma que le dio alma a la lucha.
Pasando a otro plano, diré que hay un vacío cultural que el régimen confronta actualmente, por el hecho que los Artistas en Resistencia desaparecimos de las primeras planas o de las páginas culturales que los medios golpistas tienen en sus diarios. Entonces ¿quiénes son los que levantarán u organizarán el hecho estético de un país que tiene en las filas de la Resistencia a sus mayores exponentes? ¿A quiénes tendrán de muestrario artístico estos medios? ¿Cómo lograrán crear un pensum que valide culturalmente a este Golpe de Estado? Ellos desearían tener una Leni Riefensthal o un Heidegger entre sus filas… pero obviamente no los tienen, a menos que Segisfredo Infante sea Heidegger o César Indiano una Riefensthal.
Me pregunto esto porque el golpismo ya está echando mano no de teóricos nacionales, sino que de lobbystas e intelectualoides gringos o latinoamericanos, o rebuscando un apoyo teórico en artículos de vieja factura de Vargas Llosa, Montaner y otros reconocidos apologetas de la Derecha… ¿Cómo enfrentarán la deserción artística de las filas de la nacionalidad impuesta por medio de la brutalidad?
Al llegar a este punto, en que el golpismo se da cuenta que el artista reconocido se ha unido a la Resistencia, comienza a perfilarse algo que maneja muy bien todo sistema que se ve abandonado por su pensum intelectual: es el asumir el recurso de la fuerza bajo la premisa “dado que no lo puedo tener por las buenas lo tendré por las malas”; y no va a ser esto para atraerlo al redil, ya que ningún Estado puede obligar a un artista conciente a escribir o crear lo que le dictan a favor de un régimen dictatorial, no, lo harán pertenencia del régimen aniquilándolo con la fórmula “si no está con nosotros que desaparezca”. Esto ya se hacía en las guerras del mundo maya, como bien lo describen los murales de Bonampaks –y en muchas otras culturas antiguas también-, los primeros a quienes les cortaban las manos en la derrota era a los escribas ya que ellos serán siempre quienes escriban la historia. Así, la violencia se convierte en clave de mando u organización, y es una de las facetas terribles que ya estamos viviendo y que vendrá consuetudinaria en los próximos meses, y hay que asumirlo ya que es lo que trae el régimen en su relevo.
El régimen actual ya ha hecho un progrom mental con respecto al artista en Resistencia, y lo que se le viene al golpismo –si quiere perpetuarse- es iniciar de cero la construcción de su simbología, y definitivamente, estos símbolos, carecerán de la sensibilidad hacia las causas sociales y por lo tanto harán apología de una sensibilidad frígida, inhumana, exactamente lo que venían promoviendo los medios a través del hedonismo, el hedonismo que permite todo y que asegura que hay libertad pero todo está prohibido; el hedonismo donde toda sustancia se elimina, como es ejemplo y retomando conceptos de Zizec- la promoción masiva de tomar café pero descafeinado, tomar Coca-Cola pero dietética, beber alcohol pero sin emborracharse, fumar pero con la advertencia de que el tabaco mata… ¿Pero por qué? Porque podés obtener todo lo que querrás pero con la sustancia eliminada… es decir: existirá siempre una cultura en Honduras, pero insustancial, sin sus artistas, una cultura fantasmagórica, y por lo tanto, podés creer que en Honduras existe el arte y la cultura, pero sin los incómodos artistas.
domingo, 31 de enero de 2010
Imágenes colaterales del 27
Para mi, escribir la lista de los mártires de la Resistencia, fue uno de los momentos más dolorosos de ese día 27. Al cotejar con otras listas que nuestra "lista oficial" estaba incompleta, me llenó de una profunda tristeza, pero al mencionarlos uno a uno mientras soltábamos los globos y la multitud respondía ¡PRESENTE!, me devolvió a esta realidad tan inevitable como inclaudicable.
Recordé a la vez, la negación de un señor golpista cuando, en un intento de diálogo, yo le decía algunos de los nombres de los mártires: "Aquí nadie ha muerto -me dijo- esos son inventos que nadie puede comprobar... y si ha sucedido algo es porque es lógico que les suceda por andar de revoltosos..."
Etiquetas:
Artistas en Resistencia,
Fotografía,
Golpe de Estado Honduras
Lo patético
Cuando montábamos el escenario y sólo éramos apenas una docena, muy temprano, antes que la gran marcha asomara sus narices, los milicos asomaron su hocico.
Paseándose con su proverbial pedantería, revisaron nuestros vehículos y preguntaron:
- "¿Y esto qué es?"
- "Mantas" -les respondió el compañero.
- "Pero aquí dice que las Fuerzas Armadas basuras no deben de existir... y eso nos ofende, así que se las decomisamos".
Paseándose con su proverbial pedantería, revisaron nuestros vehículos y preguntaron:
- "¿Y esto qué es?"
- "Mantas" -les respondió el compañero.
- "Pero aquí dice que las Fuerzas Armadas basuras no deben de existir... y eso nos ofende, así que se las decomisamos".
Etiquetas:
Artistas en Resistencia,
Golpe de Estado Honduras
sábado, 30 de enero de 2010
Colores unidos del golpismo
La urgente capacidad del golpismo por crear una unidad mediática que se salte el sudor y la sangre de la Resistencia, ha creado una comunicación frívola que intenta recrear la "felicidad" producto de una "normalidad instaurada a través del terror y el cinismo, prácticamente, los recursos utilizados por la publicidad de Bennetón en su afán de crear un mundo "equilibrado" por la diversión y frescura de imágenes.
La evidente estrategia de darle a los deserteros de la Resitencia (Marvin Ponce y Cesar Ham) un poco de ilusión post-electoral, acabará con la renuncia o defenestración de sus cargos, una vez que se hayan demostrado incompetentes de remediar la confrontación con los campesinos y trabajadores en Resistencia (como es el caso de Alejandro Ventura, ex-dirigente magisterial ahora Ministro de Educación).
La apropiación de la "diversidad racial" ha creado un concepto fijo en torno a Benetton, sin importar que el mundo esté hoy más a expensas del racismo y la explotación, pero aún así, más vinculado al consumo y a la atmósfera aspiracional de los brief publicitarios.
F.E.
Etiquetas:
Afiches,
Artistas en Resistencia,
Golpe de Estado Honduras
viernes, 29 de enero de 2010
Agradecimiento de Artistas en Resistencia
Las hijas e hijos de Morazán, el Frente Nacional de Resistencia Popular y ARTISTAS en RESISTENCIA cumplimos el día 27 de enero de 2010 una jornada más de lucha, de dignidad, de construcción colectiva de la patria justa que deseamos. La mega manifestación de la Resistencia dijo “Hasta pronto, comandante” a Manuel Zelaya Rosales, con la convicción de que seguiremos de pie y de frente al horizonte de la Asamblea Nacional Constituyente como medio para refundar Honduras. Confirmamos que vamos a profundizar la lucha mediante la organización, la formación política y de conciencia, la movilización permanente.
Como siempre, es difícil manejar un evento como el que juntos desarrollamos en la Plaza Issis Obed Murillo. Artistas en Resistencia quisiera contar con un escenario en el que quepan todas las almas en Resistencia, todo el arte popular en Resistencia, todas las manifestaciones político culturales de la Resistencia, todo el tiempo, amor y energías que todas y todos queremos mostrar que arde en nuestros pechos y brilla en nuestras mentes…, pero siempre tenemos tiempo y espacio en contra. Disculpen todas y todos los que no pudieron entrar en el programa de ese día. La lucha continúa y llegará el momento justo y la tarea directa que cada quien ha de cumplir.
En nombre del FNRP y de AenR, gracias por permitirnos coordinar este y todos los eventos anteriores, gracias por acompañarnos como equipo de apoyo, como equipo técnico, como donantes de recursos, como artistas también en resistencia, como pueblo solidario y copartícipe de la refundación de Honduras. Gracias a Feministas en Resistencia, al Centro de Derechos de la Mujer, al Centro de Estudios de la Mujer-Honduras, al COFADEH, a la ANDEPH, al FRU, a Los Necios, a Mujeres en las Artes, a Café Librería Paradiso, a los sindicatos de las Centrales de Trabajadores, a Terco Producciones, a El Libertador, a Radio Globo, a Radio Progreso, a Café Guancasco, a Karlita Lara, a Fernando Rey, a Nelson Pavón, a Carlos Díaz, a David Herrera, a Proyecto Gritón, a Rebelión Marioneta, a las bandas colegialas, al COPRUMH, al COPEMH, a Colpedagogosh, al Colprosumah, a la Asociación Cultural Memorias, a Teatro La Siembra, a Conflicto Amelié, a Yeco, a Gerónimo, a la Unión de Escritores y Artistas de Honduras, a los barrios en resistencia, entre muchísimas organizaciones y personas que han apoyado a ARTISTAS en RESISTENCIA en cada evento político cultural que hemos organizado como parte del Frente Nacional de Resistencia Popular.
Gracias a todas y todos. La lucha sigue.
¡Hasta la victoria siempre!
Samuel Trigueros
Como siempre, es difícil manejar un evento como el que juntos desarrollamos en la Plaza Issis Obed Murillo. Artistas en Resistencia quisiera contar con un escenario en el que quepan todas las almas en Resistencia, todo el arte popular en Resistencia, todas las manifestaciones político culturales de la Resistencia, todo el tiempo, amor y energías que todas y todos queremos mostrar que arde en nuestros pechos y brilla en nuestras mentes…, pero siempre tenemos tiempo y espacio en contra. Disculpen todas y todos los que no pudieron entrar en el programa de ese día. La lucha continúa y llegará el momento justo y la tarea directa que cada quien ha de cumplir.
En nombre del FNRP y de AenR, gracias por permitirnos coordinar este y todos los eventos anteriores, gracias por acompañarnos como equipo de apoyo, como equipo técnico, como donantes de recursos, como artistas también en resistencia, como pueblo solidario y copartícipe de la refundación de Honduras. Gracias a Feministas en Resistencia, al Centro de Derechos de la Mujer, al Centro de Estudios de la Mujer-Honduras, al COFADEH, a la ANDEPH, al FRU, a Los Necios, a Mujeres en las Artes, a Café Librería Paradiso, a los sindicatos de las Centrales de Trabajadores, a Terco Producciones, a El Libertador, a Radio Globo, a Radio Progreso, a Café Guancasco, a Karlita Lara, a Fernando Rey, a Nelson Pavón, a Carlos Díaz, a David Herrera, a Proyecto Gritón, a Rebelión Marioneta, a las bandas colegialas, al COPRUMH, al COPEMH, a Colpedagogosh, al Colprosumah, a la Asociación Cultural Memorias, a Teatro La Siembra, a Conflicto Amelié, a Yeco, a Gerónimo, a la Unión de Escritores y Artistas de Honduras, a los barrios en resistencia, entre muchísimas organizaciones y personas que han apoyado a ARTISTAS en RESISTENCIA en cada evento político cultural que hemos organizado como parte del Frente Nacional de Resistencia Popular.
Gracias a todas y todos. La lucha sigue.
¡Hasta la victoria siempre!
Samuel Trigueros
Etiquetas:
Artistas en Resistencia,
Golpe de Estado Honduras
Del mecanismo bloqueado
Estando sobre el escenario y viendo la masiva convocatoria de la marcha del 27, no podía dejar de reflexionar sobre el destino inmediato de esa fuerza que en torrentes llegaba hasta las mallas del aeropuerto Toncontín.
Como un enorme imán, Mel atrajo poderoso y en cuatro ocasiones diferentes al pueblo en Resistencia: en su primer intento de entrada el 5 de julio, en su segundo intento en agosto en el Departamento de El Paraíso; en su impresionante entrada a Honduras e inmediato encarcelamiento en la Embajada de Brasil y en esta última ocasión, 27 de enero, día de su salida con salvoconducto.
En cada uno de estos impactantes actos personales de Mel, el pueblo en Resistencia se movilizó como un aparato circulatorio que busca llegar imperiosa al cerebro... roja y clamorosa, la Resistencia fue en busca de su imán y en el trancurso, todo el cuerpo de la nación sintió las convulsiones de la vida. No tengo la menor duda en afirmar que no ha existido en toda la historia de este país semejante simbiosis, algo que sufren con rabia y encono los retrasados golpistas, que desearían tener entre manos a una personalidad de esta tallan sui generis, tan evocadora como anti-sistémica.
Lo que Mel ha logrado es la destrucción del molde básico e histórico que mantenía petrificado al pueblo hondureño, y sus efectos, han erosionado hasta el alma granítica de la los ultra-fascistas, que ahora hacen intentos patéticos para crearle una imagen bromista y relajada al Lobo Pepe, que ya está usando una serie de bromitas y gestos que se acerquen a la francas y proverbiales maneras de Mel.
Queda saber hasta dónde necesita la Resistencia de la figura de Manuel Zelaya y si la Constituyente anhelada necesitará de su presencia mediática para alcanzarse. Lo que si estamos seguros, es que ni uno solo de los mecanismos de represión y desmantelamiento puestos en práctica por el golpismo para aniquilar a la Resistencia ha funcionado: ni el embrujo de la clasificación al Mundial de Sudáfrica, ni el descomunal Estado de Sitio, ni los impertinentes Toques de Queda, ni los asesinatos selectivos, torturas, secuestros, detenciones masivas, golpes, gases y amenazas,ni siquiera el automatismo grabado por décadas en el determinismo mental hondureño a través de las elecciones generales, ¡NADA! ¡NADA! ¡ABSOLUTAMENTE NADA HA LOGRADO DETENER A LA RESISTENCIA!
Así que esto se ha convertido en vida y la vida en Resistencia en cultura nacional. Ya veremos cuánto aguantan ellos en realidad.
F.E.
Como un enorme imán, Mel atrajo poderoso y en cuatro ocasiones diferentes al pueblo en Resistencia: en su primer intento de entrada el 5 de julio, en su segundo intento en agosto en el Departamento de El Paraíso; en su impresionante entrada a Honduras e inmediato encarcelamiento en la Embajada de Brasil y en esta última ocasión, 27 de enero, día de su salida con salvoconducto.
En cada uno de estos impactantes actos personales de Mel, el pueblo en Resistencia se movilizó como un aparato circulatorio que busca llegar imperiosa al cerebro... roja y clamorosa, la Resistencia fue en busca de su imán y en el trancurso, todo el cuerpo de la nación sintió las convulsiones de la vida. No tengo la menor duda en afirmar que no ha existido en toda la historia de este país semejante simbiosis, algo que sufren con rabia y encono los retrasados golpistas, que desearían tener entre manos a una personalidad de esta tallan sui generis, tan evocadora como anti-sistémica.
Lo que Mel ha logrado es la destrucción del molde básico e histórico que mantenía petrificado al pueblo hondureño, y sus efectos, han erosionado hasta el alma granítica de la los ultra-fascistas, que ahora hacen intentos patéticos para crearle una imagen bromista y relajada al Lobo Pepe, que ya está usando una serie de bromitas y gestos que se acerquen a la francas y proverbiales maneras de Mel.
Queda saber hasta dónde necesita la Resistencia de la figura de Manuel Zelaya y si la Constituyente anhelada necesitará de su presencia mediática para alcanzarse. Lo que si estamos seguros, es que ni uno solo de los mecanismos de represión y desmantelamiento puestos en práctica por el golpismo para aniquilar a la Resistencia ha funcionado: ni el embrujo de la clasificación al Mundial de Sudáfrica, ni el descomunal Estado de Sitio, ni los impertinentes Toques de Queda, ni los asesinatos selectivos, torturas, secuestros, detenciones masivas, golpes, gases y amenazas,ni siquiera el automatismo grabado por décadas en el determinismo mental hondureño a través de las elecciones generales, ¡NADA! ¡NADA! ¡ABSOLUTAMENTE NADA HA LOGRADO DETENER A LA RESISTENCIA!
Así que esto se ha convertido en vida y la vida en Resistencia en cultura nacional. Ya veremos cuánto aguantan ellos en realidad.
F.E.
Etiquetas:
Golpe de Estado Honduras,
Política
Allan McDonald: Las calles sin Manuel
Detrás de una cinta de seda bordada con manos esclavas yace el traje oscuro del nuevo presidente de Honduras, don Porfirio, un hombre de cerro abierto al igual que don Manuel Zelaya.
La televisión local a destajo soltó las imagines del circo en vivo, del traspaso presidencial de la ultima pantomima de la democracia estilo Honduras.
Solo dos presidentes vinieron de visita de los 256 que tiene el mundo.
Ricardo Martinelli de Panamá, un velón del imperio, arrastrado con ansias de ser el satélite de EE.UU. Y el presidente de la república de China (Taiwán)
Ma Ying-jeou que ni idea tiene que idioma se habla en Honduras y para qué sirven los garrotes que se usan en un golpe de Estado, porque allá en su país se usan para hacer palillos chinos.
Detrás de todo este teatro carísimo y malo, están las calles, abandonadas, aunque por ella caminen 350 mil almas de rojo y negro, con la dignidad en las espaldas y en la vida, gritando, aclamando al presidente del pueblo: Manuel Zelaya.
Pese a esto, las calles están vacías, sin Manuel Zelaya, ningún viento pasa por la ciudad, ni ese aliento helado que en las noches verdeolivo se congelaba en las afueras de la embajada de Brasil, donde el hombre estaba secuestrado, rehén de gorilas enfundados en un caparazón servil de burgueses horrorizados por el pueblo.
Zelaya se fue en un avión con su sombrero, su mujer, su hija y su nieta que caminaba triste con un vestidito rojo, volándole como un pájaro herido en medio de este pálido azul que es la patria que dejan.
Mel solo dijo 7 letras: “volveré”…
Eso fue todo, no había más palabras; eso lo encerraba todo, allí en esas 7 letras estaban la utopía y los sueños, la esperanza y la lucha, la dignidad y la masa, la fe y la locura, la razón y la lágrima.
El avión voló junto al presidente Leonel Fernández de República Dominicana, solo se vio la sombra en lo alto del cielo ya oscuro por los últimos adioses de la muchedumbre chusma que abajo lanzaban besos y abrazos para el hombre que dio todo por ellos.
Detrás de eso, las calles es un desierto, vacío, sin gorilas y sin nostalgias, sin fantasías y sin humo, sin retenes y sin cobardes trincheras, abandonadas esas calles por donde franqueó el paso redoblado de los fantasmas verduscos. Cruzar por esas aceras donde los compañeros dieron la batalla envuelta en pañuelos rojos y banderas blancas, solo los grafitis quedan en las paredes con un “te amo patria” y una beso marcado en la pared de la embajada brasileña para un amor perdido.
Las calles no son, ni serán nunca iguales sin Manuel, sin la lucha que el abanderó, sin la fuerza que el dio, sin las palabras que el lanzó como un barrilete místico, sin Manuel las calles de Honduras son huellas frescas en el asfalto, nada camina, nada anda, solo los pasos perdidos de una anciana buscando entre la basura los escombros de la democracia.
La televisión local a destajo soltó las imagines del circo en vivo, del traspaso presidencial de la ultima pantomima de la democracia estilo Honduras.
Solo dos presidentes vinieron de visita de los 256 que tiene el mundo.
Ricardo Martinelli de Panamá, un velón del imperio, arrastrado con ansias de ser el satélite de EE.UU. Y el presidente de la república de China (Taiwán)
Ma Ying-jeou que ni idea tiene que idioma se habla en Honduras y para qué sirven los garrotes que se usan en un golpe de Estado, porque allá en su país se usan para hacer palillos chinos.
Detrás de todo este teatro carísimo y malo, están las calles, abandonadas, aunque por ella caminen 350 mil almas de rojo y negro, con la dignidad en las espaldas y en la vida, gritando, aclamando al presidente del pueblo: Manuel Zelaya.
Pese a esto, las calles están vacías, sin Manuel Zelaya, ningún viento pasa por la ciudad, ni ese aliento helado que en las noches verdeolivo se congelaba en las afueras de la embajada de Brasil, donde el hombre estaba secuestrado, rehén de gorilas enfundados en un caparazón servil de burgueses horrorizados por el pueblo.
Zelaya se fue en un avión con su sombrero, su mujer, su hija y su nieta que caminaba triste con un vestidito rojo, volándole como un pájaro herido en medio de este pálido azul que es la patria que dejan.
Mel solo dijo 7 letras: “volveré”…
Eso fue todo, no había más palabras; eso lo encerraba todo, allí en esas 7 letras estaban la utopía y los sueños, la esperanza y la lucha, la dignidad y la masa, la fe y la locura, la razón y la lágrima.
El avión voló junto al presidente Leonel Fernández de República Dominicana, solo se vio la sombra en lo alto del cielo ya oscuro por los últimos adioses de la muchedumbre chusma que abajo lanzaban besos y abrazos para el hombre que dio todo por ellos.
Detrás de eso, las calles es un desierto, vacío, sin gorilas y sin nostalgias, sin fantasías y sin humo, sin retenes y sin cobardes trincheras, abandonadas esas calles por donde franqueó el paso redoblado de los fantasmas verduscos. Cruzar por esas aceras donde los compañeros dieron la batalla envuelta en pañuelos rojos y banderas blancas, solo los grafitis quedan en las paredes con un “te amo patria” y una beso marcado en la pared de la embajada brasileña para un amor perdido.
Las calles no son, ni serán nunca iguales sin Manuel, sin la lucha que el abanderó, sin la fuerza que el dio, sin las palabras que el lanzó como un barrilete místico, sin Manuel las calles de Honduras son huellas frescas en el asfalto, nada camina, nada anda, solo los pasos perdidos de una anciana buscando entre la basura los escombros de la democracia.
Etiquetas:
Caricatura,
Golpe de Estado Honduras,
Narrativa
jueves, 28 de enero de 2010
La despedida al compañero Manuel Zelaya Rosales, 27 de enero Fotos Mayra Oyuela y Léster Rodríguez
Parte del "Muro Golpista a derribar"
La Banda Hermanos Paz, de Catacamas, Olancho, ciudad de nacimiento de Manuel Zelaya.
En este momento del despegue, un silencio tremendo se extendió por la zona.
Hubo un momento en que la aglomeración en torno a las mallas del aeropuerto amenazó con repetir la fatídica fusilería del 5 de julio del 2009
David Montecinos, en el momento de arengar a la multitud. David fue bautizado desde el inicio de la lucha como "El niño de la Resistencia"
Este mural fue donado por "Los de Abajo", organización social de estadounidenses que ha mantenido un apoyo directo al COPINH y al FNRP. "Los de abajo" provienen de Chicago.
El jet dominicano que conducía a Manuel Zelaya, se detuvo por unos instantes en los que el pueblo pudo corear sus consignas de apoyo y despedida. Fue uno de los momentos más memorables de la tarde.
Instante en que Mayra Mejía (Ministra del Trabajo en el Gobierno del Poder Ciudadano) entregaba la Banda Presidencial a los representantes de la Resistencia, simbolizados en la niñez de David, en la ancianidad de las señoras Dionisia Yolanda (las "Abuelas de la Resistencia") y en la dirigencia del compañero Juan Barahona.
La Banda Hermanos Paz, de Catacamas, Olancho, ciudad de nacimiento de Manuel Zelaya.
En este momento del despegue, un silencio tremendo se extendió por la zona.
Hubo un momento en que la aglomeración en torno a las mallas del aeropuerto amenazó con repetir la fatídica fusilería del 5 de julio del 2009
David Montecinos, en el momento de arengar a la multitud. David fue bautizado desde el inicio de la lucha como "El niño de la Resistencia"
Este mural fue donado por "Los de Abajo", organización social de estadounidenses que ha mantenido un apoyo directo al COPINH y al FNRP. "Los de abajo" provienen de Chicago.
El jet dominicano que conducía a Manuel Zelaya, se detuvo por unos instantes en los que el pueblo pudo corear sus consignas de apoyo y despedida. Fue uno de los momentos más memorables de la tarde.
Instante en que Mayra Mejía (Ministra del Trabajo en el Gobierno del Poder Ciudadano) entregaba la Banda Presidencial a los representantes de la Resistencia, simbolizados en la niñez de David, en la ancianidad de las señoras Dionisia Yolanda (las "Abuelas de la Resistencia") y en la dirigencia del compañero Juan Barahona.
La Banda Presidencial simbolizó el "Traspaso de Mando" hacia el pueblo en Resistencia y fue enviada directamente por Manuel Zelaya.
Las compañeras lencas del COPINH, provenientes del Departamento de Intibucá, occidente de Honduras.
Despedida y compromiso de lucha.
La presencia policial siempre fue una amenza durante todo el evento.
Más de 350,000 miembros de la Resistencia marchamos el día de ayer en Tegucigalpa hasta desembocar al final de la pista del Aeropuerto Toncontín, el mismo lugar donde nuestro primer mártir,Isis Obed Murillo, muriera aquel fatídico 5 de julio del 2009. Previo a la salida del compañero Manuel Zelaya, la actividad cultural organizada por Artistas en Resistencia, dio una demostración más de la vitalidad con que asumimos la lucha.
F.E.
Las compañeras lencas del COPINH, provenientes del Departamento de Intibucá, occidente de Honduras.
Despedida y compromiso de lucha.
La presencia policial siempre fue una amenza durante todo el evento.
Más de 350,000 miembros de la Resistencia marchamos el día de ayer en Tegucigalpa hasta desembocar al final de la pista del Aeropuerto Toncontín, el mismo lugar donde nuestro primer mártir,Isis Obed Murillo, muriera aquel fatídico 5 de julio del 2009. Previo a la salida del compañero Manuel Zelaya, la actividad cultural organizada por Artistas en Resistencia, dio una demostración más de la vitalidad con que asumimos la lucha.
El momento del despegue del avión fue conmovedor, un hito histórico inolvidable por las cientos de reacciones que provocó: consignas, lágrimas, promesas de vencer y refundar un nuevo país en medio de la despedida del primer Presidente desterrado del Siglo XXI en América Latina.
Y como muestra, el acto simbólico del traspaso de la banda presidencial a tres representantes de la Resistencia: el niño David Montecinos, la "Abuela de la Resistencia" Dionisia y el dirigente del FNRP (Frente Nacional de Resistencia Popular) Juan Barahona.
La ex-ministra del Trabajo, Mayra Mejía, fue la encargada de entregarles la banda. Mientras tanto, el Estadio Nacional era llenado de militares hasta la coronilla, las calles de Tegucigalpa volvieron a sentir el peso de la Resistencia Hondureña, cada vez más fortalecida y decidida. Nuestro camino hacia la Constituyente adquiere mayor fuerza!
F.E.
Etiquetas:
Artistas en Resistencia,
Fotografía,
Golpe de Estado Honduras
martes, 26 de enero de 2010
Ante este día, 27 de enero
COMUNICADO No. 4
Artistas en Resistencia comunica a la comunidad nacional e internacional que:
Ratificamos la posición del FNRP de desconocer la legalidad y legitimidad del gobierno de Porfirio “pepe” Lobo Sosa, en virtud de considerarlo la continuación del golpe de Estado perpetrado contra el gobierno legítimo de Manuel Zelaya Rosales el 28 de junio de 2009.
Nos adherimos a todos los objetivos y tareas del FNRP que conduzcan a la organización, formación y movilización para la refundación de Honduras.
Denunciamos la usurpación de las entidades y espacios culturales por parte del régimen de facto, cuyo más reciente acto es el intento de pervertir para sus fines políticos y mediáticos la imagen del héroe Gral. Francisco Morazán al adjudicarse la creación del Museo Casa Morazán, proyecto iniciado hace medio siglo y retomado por el gobierno del Poder Ciudadano.
Declaramos el valor histórico que representa para la lucha popular la ofrenda de vida de nuestros mártires cuya sangre derramada no será en vano.
Exigimos el cese a todas las formas de represión contra la Resistencia Popular, y demandamos de las instancias legales nacionales e internacionales competentes la aplicación de las leyes que deduzcan responsabilidades directas por las violaciones sistemáticas a los derechos humanos perpetrados por el régimen de facto.
Convocamos a todos los artistas, intelectuales, profesionales, gestores y trabajadores de la cultura a conformar un Frente Cultural en Resistencia que se oponga de manera inteligente, activa y sistemática al proyecto de usurpación, desnaturalización y empobrecimiento de los procesos culturales del pueblo hondureño.
Exhortamos al pueblo hondureño a mantener la unidad de la lucha hacia la refundación de una patria liberada mediante la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente Popular que desmantele los aparatos oligárquicos y las imposiciones imperialistas, que históricamente han socavado nuestros recursos, derechos e ideales,
TeguciGOLPE 27 de enero de 2010
Hasta la victoria siempre!
Artistas en Resistencia comunica a la comunidad nacional e internacional que:
Ratificamos la posición del FNRP de desconocer la legalidad y legitimidad del gobierno de Porfirio “pepe” Lobo Sosa, en virtud de considerarlo la continuación del golpe de Estado perpetrado contra el gobierno legítimo de Manuel Zelaya Rosales el 28 de junio de 2009.
Nos adherimos a todos los objetivos y tareas del FNRP que conduzcan a la organización, formación y movilización para la refundación de Honduras.
Denunciamos la usurpación de las entidades y espacios culturales por parte del régimen de facto, cuyo más reciente acto es el intento de pervertir para sus fines políticos y mediáticos la imagen del héroe Gral. Francisco Morazán al adjudicarse la creación del Museo Casa Morazán, proyecto iniciado hace medio siglo y retomado por el gobierno del Poder Ciudadano.
Declaramos el valor histórico que representa para la lucha popular la ofrenda de vida de nuestros mártires cuya sangre derramada no será en vano.
Exigimos el cese a todas las formas de represión contra la Resistencia Popular, y demandamos de las instancias legales nacionales e internacionales competentes la aplicación de las leyes que deduzcan responsabilidades directas por las violaciones sistemáticas a los derechos humanos perpetrados por el régimen de facto.
Convocamos a todos los artistas, intelectuales, profesionales, gestores y trabajadores de la cultura a conformar un Frente Cultural en Resistencia que se oponga de manera inteligente, activa y sistemática al proyecto de usurpación, desnaturalización y empobrecimiento de los procesos culturales del pueblo hondureño.
Exhortamos al pueblo hondureño a mantener la unidad de la lucha hacia la refundación de una patria liberada mediante la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente Popular que desmantele los aparatos oligárquicos y las imposiciones imperialistas, que históricamente han socavado nuestros recursos, derechos e ideales,
TeguciGOLPE 27 de enero de 2010
Hasta la victoria siempre!
Etiquetas:
Artistas en Resistencia,
Golpe de Estado Honduras
lunes, 25 de enero de 2010
Milicos felicitan a la mujer hondureña en su día
Se reportan tres detenidos y una persona golpeada por la Policía Nacional en San Pedro Sula cuando las Mujeres en Resistencia en San Pedro Sula se disponían instalar sus mantas y preparar el acto de conmemoración del Día de la Mujer en la Plaza Libertad.
Han militarizado el parque central por los preparativos de la toma de posesión como alcalde del Doctor Juan Carlos Zúniga . El oficial de policía Miranda llego de forma airada dijo que impedirían cualquier acto de protesta y este día dijo "el parque es de la policía".
Golpearon a un vendedor ambulante que acompaña a las actividades de la Resistencia, se llevaron detenidos a tres jóvenes que apoyaban a las mujeres en el montaje de la conmemoración, también les fue decomisado la manta alusiva al Día de la Mujer.
Algunos miembros/as del Frente de Resistencia se han movilizado hacía las instalaciones de la Policía para exigir la liberación de los jóvenes.
Por su parte las Mujeres en Resistencia se han trasladado al frente de la Plaza Libertdad, en el atrio de la Catedral para desarrollar la actividad.
Comun-Noticias
25 de enero
Dia de la Mujer Hondureña
Han militarizado el parque central por los preparativos de la toma de posesión como alcalde del Doctor Juan Carlos Zúniga . El oficial de policía Miranda llego de forma airada dijo que impedirían cualquier acto de protesta y este día dijo "el parque es de la policía".
Golpearon a un vendedor ambulante que acompaña a las actividades de la Resistencia, se llevaron detenidos a tres jóvenes que apoyaban a las mujeres en el montaje de la conmemoración, también les fue decomisado la manta alusiva al Día de la Mujer.
Algunos miembros/as del Frente de Resistencia se han movilizado hacía las instalaciones de la Policía para exigir la liberación de los jóvenes.
Por su parte las Mujeres en Resistencia se han trasladado al frente de la Plaza Libertdad, en el atrio de la Catedral para desarrollar la actividad.
Comun-Noticias
25 de enero
Dia de la Mujer Hondureña
Etiquetas:
Derechos Humanos,
Golpe de Estado Honduras
Tiembla Haití, François Duvalier, el Hitler negro
Rafael Castellano
Rebelión/Maverick Ink Press
Haití es la isla de las Antillas donde más arraigaron los rituales animistas. Generaciones de africanos descendientes de esclavos seguirán venerando a Uedó, Damballa, Ogún y otras deidades que viajaron en las sentinas de los bajeles negreros. La promoción de este culto junto con la exaltación de la negritud sirvieron en su día para la ‘agitprop’ que afianzará bajo la égida EUA al tirano François Duvalier, a su familia, su camarilla y su despiadada policía.
Duvalier, padre, será en Haití el Hitler negro cuyo populismo proclama la superioridad de su raza, aunque la diezme, y legitima la práctica hasta entonces proscrita del vudú, religión en la que a los oficiantes se les conoce como ‘papaloi’. Sumo sacerdote, pasará a ser conocido como Papa Doc. No es un alias cariñoso, sino un título que aterra.
Las élites acaudaladas negras, mestizas, criollas y estadounidenses le apoyan en su meteórico ascenso a una presidencia vitalicia, hereditaria y tutelada. Le entronizan mayormente unos EUA que reclaman los altos intereses de sus empréstitos, a los que el erario vernáculo no puede responder. Se los cobrarán tras una de sus repetidas invasiones de ayuda humanitaria. Haití se convierte, reiteración histórica, en país en quiebra donde cunden la hambruna, la intemperie y una desesperación reprimida por cuerpos de policía infiltrados e implacables. Donde se amasan fortunas dormidas.
Las huestes de ocupación militar USA, es la norma, se instalan tras convertir a Haití en protectorado. Aunque su desprecio por los ‘darkies’ es absoluto -en 1957 el Ku Klux Klan está en su apogeo- mandan los intereses de Wall Street. Florecen las inversiones de magnates en plantaciones de cafeto, cacao, maíz, algodón o caña cuyos beneficios íntegros se esfuman sin que un solo céntimo se dedique a remediar las dramáticas condiciones de vida de la isla y de sus habitantes, de nuevo esclavos aunque con peor amo y ración.
Ello crea paro endémico y cólera insurgente en zonas rurales donde la casta aristocrática nada en oro y los jornaleros sin jornal desesperan en viviendas de chabolismo que jamás conocerán el cemento, uno de los escasos productos industriales de Haití. La situación tensa desemboca en motines que al enfrentarse tanto al poder abusivo local como a los diablos blancos, disuade a otro sector importante: el turismo que acude a las playas y, sobre todo, a la isla de los misterios y de unos muertos vivientes que han dejado de ser un mito.
Exaltación de la negritud
Se valen los invasores de reyezuelos sustentados por una omnipresencia paramilitar que mantiene a raya a los insurrectos y sospechosos. Caciques de frac y faja cruzada con los colores nacionales -aquí no se da la caricatura del dictador uniformado asimilable al portero del Waldorf Astoria– se ven sujetos a un control económico extranjero que facilita la intrusión de advenedizos en el primer paraíso fiscal de la historia.
Algunos apadrinan a contados haitianos que pronto constituirán a la pequeñoburguesía del lugar, futura clase media dócil. Este Edén sólo beneficia a la población privilegiada, nativa o extranjera, y deja bajo el único amparo de la superstición y la ira a unos discrepantes a quienes irrita el sistema perverso que les encadena. Son libres, pero malviven peor que sus tatarabuelos.
En 1931 uno de los invadidos aburguesados, por así llamarlos, habla con un corresponsal que acaba de ver al tiranuelo Joseph Borno en coche descubierto junto a su benefactor plenipotenciario, Nord Alexis. Las masas aclaman a ambos e ignoran “si el presidente es el blanco o el negro”.
El campesino ha prosperado. Dice: “Diez años atrás, el país estaba infestado por los ‘cacos’, los bandidos que nos robaban. Necesitaba tres días de borrico para llegar a la ciudad. Nada más llegar a Puerto Príncipe se nos reclutaba, ya fuera en provecho del gobierno o de los grupos revolucionarios que iban a cambiar las cosas y no las cambiaban nunca. Ahora no hay bandidos, no hay revolucionarios. Vivo en paz, planto lo que puedo, pago impuestos razonables y voy en autobús a la ciudad en cuatro horas”.
Naturalmente que no veía insurgentes. La rebelión de los ‘cacos’ fue apaciguada en 1918 tras el asesinato de 16.000 presuntos sediciosos y sospechosos de serlo.
El mismo reportero que había acudido a Haití en busca de testimonios halló a un viejo en Turgeau, en un parque colonial de la barriada chic de Puerto Príncipe.
Dijo el negro de pelo blanco: “Desde mi infancia, y la infancia de mi padre, este jardín público era inseparable de nuestros juegos y travesuras. Pero mi nieto ya no va al jardín. Un día, cerca de la fuente, unos niños blancos gritaron: ¡Venid a ver a un pequeño ‘nigger’ vestido como un mono! Los viejos hemos necesitado mucho tiempo para comprender las cosas que los americanos han traído consigo. Para nosotros la palabra negro era como ario, nórdico, latino, lo que implicaba ciertas particularidades, pero ninguna vejatoria. Pero ahora a nuestros hijos les avergüenza ser negros o ser haitianos. Me dicen que los americanos han traído la prosperidad, la paz, la seguridad y mejoras de orden material. Pero ¿compensa ello que hayan estrangulado nuestro orgullo y envenenado nuestras almas?”
Sería terreno abonado, veinte años después, para que Papa Doc manipule con su exaltación del vudú y la negritud a una buena parte de las turbas irritadas. Cuyo cabreo llegará al climax cuando la hipocresía internacional castigue al régimen con boicots que desmienten el espejismo del antes citado agricultor feliz, ya que únicamente repercuten en una población machacada por la bota del tirano y sus pretendidos aojamientos. Censo que, exceptuando a los criollos y blancos enriquecidos al límite mediante la rapiña fiduciaria, abandona toda esperanza y recurre de nuevo a un muy explicable bandidaje. Será reprimido de forma inicua por los Ton-Ton Macoute y sus listas negras, confeccionadas a capricho o con denuncias por rencillas.
La explotación de recursos mineros haitianos de cobre y bauxita, material que se emplea en la consecución de un cemento de mayor resistencia que el portland, se exporta en economía espectral fundamentada en trapicheos bursátiles y refugio de divisas. Todo ello desertifica un campo sometido a erosión y a talas descontroladas de bosques. Cualquier cataclismo hallará las mejores condiciones, allí, para ensañarse. Es cuestión de tiempo.
Enésima Carta Magna
Jamás cuidó Papa Doc, y menos los terratenientes extranjeros, de prevenir catástrofes caribeñas. En los ‘houmforts’ o refugios animistas se sigue confiando en la protección de Damballa, el dios serpiente, o en Legbá, genio de las encrucijadas. El habitat del país es de paja, adobe, penuria y holocaustos indiscriminados. Éstos corren a cargo de una policía secreta donde hallan refugio con rancho los lugareños fornidos en quienes ya no cabe el escrúpulo. (En los años de Aristide, los Ton-Ton Macoute retirados reclamarán sus pensiones). El terrorismo de Estado de condición física y espiritista -Papá Doc todo lo sabe y no solo te asesina, luego te exhuma y convierte en zombie irrecuperable- fueron el pedestal del tirano en largos años de crueldad.
Asumirá François Duvalier el poder tras un periodo inestable que culmina con el derrocamiento de Paul Magloire. A Magloire, abogado y militar, le habían elegido en democracia orgánica. Antes de legitimarse por sufragio en octubre, sin embargo, Magloire ha protagonizado en mayo un golpe de Estado.
Su cuartelazo, que depuso a Dumarsais Estimé, se constituye en Junta Militar. La Carta Magna que subsigue es la número 22 en Haití desde 1805. Con Magloire el desarrollo se funda otra vez en inversiones leoninas extranjeras. Se hipoteca el propio país, lo cual acarreará una más de las muchas bancarrotas nacionales y, por hablar de las catastróficas consecuencias que hoy conmueven al mundo, a buenas horas, no se destina ni una piastra a fomentar infraestructuras con hormigón del lugar, una de sus escasas y prósperas industrias.
También se esfuerza el gobierno Magloire en acabar con la discriminación de la comunidad negra hacia la criolla o mestiza. Pero este presidente intenta perpetuarse en el cargo y provoca la cólera de la oposición y una huelga general revolucionaria. Así, un Duvalier que carece de carisma animista porque aún no ha sido consagrado como Papa Doc se beneficiará de esta revuelta, pero jamás permitirá otra cuando acceda al mando.
Desde 1956 hasta mayo de 1957 se han suceden en Haití cuatro gobiernos provisionales cuyo proyecto sempiterno consiste en celebrar “elecciones libres, honestas y sinceras”. Sin pucherazo. La última de ellas fracasa tras el mutis sobreactuado de un François Duvalier con mayor ambición que la de consejero raso y que acertará, bien asesorado, en su táctica del caos.
Al borde de la guerra civil, Daniel Fignolé accede a la presidencia provisional. Fignolé es racista, o sea, partidario de la supremacía negra, como Duvalier dice serlo. Se hace acompañar en gobierno bifronte por el general jefe del Ejército y personaje clave en esta historia: Antoine Kebreau.
Un gendarme sordo
Kebreau, que ha alcanzado tan alto empleo desde su condición de teniente de gendarmería del distrito Croix de Bouquet en los años 1930, siempre hizo la vista gorda ante unas “ceremonias misteriosas’” que él sabía perfectamente dónde y cuándo tenían lugar y que en esas fechas estaban terminantemente prohibidas por la ley. Sobre el papel.
Católicos a machamartillo, los ricachos y latifundistas más que abominar del vudú lo desprecian y mofan como liturgia supersticiosa propia de la chusma. Así, los presidentes Joseph Borno y Eugène Roy mantendrán a los ‘papaloi’ y ‘mamaloi’ en un simulacro continuo de clandestinidad. Aunque los tambores retumben por los valles en noches escogidas, Kebreau se hace el sordo.
Al tanto de todas las citas en los ‘houmforts’ o templos de la religión ancestral, este poderoso teniente jamás desplegará mucho celo en reprimirla. Es más, no la coartará en absoluto. Sabía: uno, que no podría aplastar ese culto aunque lo intentara; y dos, que le iba a ser de gran utilidad a la hora de ayudar en la sombra a un Duvalier que utilizará las creencias africanas como baza para ganarse a las masas y, de paso, aterrorizarlas con su fama de telépata. Si Duvalier es Hitler, Kebreau será su Goëbbels.
(En España un Franco o un Mola africanistas y desprovistos de todo fervor cristiano se convertirán del día a la mañana, y por las mismas fechas, en paladines del catolicismo: hay que atraerse al Requeté mediante una mística fingida. Es la misma jugada que la de Kebreau y Papa Doc).
Logrará Fignolé gobernar, todo un récord a la baja, durante 19 días de 1957. Sus alegatos van a exasperar a las clases distinguidas que se sienten amenazadas por sus discursos radicales. Aunque, más que nada, lo que desasosiega a los rastacueros y arribistas es que Fignolé haya apaciguado los ánimos y conseguido la paz. La paz en Haití resulta peligrosa. En Haití y en todas las democracias disfrazadas
El 13 de juno de 1957, un Antoine Kebreau que ya es general en jefe y supuesto aliado de Fignolé, se le revuelve, lo destituye por las malas y lo envía al exilio. Sublevadas de nuevo las turbas, las fuerzas del orden y el ejército silencian al pueblo indignado a base de asesinatos. Tres mil cadáveres, más o menos, sirven esta vez de seria advertencia para quienes deseen vengarles.
El brujo Duvalier
La escalada a la presidencia de Papa Doc, que más que despenalizar el vudú lo proselitiza, y a quien Antoine Kebreau ha puesto la alfombra que lleva al trono otorgándole un currículo de apologeta de la negritud y sus latrías, coincide con otros acontecimientos próximos que en ultramar inquietan mucho a quienes tienen su propio taumaturgo: Mc Carthy. El cual, por cierto, en su civilizada patria ha logrado que los esposos Rosemberg, judíos y “espías atómicos”, convictos aunque no confesos, sean declarados reos de muerte el 5 de abril de 1951.
Por otra parte, en Cienfuegos, Cuba, oficiales y suboficiales que simpatizan con los barbudos de Sierra Maestra y con el desembarco del Granma en diciembre de 1956, se levantan contra otro ex sargento vertiginosamente ascendido a dictador: Fulgencio Batista. Éste se refugia en Marbella, España, donde creará escuela.
En Guatemala se ha vivido la experiencia Arbenz, presidente socialista que, acusado de satélite de Moscú por los intereses de la United Fruit, será enviado al destierro. En Venezuela se libran de Pérez Jiménez, otra marioneta EUA que anula todo sufragio que le sea adverso, amañado o no, y que echa mano del tesoro como si fuera su cuenta corriente.
Es en este contexto donde, en Haití, se afianza Papa Doc. Facilitará la autoridad definitiva de unos blancos racistas a la viceversa. Los cuales le exigen que controle a los descontentos, que son la inmensa mayoría. Ya que éstos, sin poder expresarlo, ven cómo todo el capital se vuelca en intereses foráneos y los deja desprotegidos en cuanto a la construcción, los transportes, la vivienda, la alimentación y las exportaciones de la producción propia: ésta no aporta un chavo para el imprescindible desarrollo interior.
A modo de reafirmación USA, un duvalierismo más protegido por el Tío Sam que por Uedó, Damballa y Wangol juntos, se conforma como férrea dictadura autocrática a la que apoyan una minoría de hacendados con afán de monopolio, una clase criolla inmensamente acaudalada y una parte del lumpenproletariat a la que Papa Doc adula en descarada charlatanería.
Es, insistamos, un Hitler afro cuyo panteón –en el que no cree, como tampoco el Führer en el suyo– es la versión antillana de los Nibelungos, las Walkirias y las sagas hiperbóreas que imantan a unas masas en crisis de identidad. Identidad que el Führer, o Papa Doc. van a concederles. Fanatizándolas.
Otra opción espiritual
No se pretende aquí mostrar desprecio hacia una opción espiritual que para indignación católica incluye en sus liturgias símbolos como la cruz, los santos, la Virgen y el Nazareno en un entorno de calaveras, teas, sacrificios de animales, bayaderas a lo Beyoncé e himnos con tam-tam en lugar de armonio. Deidades crísticas, las citadas, que los nativos adoptan de inmediato como figurillas decorativas y dignas de culto. Es la santería, pronto explotada en Europa con simulacros sacaperras y tiendas de hechizos y adivinación.
Olvidaba la Iglesia establecida en Haití las criptas con momias de frailes, los ágapes en catacumbas, el éxodo de Moisés, en sus días herético. No se observa en el vudú ningún elemento esotérico que no conste en otros credos que contemplan como normales el exorcismo, la unción del crisma, la transfiguración o el ascenso a una peana de personajes que, dice el Vaticano, obraron milagros. Por no hablar de los creacionistas de la derechona yanki. Y qué decir de ese otro paganismo social de festejar al icono –tantas veces apócrifo- del barrio o del pueblo.
Qué decir, también, de un Islam que hoy, lo practique quien lo practique, es estigma y coartada para demonizar a Allah e invadir sus desiertos.
Presidente vitalicio
El 14 de junio de 1964, con Lyndon B. Johnson en la Casa Blanca, un François Duvalier que lleva ejerciendo de Papa Doc siete años, todo un Guiness, queda investido presidente vitalicio de Haití. Su mandato expiraba en 1963, pero la aprensión de los votantes hacia sus poderes ocultistas y los manejos en el recuento lo reeligieron por seis años más.
Porque junto al miedo físico que infunden los Ton-Ton Macoute, su guardia pretoriana, Papa Doc difunde y explota el rumor de su capacidad para el sortilegio. Subdominio estadounidense desde noviembre de 1915 tras endeudarse con la banca USA, los innúmeros gobiernos haitianos jamás se preocuparán de las antes citadas infraestructuras, pequeñas empresas y, sobre todo, cultivos que durante siglos habían sido ubérrimos y a los que la deforestación convierte en secarrales. Tampoco se promueven la creación de empleo ni la sanidad.
Ello provoca que Puerto Príncipe se sature en lo demográfico debido a la afluencia incontrolable de quienes ya no pueden vivir de sus pequeñas explotaciones agrarias y cuyo éxodo en busca de trabajo o de comida bloquea la capacidad de la metrópoli.
Haití es, pues, una crisis continua, finisecular e imparable. Los recursos, desde 1515, se atomizan. Se instala el país entonces, para irritación de las clases campesinas desahuciadas, en la hamaca de la usura a gran escala y el blanqueo de dinero. Tráfico de divisas que solo aprovechan sus patrocinadores, bucaneros del siglo XX que cuando se quiebre el cuerno de la abundancia abandonarán la isla dejando a su numerosa servidumbre en el polvo del camino y sin amparo ni futuro.
Teniente y virrey
Esos trapicheros bursátiles no dejarán en Haití más recursos que el armamento y los vehículos made in USA que a modo de compensación por su talante hospitalario les ha legado la superpotencia a los Duvalier. Dejan asimismo inhabitados y a merced de la jungla sus suntuosos palacetes de “terrazas al ras del suelo”, tal y como testimonia un antropólogo de los años 1930, el neoyorquino Seabrook. Este investigador arriba a la isla y se aloja en Puerto Príncipe. Se muda después a una de las mansiones vacías, fantasmales y semiderruidas para estudiar en directo el fenómeno del vudú, de los papaloi y los houmforts. En uno de ellos escuchará el saludo al sol:
-- Solei levé non l’est. Li couché lan Guinéa.
(El sol se levanta al este y se pone en Guinea).
De su primer guía y servidor dice Seabrook que “le habíamos dado diez piastras, equivalente a cincuenta francos, una cantidad elevada. El pobre estaba desnutrido y gracias al anticipo podría atiborrarse durante ocho días. Un pollo en Haití cuesta tres francos cincuenta”.
En sus páginas reaparecen los dos símbolos de la situación. Un amigo suyo, el mayor USA Davis, “sentía una repugnancia instintiva sentándose a la mesa con ‘niggers’ haitianos”. En cuanto al ya tan citado teniente Kebreau, era “un hombre gallardo, de edad madura, seis pies de alto, bello como una estatua de bronce, con bigotes en punta y una piel del mismo color que su cinturón o sus zapatos de charol”.
En cuanto a la innegable connivencia del teniente y futuro general y valedor de Papa Doc con el vudú, afirma Seabrook que “ejercía en la meseta de Cul-de-Sac la autoridad política de un virrey”. Y deja caer en lo tocante a los proscritos rituales: “No insinúo que favoreciese abiertamente las infracciones de la ley”. Es más cierto, empero, “que en los demás distritos a cargo de un teniente o capitán blanco, en Léogane, por ejemplo, y en una aldea al este de Gonaives había ‘casas de misterio’ alineadas a simple vista en la carretera por donde pasaban los generales blancos”.
Como la democracia aparente es condición sine qua non para sus protectores de allende el Golfo de México, el brujo y político Duvalier logra mediante fraudes y cacicazgos que lo ratifiquen como tal en plebiscito. Se trata de una más de las tiranías genocidas que las urnas bendicen y que le conceden plenos poderes tras un escrutinio manipulado o favorecido por sus métodos de castigo de opositores. Frente a las conspiraciones internas con intentos de invasión y revolución popular, Papa Doc refuerza aún más sus mecanismos represivos: tortura, delatores, sicarios sumergidos y propagación intensificada de su clarividencia como ‘papaloi’.
Los Léopards
Papa Doc fallece de muerte (sobre) natural en Puerto Príncipe, el 22 de abril de 1971. Un clima de intrigas palaciegas, sobre todo la que defiende a la viuda, concluye con el nombramiento de su hijo de 19 años Jean-Claude Duvalier, “Baby Doc”, como heredero dinástico de la más inclemente de las dictaduras americanas.
Duvalier II, ya entronizado, declara su intención de proseguir en la tesitura administrativa de su padre con el apoyo “de los hombres fuertes del país”. Envejecidos y arcaicos los Ton-Ton Macoute, espanto de enemigos y secuaces, Jean-Claude se pasa a la modernidad animista con un cuerpo paramilitar en plan Rangers a cuyos componentes bautiza como los Léopards. Se encargarán de la represión y la contrainsurgencia a fuerza de torturas, confites, ‘dedos’ y espías.
Durante esta segunda presidencia vitalicia de un Haití donde se ejerce impunemente el terrorismo de Estado, los Léopards se constituyen en brutales sayones que agentes especiales del gigante atlántico adiestran. EUA sólo cimenta en el país bases estratégicas y cloacas para los estraperlos multimillonarios de su banca. Los Léopards, pues, gozan de licencia para detener a capricho, arrancar falsas confesiones a la fuerza y, ante todo, coartar cualquier disensión o rebeldía latentes.
Papa Doc y sus poderosos compinchados, los diablos blancos, se desentendieron de todo progreso. Primaban la especulación y la perpetuación de latifundios yermos. De aquel lodazal proviene la hecatombe que hoy, con más o menos tartufismo, conmueve a los países desarrollados. Ya hemos visto la postura cínica de superstars que aportan cuantiosas limosnas y de ello alardean ante cámaras y vídeos. La picaresca no descansa, y acabo de recibir un ‘phishing’ macabro que me insta en nombre de la Cruz Roja británica a depositar una donación en sus cuentas.De nuevo narcisismo, currículo y vuelta al ruedo. También nos hacen yúyu unos marines que, si distribuyen alimentos y ayudan en salvamentos, lo hacen armados hasta los dientes. Quizás para tranquilizar a un paisanaje que teme el regreso de los ‘cacos’. En California supieron los EUA combatir a la amenazadora falla de San Andrés con sistemas de ingeniería y arquitectura de prevención. En Haití, ni siquiera se comportaron como los ilustrados padres de la Independencia. Su motto actual, y el de otros países, se enuncia así: Nada para el pueblo, pero con el pueblo.
Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Rebelión/Maverick Ink Press
Haití es la isla de las Antillas donde más arraigaron los rituales animistas. Generaciones de africanos descendientes de esclavos seguirán venerando a Uedó, Damballa, Ogún y otras deidades que viajaron en las sentinas de los bajeles negreros. La promoción de este culto junto con la exaltación de la negritud sirvieron en su día para la ‘agitprop’ que afianzará bajo la égida EUA al tirano François Duvalier, a su familia, su camarilla y su despiadada policía.
Duvalier, padre, será en Haití el Hitler negro cuyo populismo proclama la superioridad de su raza, aunque la diezme, y legitima la práctica hasta entonces proscrita del vudú, religión en la que a los oficiantes se les conoce como ‘papaloi’. Sumo sacerdote, pasará a ser conocido como Papa Doc. No es un alias cariñoso, sino un título que aterra.
Las élites acaudaladas negras, mestizas, criollas y estadounidenses le apoyan en su meteórico ascenso a una presidencia vitalicia, hereditaria y tutelada. Le entronizan mayormente unos EUA que reclaman los altos intereses de sus empréstitos, a los que el erario vernáculo no puede responder. Se los cobrarán tras una de sus repetidas invasiones de ayuda humanitaria. Haití se convierte, reiteración histórica, en país en quiebra donde cunden la hambruna, la intemperie y una desesperación reprimida por cuerpos de policía infiltrados e implacables. Donde se amasan fortunas dormidas.
Las huestes de ocupación militar USA, es la norma, se instalan tras convertir a Haití en protectorado. Aunque su desprecio por los ‘darkies’ es absoluto -en 1957 el Ku Klux Klan está en su apogeo- mandan los intereses de Wall Street. Florecen las inversiones de magnates en plantaciones de cafeto, cacao, maíz, algodón o caña cuyos beneficios íntegros se esfuman sin que un solo céntimo se dedique a remediar las dramáticas condiciones de vida de la isla y de sus habitantes, de nuevo esclavos aunque con peor amo y ración.
Ello crea paro endémico y cólera insurgente en zonas rurales donde la casta aristocrática nada en oro y los jornaleros sin jornal desesperan en viviendas de chabolismo que jamás conocerán el cemento, uno de los escasos productos industriales de Haití. La situación tensa desemboca en motines que al enfrentarse tanto al poder abusivo local como a los diablos blancos, disuade a otro sector importante: el turismo que acude a las playas y, sobre todo, a la isla de los misterios y de unos muertos vivientes que han dejado de ser un mito.
Exaltación de la negritud
Se valen los invasores de reyezuelos sustentados por una omnipresencia paramilitar que mantiene a raya a los insurrectos y sospechosos. Caciques de frac y faja cruzada con los colores nacionales -aquí no se da la caricatura del dictador uniformado asimilable al portero del Waldorf Astoria– se ven sujetos a un control económico extranjero que facilita la intrusión de advenedizos en el primer paraíso fiscal de la historia.
Algunos apadrinan a contados haitianos que pronto constituirán a la pequeñoburguesía del lugar, futura clase media dócil. Este Edén sólo beneficia a la población privilegiada, nativa o extranjera, y deja bajo el único amparo de la superstición y la ira a unos discrepantes a quienes irrita el sistema perverso que les encadena. Son libres, pero malviven peor que sus tatarabuelos.
En 1931 uno de los invadidos aburguesados, por así llamarlos, habla con un corresponsal que acaba de ver al tiranuelo Joseph Borno en coche descubierto junto a su benefactor plenipotenciario, Nord Alexis. Las masas aclaman a ambos e ignoran “si el presidente es el blanco o el negro”.
El campesino ha prosperado. Dice: “Diez años atrás, el país estaba infestado por los ‘cacos’, los bandidos que nos robaban. Necesitaba tres días de borrico para llegar a la ciudad. Nada más llegar a Puerto Príncipe se nos reclutaba, ya fuera en provecho del gobierno o de los grupos revolucionarios que iban a cambiar las cosas y no las cambiaban nunca. Ahora no hay bandidos, no hay revolucionarios. Vivo en paz, planto lo que puedo, pago impuestos razonables y voy en autobús a la ciudad en cuatro horas”.
Naturalmente que no veía insurgentes. La rebelión de los ‘cacos’ fue apaciguada en 1918 tras el asesinato de 16.000 presuntos sediciosos y sospechosos de serlo.
El mismo reportero que había acudido a Haití en busca de testimonios halló a un viejo en Turgeau, en un parque colonial de la barriada chic de Puerto Príncipe.
Dijo el negro de pelo blanco: “Desde mi infancia, y la infancia de mi padre, este jardín público era inseparable de nuestros juegos y travesuras. Pero mi nieto ya no va al jardín. Un día, cerca de la fuente, unos niños blancos gritaron: ¡Venid a ver a un pequeño ‘nigger’ vestido como un mono! Los viejos hemos necesitado mucho tiempo para comprender las cosas que los americanos han traído consigo. Para nosotros la palabra negro era como ario, nórdico, latino, lo que implicaba ciertas particularidades, pero ninguna vejatoria. Pero ahora a nuestros hijos les avergüenza ser negros o ser haitianos. Me dicen que los americanos han traído la prosperidad, la paz, la seguridad y mejoras de orden material. Pero ¿compensa ello que hayan estrangulado nuestro orgullo y envenenado nuestras almas?”
Sería terreno abonado, veinte años después, para que Papa Doc manipule con su exaltación del vudú y la negritud a una buena parte de las turbas irritadas. Cuyo cabreo llegará al climax cuando la hipocresía internacional castigue al régimen con boicots que desmienten el espejismo del antes citado agricultor feliz, ya que únicamente repercuten en una población machacada por la bota del tirano y sus pretendidos aojamientos. Censo que, exceptuando a los criollos y blancos enriquecidos al límite mediante la rapiña fiduciaria, abandona toda esperanza y recurre de nuevo a un muy explicable bandidaje. Será reprimido de forma inicua por los Ton-Ton Macoute y sus listas negras, confeccionadas a capricho o con denuncias por rencillas.
La explotación de recursos mineros haitianos de cobre y bauxita, material que se emplea en la consecución de un cemento de mayor resistencia que el portland, se exporta en economía espectral fundamentada en trapicheos bursátiles y refugio de divisas. Todo ello desertifica un campo sometido a erosión y a talas descontroladas de bosques. Cualquier cataclismo hallará las mejores condiciones, allí, para ensañarse. Es cuestión de tiempo.
Enésima Carta Magna
Jamás cuidó Papa Doc, y menos los terratenientes extranjeros, de prevenir catástrofes caribeñas. En los ‘houmforts’ o refugios animistas se sigue confiando en la protección de Damballa, el dios serpiente, o en Legbá, genio de las encrucijadas. El habitat del país es de paja, adobe, penuria y holocaustos indiscriminados. Éstos corren a cargo de una policía secreta donde hallan refugio con rancho los lugareños fornidos en quienes ya no cabe el escrúpulo. (En los años de Aristide, los Ton-Ton Macoute retirados reclamarán sus pensiones). El terrorismo de Estado de condición física y espiritista -Papá Doc todo lo sabe y no solo te asesina, luego te exhuma y convierte en zombie irrecuperable- fueron el pedestal del tirano en largos años de crueldad.
Asumirá François Duvalier el poder tras un periodo inestable que culmina con el derrocamiento de Paul Magloire. A Magloire, abogado y militar, le habían elegido en democracia orgánica. Antes de legitimarse por sufragio en octubre, sin embargo, Magloire ha protagonizado en mayo un golpe de Estado.
Su cuartelazo, que depuso a Dumarsais Estimé, se constituye en Junta Militar. La Carta Magna que subsigue es la número 22 en Haití desde 1805. Con Magloire el desarrollo se funda otra vez en inversiones leoninas extranjeras. Se hipoteca el propio país, lo cual acarreará una más de las muchas bancarrotas nacionales y, por hablar de las catastróficas consecuencias que hoy conmueven al mundo, a buenas horas, no se destina ni una piastra a fomentar infraestructuras con hormigón del lugar, una de sus escasas y prósperas industrias.
También se esfuerza el gobierno Magloire en acabar con la discriminación de la comunidad negra hacia la criolla o mestiza. Pero este presidente intenta perpetuarse en el cargo y provoca la cólera de la oposición y una huelga general revolucionaria. Así, un Duvalier que carece de carisma animista porque aún no ha sido consagrado como Papa Doc se beneficiará de esta revuelta, pero jamás permitirá otra cuando acceda al mando.
Desde 1956 hasta mayo de 1957 se han suceden en Haití cuatro gobiernos provisionales cuyo proyecto sempiterno consiste en celebrar “elecciones libres, honestas y sinceras”. Sin pucherazo. La última de ellas fracasa tras el mutis sobreactuado de un François Duvalier con mayor ambición que la de consejero raso y que acertará, bien asesorado, en su táctica del caos.
Al borde de la guerra civil, Daniel Fignolé accede a la presidencia provisional. Fignolé es racista, o sea, partidario de la supremacía negra, como Duvalier dice serlo. Se hace acompañar en gobierno bifronte por el general jefe del Ejército y personaje clave en esta historia: Antoine Kebreau.
Un gendarme sordo
Kebreau, que ha alcanzado tan alto empleo desde su condición de teniente de gendarmería del distrito Croix de Bouquet en los años 1930, siempre hizo la vista gorda ante unas “ceremonias misteriosas’” que él sabía perfectamente dónde y cuándo tenían lugar y que en esas fechas estaban terminantemente prohibidas por la ley. Sobre el papel.
Católicos a machamartillo, los ricachos y latifundistas más que abominar del vudú lo desprecian y mofan como liturgia supersticiosa propia de la chusma. Así, los presidentes Joseph Borno y Eugène Roy mantendrán a los ‘papaloi’ y ‘mamaloi’ en un simulacro continuo de clandestinidad. Aunque los tambores retumben por los valles en noches escogidas, Kebreau se hace el sordo.
Al tanto de todas las citas en los ‘houmforts’ o templos de la religión ancestral, este poderoso teniente jamás desplegará mucho celo en reprimirla. Es más, no la coartará en absoluto. Sabía: uno, que no podría aplastar ese culto aunque lo intentara; y dos, que le iba a ser de gran utilidad a la hora de ayudar en la sombra a un Duvalier que utilizará las creencias africanas como baza para ganarse a las masas y, de paso, aterrorizarlas con su fama de telépata. Si Duvalier es Hitler, Kebreau será su Goëbbels.
(En España un Franco o un Mola africanistas y desprovistos de todo fervor cristiano se convertirán del día a la mañana, y por las mismas fechas, en paladines del catolicismo: hay que atraerse al Requeté mediante una mística fingida. Es la misma jugada que la de Kebreau y Papa Doc).
Logrará Fignolé gobernar, todo un récord a la baja, durante 19 días de 1957. Sus alegatos van a exasperar a las clases distinguidas que se sienten amenazadas por sus discursos radicales. Aunque, más que nada, lo que desasosiega a los rastacueros y arribistas es que Fignolé haya apaciguado los ánimos y conseguido la paz. La paz en Haití resulta peligrosa. En Haití y en todas las democracias disfrazadas
El 13 de juno de 1957, un Antoine Kebreau que ya es general en jefe y supuesto aliado de Fignolé, se le revuelve, lo destituye por las malas y lo envía al exilio. Sublevadas de nuevo las turbas, las fuerzas del orden y el ejército silencian al pueblo indignado a base de asesinatos. Tres mil cadáveres, más o menos, sirven esta vez de seria advertencia para quienes deseen vengarles.
El brujo Duvalier
La escalada a la presidencia de Papa Doc, que más que despenalizar el vudú lo proselitiza, y a quien Antoine Kebreau ha puesto la alfombra que lleva al trono otorgándole un currículo de apologeta de la negritud y sus latrías, coincide con otros acontecimientos próximos que en ultramar inquietan mucho a quienes tienen su propio taumaturgo: Mc Carthy. El cual, por cierto, en su civilizada patria ha logrado que los esposos Rosemberg, judíos y “espías atómicos”, convictos aunque no confesos, sean declarados reos de muerte el 5 de abril de 1951.
Por otra parte, en Cienfuegos, Cuba, oficiales y suboficiales que simpatizan con los barbudos de Sierra Maestra y con el desembarco del Granma en diciembre de 1956, se levantan contra otro ex sargento vertiginosamente ascendido a dictador: Fulgencio Batista. Éste se refugia en Marbella, España, donde creará escuela.
En Guatemala se ha vivido la experiencia Arbenz, presidente socialista que, acusado de satélite de Moscú por los intereses de la United Fruit, será enviado al destierro. En Venezuela se libran de Pérez Jiménez, otra marioneta EUA que anula todo sufragio que le sea adverso, amañado o no, y que echa mano del tesoro como si fuera su cuenta corriente.
Es en este contexto donde, en Haití, se afianza Papa Doc. Facilitará la autoridad definitiva de unos blancos racistas a la viceversa. Los cuales le exigen que controle a los descontentos, que son la inmensa mayoría. Ya que éstos, sin poder expresarlo, ven cómo todo el capital se vuelca en intereses foráneos y los deja desprotegidos en cuanto a la construcción, los transportes, la vivienda, la alimentación y las exportaciones de la producción propia: ésta no aporta un chavo para el imprescindible desarrollo interior.
A modo de reafirmación USA, un duvalierismo más protegido por el Tío Sam que por Uedó, Damballa y Wangol juntos, se conforma como férrea dictadura autocrática a la que apoyan una minoría de hacendados con afán de monopolio, una clase criolla inmensamente acaudalada y una parte del lumpenproletariat a la que Papa Doc adula en descarada charlatanería.
Es, insistamos, un Hitler afro cuyo panteón –en el que no cree, como tampoco el Führer en el suyo– es la versión antillana de los Nibelungos, las Walkirias y las sagas hiperbóreas que imantan a unas masas en crisis de identidad. Identidad que el Führer, o Papa Doc. van a concederles. Fanatizándolas.
Otra opción espiritual
No se pretende aquí mostrar desprecio hacia una opción espiritual que para indignación católica incluye en sus liturgias símbolos como la cruz, los santos, la Virgen y el Nazareno en un entorno de calaveras, teas, sacrificios de animales, bayaderas a lo Beyoncé e himnos con tam-tam en lugar de armonio. Deidades crísticas, las citadas, que los nativos adoptan de inmediato como figurillas decorativas y dignas de culto. Es la santería, pronto explotada en Europa con simulacros sacaperras y tiendas de hechizos y adivinación.
Olvidaba la Iglesia establecida en Haití las criptas con momias de frailes, los ágapes en catacumbas, el éxodo de Moisés, en sus días herético. No se observa en el vudú ningún elemento esotérico que no conste en otros credos que contemplan como normales el exorcismo, la unción del crisma, la transfiguración o el ascenso a una peana de personajes que, dice el Vaticano, obraron milagros. Por no hablar de los creacionistas de la derechona yanki. Y qué decir de ese otro paganismo social de festejar al icono –tantas veces apócrifo- del barrio o del pueblo.
Qué decir, también, de un Islam que hoy, lo practique quien lo practique, es estigma y coartada para demonizar a Allah e invadir sus desiertos.
Presidente vitalicio
El 14 de junio de 1964, con Lyndon B. Johnson en la Casa Blanca, un François Duvalier que lleva ejerciendo de Papa Doc siete años, todo un Guiness, queda investido presidente vitalicio de Haití. Su mandato expiraba en 1963, pero la aprensión de los votantes hacia sus poderes ocultistas y los manejos en el recuento lo reeligieron por seis años más.
Porque junto al miedo físico que infunden los Ton-Ton Macoute, su guardia pretoriana, Papa Doc difunde y explota el rumor de su capacidad para el sortilegio. Subdominio estadounidense desde noviembre de 1915 tras endeudarse con la banca USA, los innúmeros gobiernos haitianos jamás se preocuparán de las antes citadas infraestructuras, pequeñas empresas y, sobre todo, cultivos que durante siglos habían sido ubérrimos y a los que la deforestación convierte en secarrales. Tampoco se promueven la creación de empleo ni la sanidad.
Ello provoca que Puerto Príncipe se sature en lo demográfico debido a la afluencia incontrolable de quienes ya no pueden vivir de sus pequeñas explotaciones agrarias y cuyo éxodo en busca de trabajo o de comida bloquea la capacidad de la metrópoli.
Haití es, pues, una crisis continua, finisecular e imparable. Los recursos, desde 1515, se atomizan. Se instala el país entonces, para irritación de las clases campesinas desahuciadas, en la hamaca de la usura a gran escala y el blanqueo de dinero. Tráfico de divisas que solo aprovechan sus patrocinadores, bucaneros del siglo XX que cuando se quiebre el cuerno de la abundancia abandonarán la isla dejando a su numerosa servidumbre en el polvo del camino y sin amparo ni futuro.
Teniente y virrey
Esos trapicheros bursátiles no dejarán en Haití más recursos que el armamento y los vehículos made in USA que a modo de compensación por su talante hospitalario les ha legado la superpotencia a los Duvalier. Dejan asimismo inhabitados y a merced de la jungla sus suntuosos palacetes de “terrazas al ras del suelo”, tal y como testimonia un antropólogo de los años 1930, el neoyorquino Seabrook. Este investigador arriba a la isla y se aloja en Puerto Príncipe. Se muda después a una de las mansiones vacías, fantasmales y semiderruidas para estudiar en directo el fenómeno del vudú, de los papaloi y los houmforts. En uno de ellos escuchará el saludo al sol:
-- Solei levé non l’est. Li couché lan Guinéa.
(El sol se levanta al este y se pone en Guinea).
De su primer guía y servidor dice Seabrook que “le habíamos dado diez piastras, equivalente a cincuenta francos, una cantidad elevada. El pobre estaba desnutrido y gracias al anticipo podría atiborrarse durante ocho días. Un pollo en Haití cuesta tres francos cincuenta”.
En sus páginas reaparecen los dos símbolos de la situación. Un amigo suyo, el mayor USA Davis, “sentía una repugnancia instintiva sentándose a la mesa con ‘niggers’ haitianos”. En cuanto al ya tan citado teniente Kebreau, era “un hombre gallardo, de edad madura, seis pies de alto, bello como una estatua de bronce, con bigotes en punta y una piel del mismo color que su cinturón o sus zapatos de charol”.
En cuanto a la innegable connivencia del teniente y futuro general y valedor de Papa Doc con el vudú, afirma Seabrook que “ejercía en la meseta de Cul-de-Sac la autoridad política de un virrey”. Y deja caer en lo tocante a los proscritos rituales: “No insinúo que favoreciese abiertamente las infracciones de la ley”. Es más cierto, empero, “que en los demás distritos a cargo de un teniente o capitán blanco, en Léogane, por ejemplo, y en una aldea al este de Gonaives había ‘casas de misterio’ alineadas a simple vista en la carretera por donde pasaban los generales blancos”.
Como la democracia aparente es condición sine qua non para sus protectores de allende el Golfo de México, el brujo y político Duvalier logra mediante fraudes y cacicazgos que lo ratifiquen como tal en plebiscito. Se trata de una más de las tiranías genocidas que las urnas bendicen y que le conceden plenos poderes tras un escrutinio manipulado o favorecido por sus métodos de castigo de opositores. Frente a las conspiraciones internas con intentos de invasión y revolución popular, Papa Doc refuerza aún más sus mecanismos represivos: tortura, delatores, sicarios sumergidos y propagación intensificada de su clarividencia como ‘papaloi’.
Los Léopards
Papa Doc fallece de muerte (sobre) natural en Puerto Príncipe, el 22 de abril de 1971. Un clima de intrigas palaciegas, sobre todo la que defiende a la viuda, concluye con el nombramiento de su hijo de 19 años Jean-Claude Duvalier, “Baby Doc”, como heredero dinástico de la más inclemente de las dictaduras americanas.
Duvalier II, ya entronizado, declara su intención de proseguir en la tesitura administrativa de su padre con el apoyo “de los hombres fuertes del país”. Envejecidos y arcaicos los Ton-Ton Macoute, espanto de enemigos y secuaces, Jean-Claude se pasa a la modernidad animista con un cuerpo paramilitar en plan Rangers a cuyos componentes bautiza como los Léopards. Se encargarán de la represión y la contrainsurgencia a fuerza de torturas, confites, ‘dedos’ y espías.
Durante esta segunda presidencia vitalicia de un Haití donde se ejerce impunemente el terrorismo de Estado, los Léopards se constituyen en brutales sayones que agentes especiales del gigante atlántico adiestran. EUA sólo cimenta en el país bases estratégicas y cloacas para los estraperlos multimillonarios de su banca. Los Léopards, pues, gozan de licencia para detener a capricho, arrancar falsas confesiones a la fuerza y, ante todo, coartar cualquier disensión o rebeldía latentes.
Papa Doc y sus poderosos compinchados, los diablos blancos, se desentendieron de todo progreso. Primaban la especulación y la perpetuación de latifundios yermos. De aquel lodazal proviene la hecatombe que hoy, con más o menos tartufismo, conmueve a los países desarrollados. Ya hemos visto la postura cínica de superstars que aportan cuantiosas limosnas y de ello alardean ante cámaras y vídeos. La picaresca no descansa, y acabo de recibir un ‘phishing’ macabro que me insta en nombre de la Cruz Roja británica a depositar una donación en sus cuentas.De nuevo narcisismo, currículo y vuelta al ruedo. También nos hacen yúyu unos marines que, si distribuyen alimentos y ayudan en salvamentos, lo hacen armados hasta los dientes. Quizás para tranquilizar a un paisanaje que teme el regreso de los ‘cacos’. En California supieron los EUA combatir a la amenazadora falla de San Andrés con sistemas de ingeniería y arquitectura de prevención. En Haití, ni siquiera se comportaron como los ilustrados padres de la Independencia. Su motto actual, y el de otros países, se enuncia así: Nada para el pueblo, pero con el pueblo.
Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
domingo, 24 de enero de 2010
Entrevista a Silvio Rodríguez - Mario Casasús, Telesur
“El ALBA intenta un modelo superior de relaciones en Latinoamérica y espero que lo consiga”
Por Mario Casasús/teleSUR
En entrevista exclusiva con teleSUR, Silvio Rodríguez (1946) habla de literatura y política, en la víspera del nuevo material discográfico, Segunda cita: “El día que presenté a la prensa Cita con ángeles (2003), que es un disco muy marcado por la agresión a Irak, mencioné que en algún lugar no muy lejano me estaba esperando una cita con los ángeles de mi país. Después me di cuenta de que en Cuba los serafines somos sencillamente los cubanos, porque la Revolución fue como Prometeo, que entregó el fuego, del saber, a los mortales”
Autor de una inconmensurable discografía, cabe mencionar: Días y flores (1975); Te doy una canción (1975); Cuando digo futuro (1977); Al final de este viaje (1978); Mujeres (1979); Rabo de nube (1980); Unicornio (1982); Tríptico (1984); Causas y azares (1986); Oh melancolía (1987); Silvio Rodríguez en Chile (1990); Canciones urgentes (1991); Silvio (1992); Rodríguez (1994); Domínguez (1996); Descartes (1998); Mariposas (1999); Expedición (2002); Citan con ángeles (2003); Érase que se era (2006) y Segunda cita (2010).
Silvio comparte diversas reflexiones con los lectores de teleSUR: “Cuba es tratada como a Prometeo y, además, con mucha hipocresía. Cada sol ve los abusos sin nombre que desde el capitalismo se cometen, pero el socialismo arrastra faltas que sus enemigos saben aprovechar. Hoy no basta con ser pacífico y solidario, ni alcanza con velar por el porvenir: hoy el socialismo debe emular y vencer las pautas de libertad que los consorcios mediáticos recomiendan. Ignoro si un socialismo que juegue y gane en esos campos sería proclamado Socialismo del siglo XXI”
MC.- Ediciones Ojalá publicó Canciones del mar (1996) y el año pasado salió de la imprenta un extenso Cancionero (2009), ¿habrá una tercera antología con esbozos de narrativa, partituras y poesía?, ¿quizás un libro con fotografías dispersas de su autoría?
SR.- Pudiera decirse que Canciones del mar llevaba treinta años escrito y que por eso no fue muy difícil organizarlo; para convertirlo en libro sólo tuve que redactar el prólogo. Cancionero surgió de Te doy una canción (2006), la antología que publicó Planeta, imposible de vender en Cuba, por el precio. Así que nos propusimos que la versión cubana fuera tan buena, o mejor: cambiamos el formato, pusimos otras fotos y dibujé las viñetas especialmente para la edición. Prácticamente hicimos otro libro. Agregamos ciertas canciones que aunque no están en discos tuvieron cierta relevancia.
Por último añadimos algunas más, inéditas. En total no suman cuatrocientas. Respecto a un posible libro futuro, en estos momentos no sabría decirle.
MC.- La canción “Segunda cita”, dice: “El dolor que no curen los ángeles/ojalá que no pueda volver/La canción que no canten los ángeles/sólo el viento la puede saber”. En Cita con ángeles encontramos referencias a las trágicas muertes de Giordano Bruno, José Martí, García Lorca, Lennon, Allende, Che Guevara y Luther King, ¿el más reciente disco lo imaginó en correspondencia al que grabó en 2003?, ¿cuál será el pretexto para la Segunda cita?
SR.- El día que presenté a la prensa Cita con ángeles (2003), que es un disco muy marcado por la agresión a Irak, mencioné que en algún lugar no muy lejano me estaba esperando una cita con los ángeles de mi país. Después me di cuenta de que en Cuba los serafines somos sencillamente los cubanos, porque la Revolución fue como Prometeo, que entregó el fuego, del saber, a los mortales. Es por eso que Segunda cita (2010) habla de una persona que se pone unas alas postizas y cuenta lo que haría si fuera un espíritu celeste.
Este presunto ángel de la guarda comienza por quejarse de ciertas brumas. Parte de esa niebla se debe a mi creencia de que la llamada ofensiva revolucionaria de 1968 fue un error que todavía estamos pagando. Fue cuando el Estado decidió administrar todas las facetas de la vida nacional y comenzó el laberinto burocrático. Respeto a quien pueda pensar diferente pero, para mí, aquel traspié nos condujo hasta el nudo gordiano de hoy.
O sea que los dolores mencionados en Segunda cita son nuestros. “Sea señora” alude la evolución que la sociedad cubana necesita, invocando a Antonio Maceo y a José Martí, pilares de nuestra nación. “Demasiado” es un bolero que trata de hacer ver cómo los absolutos abruman y generan respuestas. “Trovador antiguo” es un tributo a mis dos orígenes: San Antonio (mi pueblo natal) y San Leopoldo (el barrio habanero donde crecí), desde cuyas ruinas me incorporo al olvido y voto por la vida naciente. “Bendita”, originalmente, fue concebida para un documental. En esta nueva versión agregué una rogativa a la virgen de la Caridad de El Cobre, la Patrona de Cuba.
La mayoría de los textos son acercamientos a la realidad cubana, unos más nítidos que otros. Estoy consciente de que un asunto tan específico puede limitar el interés por el disco, pero tampoco es la primera vez que me encomiendo a aquel proverbio indio que reza: cuenta tu aldea y contarás el mundo.
MC.- La canción “San Petesburgo” la dedica a Gabriel García Márquez. “Él una vez me regaló un argumento parecido para una canción. Era sobre una novia abandonada. Nunca lo usé y años después lo vi infiltrado en una de sus novelas”. ¿Ha utilizado personajes de la mitología literaria más allá de Sinuhé y Camelot?, además de Gabo, ¿qué influencia reconoce del boom latinoamericano?
SR.- Hace unos veinte años tuve la suerte de ser uno de los dos pasajeros de un avión; el otro era el premio Nobel. Aquella nave solitaria volaba rumbo a México por un cielo más negro que un dolor y, entre muchos vaivenes, García Márquez me contaba que a veces se le ocurrían unas pequeñas historias, que no daban para novelas o cuentos, que posiblemente eran canciones sin música. En “San Petersburgo”, lo que más se acerca a lo que él me iba contando es Elena, la novia plantada, porque el resto puede parecer una historia de Pushkin o una película de Bundarchuk. Y la verdad es que no sabría decir por qué se me juntó el mar Báltico con el Caribe.
Pero si de referencias se trata, Poe está en muchas de mis canciones, y también Hoffman, London, Stevenson. Uno de mis primeros temas se llamó “El tábano”, por el personaje de la novela de Ethel Lilian Voynich. “Jerusalén, año cero” habla del Cristo, personaje bíblico. “Cayó una estrella” se la dediqué a Ray Bradbury, por su cuento Calidoscopio. Otras canciones han salido impregnadas de cine, como “Epistolario del subdesarrollo”; o de las artes plásticas, como “Óleo de mujer con sombrero”; y hasta del Holocausto, por un libro de dibujos infantiles del gueto de Terezín, en Checoeslovaquia. Es natural que haya bebido de García Márquez, de Vargas Llosa, de Cortázar, de Fuentes. Les debo mucho a Quiroga y a Rulfo, a Benedetti y a Galeano. Son grandes ilustradores que me acompañan. Borges es un encantador de inteligencias.
También hay muchos cubanos habitando mis canciones: Martí, Juana Borrero, Villena, Tallet, Carpentier, Eliseo, Carlos Enríquez, Onelio Jorge, Lezama, Jesús Díaz, Nogueras, Fabelo y todavía algunos más. Y fíjese que no hablo de músicos, porque entonces sería lo de nunca acabar.
MC.- Declaró que sus primeras lecturas fueron: José Martí, Rubén Darío, Juan de Dios Peza, Nicolás Guillén y César Vallejo. ¿Y Neruda? lo pregunto porque la canción “Más de una vez” me recuerda al poema “Sobre mi mala educación” y “Mi casa ha sido tomada por las flores” parece que tiene un remitente en la residencia madrileña de Neruda antes de la guerra civil española
SR.- Supe de Martí, Darío, Peza y Guillén porque, cuando yo era niño, mi padre me los leía en voz alta. Con Vallejo me encontré en la adolescencia; me lo enseñó una musa llamada Emilia Sánchez, en una etapa en que yo, sin saberlo, buscaba voces que me identificaran. De Neruda todo el mundo me advertía que era “peligroso”, que tuviera cuidado con él. Esto hizo que me le acercara con cierto sigilo y posiblemente un poco tarde. La “peligrosidad” de Neruda consiste en su poder de seducción y en que muy fácilmente uno se pone a nerudear, después de conocerlo. Pero eso ya me había sucedido con Vallejo, que me produjo un gran impacto; así que, cuando por fin llegué a Neruda, yo estaba a salvo, vallejeando.
“Sobre mi mala educación” pertenece a Estravagario, quizá el libro más fascinante, si lo hubiera, de Neruda. Recuerdo haberlo descubierto en mi primera visita a Chile, que fue en 1972. Sin embargo “Más de una vez” la escribí tres años antes, a bordo del motopesquero Playa Girón. Respecto al texto que se parece a “Mi casa ha sido tomada por las flores”, voy a buscarlo porque no recuerdo que hayamos sido presentados.
MC.- En 1972 viajó por primera vez a Santiago de Chile, al Séptimo Congreso de las Juventudes Comunistas, un año antes había conocido a una delegación de músicos chilenos; 1990 fue “el año chileno”, y ahora incluye una canción sui géneris: “Carta a Violeta Parra”; ¿quién fuera Víctor Jara?, ¿quién pudiera pertenecer a la Nueva canción chilena?
SR.- Era la primera vez que visitábamos Latinoamérica y nos tocó ir a Chile, justamente durante el gobierno de la Unidad Popular. Nosotros veníamos de un país que había hecho una revolución armada. Chile mostraba el caso insólito de un socialista radical que había llegado al poder a través de las urnas. El Presidente Allende luchaba duro contra las injusticias, pero la furia reaccionaria se le enfrentaba en todas partes. Incluso algunos de la izquierda, que con hechos apoyaban su gobierno, lo agujereaban en la prensa. Cada día había huelgas, mítines y marchas; salir a la calle y enredarse en cualquier enfrentamiento era lo cotidiano. Nosotros, recién llegados, no entendíamos quiénes se daban golpes, pero imaginábamos que donde caían las bombas lacrimógenas encontraríamos compañeros.
Noel Nicola, Pablo Milanés y yo aterrizamos en aquel Santiago enloquecido, gracias a la invitación de Gladys Marín, que por entonces dirigía las Juventudes Comunistas de Chile. Nos había recomendado una amiga común: Isabel Parra. Ninguno de los tres éramos militantes, pero el interés directo de la secretaria general había conseguido que la Unión de Jóvenes Comunistas nos incluyera en su delegación.
El Ilushin soviético besó Pudahuel de madrugada. Hacía un frío espantoso, pero numerosas personas esperaban a los compañeros cubanos. En el conglomerado empezamos a distinguir cabecitas de cantores chilenos. Al primero que yo identifiqué fue a Víctor Jara, porque llevaba la misma gorra marinera de cuando lo conocí en La Habana. Aquel instante en que descubrí su sonrisa se me quedó tan grabado que siempre que llego a ese aeropuerto veo su fantasma. Desde entonces cuido de su recibimiento, así que me reviso antes de pasar por allí.
Entre lo sustancial que le debo a Chile está Violeta Parra. La primera canción que le escuché se llama “La carta”. Por eso ahora le mandé estas líneas, que hubiera querido más alegres, aunque yo sé que ella me entiende. No conozco en extenso a los cantores del Chile más actual, pero sospecho que Patricio Anabalón y Francisco Villa son de los principales.
MC.- “Santiago de Chile” y “Canción urgente para Nicaragua” difícilmente podrían ser interpretadas en ambos países con la misma rabia que al ser escritas, dado que las circunstancias políticas han cambiado; ¿ha compuesto música y letra sobre el ALBA de Latinoamérica?, ¿escribirá algo sobre el golpe de Estado en Honduras?
SR.- “Santiago de Chile” apareció el 11 de septiembre de 1973, mientras la radio repetía que La Moneda estaba siendo bombardeada. No me parece que yo haya escrito esa canción, sino que yo fui escrito por ella. Estoy en cada línea, soy parte de su respiración. “Canción urgente para Nicaragua” nació de la admiración por el triunfo sandinista, pero con prisa, por eso lo de “urgente”. Norma Elena Gadea me había invitado a un acto de solidaridad con Nicaragua que se iba a celebrar en Madrid y me dio vergüenza aparecerme sin un tema a propósito. Total: cuando llegué estaba tan indeciso que ni mencioné que llevaba una canción. Tiempo después se la canté a Juan Formell y le gustó, lo que me dio ánimos para estrenarla cuando fui a Managua.
Siempre he tenido dudas con el arte demasiado explícito. Siempre me he sentido poco seguro en ese mundo, aunque por curiosidad o ejercicio haya jugueteado con él. He admirado a grandes maestros de la poética del mensaje, como Carlos Puebla y Alí Primera. Pero para que yo escriba una canción, como suele decirse, “de contenido”, tiene que salirme tan fluidamente que apenas me dé cuenta que lo hago.
Esto no sólo me pasa con la política, también con otras motivaciones de cierta intensidad. Si pienso muy directamente en lo que estoy haciendo, se me materializa demasiado y deja de tener sentido, al menos en términos de invención, que es lo que yo disfruto.
Conversando puedo llamarle infame al golpe de estado en Honduras, que además revela lo que desea para el Sur cierta administración norteña. Tampoco tengo problemas en expresar que el ALBA intenta un modelo superior de relaciones en Latinoamérica y que espero que lo consiga. Me gustaría tener canciones convincentes, que volvieran al mundo solidario con Haití y con el drama africano; que generaran acciones que revertieran el cambio climático y acabaran con las guerras. Pero para que mis opiniones se hagan versos necesito del cortocircuito que me ha hecho escribir quizá no todas mis canciones, pero sí las que valen la pena.
MC.- “Érase que se era” y “Epistolario del subdesarrollo”, nos remontan a La Habana que las nuevas generaciones no conocimos, ¿cómo definiría el Socialismo del siglo XXI en Cuba?
SR.- No me preocupa cómo se llama o de qué siglo es el sistema que gobierna, siempre que sea convincente. El socialismo, como yo lo entiendo, es la forma más racional y justa de distribución, tanto de los recursos planetarios como de los bienes que producimos. Más cuando vemos el crecimiento de la población mundial y el agotamiento de las fuentes naturales. Pero han existido muchos socialismos. Del socialismo que yo puedo hablar es del que conozco desde hace medio siglo.
Cuando hace algunos años el gobierno cubano decretó que no se podría cambiar de sistema político, muchos defendimos nuestro socialismo, conscientes de los logros revolucionarios en la construcción una sociedad justa. Y no es que se nos escape que hasta las ideas más generosas hay que vigilarlas: vivimos en un mundo cambiante donde algunos conceptos, leyes e instituciones envejecen. Pero si en Cuba ha habido errores de gobierno no es menos cierto que muchas de nuestras dificultades se deben a que no cedemos a las imposiciones imperiales. Contradecir a los poderosos puede ser más cruento que llamarse de determinada manera. Basta con ver la cantidad de partidos y gobiernos que se hacen llamar socialistas, o de izquierdas, y nadie se molesta por eso.
Cuba es tratada como a Prometeo y, además, con mucha hipocresía. Cada sol ve los abusos sin nombre que desde el capitalismo se cometen, pero el socialismo arrastra faltas que sus enemigos saben aprovechar. Hoy no basta con ser pacífico y solidario, ni alcanza con velar por el porvenir: hoy el socialismo debe emular y vencer las pautas de libertad que los consorcios mediáticos recomiendan.
Ignoro si un socialismo que juegue y gane en esos campos sería proclamado “Socialismo del siglo XXI”. En cualquier caso, inmediatamente aparecerían nuevas tasas que superar, reales o imaginarias. Por eso, cuando aquella declaración de socialismo a ultranza, yo voté porque nuestro sistema fuera perfectible. No porque debamos satisfacer el gusto de quienes nos desprecian, sino porque cualquier sociedad humana, llámese como se llame, tendrá siempre el deber de superarse.
Luis Eduardo Aute lo supo poner en poesía:
“Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso”
Los gobiernos de Estados Unidos y de Cuba llevan demasiado tiempo atascados en la misma política vieja y sin salida. La Casa Blanca debería levantar sin condiciones su injustificable bloqueo contra Cuba. Y el gobierno cubano no debería esperar al levantamiento del bloqueo para hacer algunas de las mejoras que nuestro país necesita. Para acercarnos a un ideal en el siglo XXI, aún tenemos que soltar mucho lastre.
MC.- Hablando de la vieja Habana, ¿el disco Expedición fue un regreso a la instrumentalización sinfónica aprendida en el grupo de Experimentación sonora del ICAIC?, ¿a partir de Mariposas podemos hablar un nuevo sonido, de una interpretación de orquesta de cámara en Silvio?
SR.- Sin lo aprendido en el Grupo de Experimentación Sonora no hubiera podido llegar a Expedición (2002). Pero para Expedición tuve que esforzarme todavía más, aunque tampoco alcancé lo que hubiera deseado. Para orquestar no basta escribir música. La orquestación es una especialidad en sí misma y requiere de estudios y experiencia. A falta de una formación adecuada, me asesoré técnicamente; los músicos sinfónicos también fueron muy cooperativos. Pero hoy pienso que si vuelvo a escribir para una orquesta grande lo podría hacer mejor.
Siendo una producción agotadora para mis fuerzas (incluso económicas), Expedición tuvo la mala suerte de salir cuando mi disquera histórica en España era absorbida por una trasnacional. Eso contribuyó a que no tuviera una cobertura adecuada. Aún así, y para mi sorpresa, tuvo muy buenas críticas en todas partes. Doy gracias a los locos que las escribieron.
Respecto al ambiente de cámara de Mariposas (1999), en gran medida se debe al elaborado sonido de la guitarra de Rey Guerra. El diálogo de los dos instrumentos acústicos ayuda a reforzar esa atmósfera. Sin embargo a mí me parece que el concepto de cámara empezó a rondarme desde mucho antes, cuando empecé a superponer guitarras en la trilogía del nombre y los apellidos. El arte trovadoresco puede considerarse, por definición, una forma de música de cámara.
MC.- En 2009 murieron Cintio Vitier y Mario Benedetti, el año pasado usted ofreció un recital A dos voces, con Roberto Fernández Retamar, un concepto de conciertos que solían hacer Daniel Viglietti y Mario Benedetti; ¿extraña las dos voces y presencias de los poetas Vitier y Benedetti?
SR.- Conocí a Mario Benedetti cuando los dos estábamos exiliados en Casa de las Américas. Él, del régimen militar uruguayo; yo, del extremismo de algunos de mis compatriotas de los años 60. Mario, con su portafolio y su modestia, parecía un pulcro oficinista que irradiaba ternura, más que el poeta tremendo que ya era. Desde nuestros inicios apoyó a la nueva trova, como cuando nos incluyó en aquel “diálogo con los jóvenes de Nuestra América”. Así nos daba voz, y con ella responsabilidad. Lo recuerdo con Roque Dalton en los primeros conciertos que hicimos en CASA, siempre escuchando las canciones y dándonos aliento.
Todavía después, cuando se fue a vivir a España, publicó una antología por allá. Yo he admirado sus cuentos magistrales, su insólita novela El cumpleaños de Juan Ángel (1971), o Primavera con una esquina rota (1982), donde percibo una especie de afinidad con mi vocación de tocar asuntos delicados, esos temas difíciles, porque si nosotros mismos no indagamos en nuestras contradicciones ¿qué vamos a esperar de los que no nos quieren? Mario, con más de 80 años, era el poeta más leído por la juventud hispanoamericana. Era un gigante que, cuando estaba presente, trataba de que no te dieras cuenta.
Cuando conocí a Cintio Vitier no me pasaban por la radio, pero algunas salitas me invitaban a hacer recitales. De muchas presentaciones que hice por entonces, recuerdo, entre el público, las cabezas muy juntas de Cintio y de Fina García-Marruz, presencias que me resultaban desconcertantes porque mi auditorio solía ser más joven, o así pensaba yo, y no de personalidades literarias como ellos.
Luego los fotografié en el Parque Lenin, en la peña que Teresita Fernández hacía con el poeta Garzón Céspedes, lugar que atraía maravillas como ellos mismos, o como Marta Valdés. Su presencia en aquellos rincones sin anuncio enseñaba cómo algunos mayores podían ser afines a los espacios alternativos. Por entonces yo no sabía que también ellos eran incomprendidos.
Desde que vivían frente al parque de Vista Alegre les hacía visitas. Después seguimos encontrándonos en tertulias afines y en los hogares de sus hijos, Sergio y José María. Puedo decir que familias mediante, siempre junto a su inseparable Fina, me fue creciendo un gran apego hacia Cintio, que también era músico por un violín muy, suyo y no de Ingres.
Haber podido escucharle su serena sabiduría, su refinado humor cubano, su revelador conocimiento de Martí, y aquello de hacerme sentir a veces conversando con mi propio padre, son prendas que su amistad me regaló. Para colmo de deudas, uno de sus últimos escritos fue la nota entrañable que le dictó a Fina para la contratapa de Cancionero (2009). Muy cierto que se echa de menos a los poetas, pero quien conoció a Cintio y a Mario también extraña mucho a sus personas.
MC.- Finalmente, ¿cuándo saldrá su disco Segunda cita?, ¿ya hizo los trazos de una gira por Iberoamérica?
SR.- Segunda cita está terminado desde julio de 2009, pero tuve que salir a cantar por Latinoamérica y pospuse el lanzamiento para cuando regresara. Cuando volví a Cuba, en septiembre, me diagnosticaron una hepatitis que me obligó a hacer reposo y a postergar de nuevo la presentación. Los jóvenes músicos que me acompañan en este trabajo son formidables. El disco valdría la pena sólo por escucharles. Si acaso gustara, podríamos salir a mostrarlo; si no, esperaremos a hacer otro que deseen escuchar. Es muy probable que vea la luz en marzo. Pase lo que pase, creo que en Segunda cita también “he dicho lo mío a tiempo y sonriente”.
Por Mario Casasús/teleSUR
En entrevista exclusiva con teleSUR, Silvio Rodríguez (1946) habla de literatura y política, en la víspera del nuevo material discográfico, Segunda cita: “El día que presenté a la prensa Cita con ángeles (2003), que es un disco muy marcado por la agresión a Irak, mencioné que en algún lugar no muy lejano me estaba esperando una cita con los ángeles de mi país. Después me di cuenta de que en Cuba los serafines somos sencillamente los cubanos, porque la Revolución fue como Prometeo, que entregó el fuego, del saber, a los mortales”
Autor de una inconmensurable discografía, cabe mencionar: Días y flores (1975); Te doy una canción (1975); Cuando digo futuro (1977); Al final de este viaje (1978); Mujeres (1979); Rabo de nube (1980); Unicornio (1982); Tríptico (1984); Causas y azares (1986); Oh melancolía (1987); Silvio Rodríguez en Chile (1990); Canciones urgentes (1991); Silvio (1992); Rodríguez (1994); Domínguez (1996); Descartes (1998); Mariposas (1999); Expedición (2002); Citan con ángeles (2003); Érase que se era (2006) y Segunda cita (2010).
Silvio comparte diversas reflexiones con los lectores de teleSUR: “Cuba es tratada como a Prometeo y, además, con mucha hipocresía. Cada sol ve los abusos sin nombre que desde el capitalismo se cometen, pero el socialismo arrastra faltas que sus enemigos saben aprovechar. Hoy no basta con ser pacífico y solidario, ni alcanza con velar por el porvenir: hoy el socialismo debe emular y vencer las pautas de libertad que los consorcios mediáticos recomiendan. Ignoro si un socialismo que juegue y gane en esos campos sería proclamado Socialismo del siglo XXI”
MC.- Ediciones Ojalá publicó Canciones del mar (1996) y el año pasado salió de la imprenta un extenso Cancionero (2009), ¿habrá una tercera antología con esbozos de narrativa, partituras y poesía?, ¿quizás un libro con fotografías dispersas de su autoría?
SR.- Pudiera decirse que Canciones del mar llevaba treinta años escrito y que por eso no fue muy difícil organizarlo; para convertirlo en libro sólo tuve que redactar el prólogo. Cancionero surgió de Te doy una canción (2006), la antología que publicó Planeta, imposible de vender en Cuba, por el precio. Así que nos propusimos que la versión cubana fuera tan buena, o mejor: cambiamos el formato, pusimos otras fotos y dibujé las viñetas especialmente para la edición. Prácticamente hicimos otro libro. Agregamos ciertas canciones que aunque no están en discos tuvieron cierta relevancia.
Por último añadimos algunas más, inéditas. En total no suman cuatrocientas. Respecto a un posible libro futuro, en estos momentos no sabría decirle.
MC.- La canción “Segunda cita”, dice: “El dolor que no curen los ángeles/ojalá que no pueda volver/La canción que no canten los ángeles/sólo el viento la puede saber”. En Cita con ángeles encontramos referencias a las trágicas muertes de Giordano Bruno, José Martí, García Lorca, Lennon, Allende, Che Guevara y Luther King, ¿el más reciente disco lo imaginó en correspondencia al que grabó en 2003?, ¿cuál será el pretexto para la Segunda cita?
SR.- El día que presenté a la prensa Cita con ángeles (2003), que es un disco muy marcado por la agresión a Irak, mencioné que en algún lugar no muy lejano me estaba esperando una cita con los ángeles de mi país. Después me di cuenta de que en Cuba los serafines somos sencillamente los cubanos, porque la Revolución fue como Prometeo, que entregó el fuego, del saber, a los mortales. Es por eso que Segunda cita (2010) habla de una persona que se pone unas alas postizas y cuenta lo que haría si fuera un espíritu celeste.
Este presunto ángel de la guarda comienza por quejarse de ciertas brumas. Parte de esa niebla se debe a mi creencia de que la llamada ofensiva revolucionaria de 1968 fue un error que todavía estamos pagando. Fue cuando el Estado decidió administrar todas las facetas de la vida nacional y comenzó el laberinto burocrático. Respeto a quien pueda pensar diferente pero, para mí, aquel traspié nos condujo hasta el nudo gordiano de hoy.
O sea que los dolores mencionados en Segunda cita son nuestros. “Sea señora” alude la evolución que la sociedad cubana necesita, invocando a Antonio Maceo y a José Martí, pilares de nuestra nación. “Demasiado” es un bolero que trata de hacer ver cómo los absolutos abruman y generan respuestas. “Trovador antiguo” es un tributo a mis dos orígenes: San Antonio (mi pueblo natal) y San Leopoldo (el barrio habanero donde crecí), desde cuyas ruinas me incorporo al olvido y voto por la vida naciente. “Bendita”, originalmente, fue concebida para un documental. En esta nueva versión agregué una rogativa a la virgen de la Caridad de El Cobre, la Patrona de Cuba.
La mayoría de los textos son acercamientos a la realidad cubana, unos más nítidos que otros. Estoy consciente de que un asunto tan específico puede limitar el interés por el disco, pero tampoco es la primera vez que me encomiendo a aquel proverbio indio que reza: cuenta tu aldea y contarás el mundo.
MC.- La canción “San Petesburgo” la dedica a Gabriel García Márquez. “Él una vez me regaló un argumento parecido para una canción. Era sobre una novia abandonada. Nunca lo usé y años después lo vi infiltrado en una de sus novelas”. ¿Ha utilizado personajes de la mitología literaria más allá de Sinuhé y Camelot?, además de Gabo, ¿qué influencia reconoce del boom latinoamericano?
SR.- Hace unos veinte años tuve la suerte de ser uno de los dos pasajeros de un avión; el otro era el premio Nobel. Aquella nave solitaria volaba rumbo a México por un cielo más negro que un dolor y, entre muchos vaivenes, García Márquez me contaba que a veces se le ocurrían unas pequeñas historias, que no daban para novelas o cuentos, que posiblemente eran canciones sin música. En “San Petersburgo”, lo que más se acerca a lo que él me iba contando es Elena, la novia plantada, porque el resto puede parecer una historia de Pushkin o una película de Bundarchuk. Y la verdad es que no sabría decir por qué se me juntó el mar Báltico con el Caribe.
Pero si de referencias se trata, Poe está en muchas de mis canciones, y también Hoffman, London, Stevenson. Uno de mis primeros temas se llamó “El tábano”, por el personaje de la novela de Ethel Lilian Voynich. “Jerusalén, año cero” habla del Cristo, personaje bíblico. “Cayó una estrella” se la dediqué a Ray Bradbury, por su cuento Calidoscopio. Otras canciones han salido impregnadas de cine, como “Epistolario del subdesarrollo”; o de las artes plásticas, como “Óleo de mujer con sombrero”; y hasta del Holocausto, por un libro de dibujos infantiles del gueto de Terezín, en Checoeslovaquia. Es natural que haya bebido de García Márquez, de Vargas Llosa, de Cortázar, de Fuentes. Les debo mucho a Quiroga y a Rulfo, a Benedetti y a Galeano. Son grandes ilustradores que me acompañan. Borges es un encantador de inteligencias.
También hay muchos cubanos habitando mis canciones: Martí, Juana Borrero, Villena, Tallet, Carpentier, Eliseo, Carlos Enríquez, Onelio Jorge, Lezama, Jesús Díaz, Nogueras, Fabelo y todavía algunos más. Y fíjese que no hablo de músicos, porque entonces sería lo de nunca acabar.
MC.- Declaró que sus primeras lecturas fueron: José Martí, Rubén Darío, Juan de Dios Peza, Nicolás Guillén y César Vallejo. ¿Y Neruda? lo pregunto porque la canción “Más de una vez” me recuerda al poema “Sobre mi mala educación” y “Mi casa ha sido tomada por las flores” parece que tiene un remitente en la residencia madrileña de Neruda antes de la guerra civil española
SR.- Supe de Martí, Darío, Peza y Guillén porque, cuando yo era niño, mi padre me los leía en voz alta. Con Vallejo me encontré en la adolescencia; me lo enseñó una musa llamada Emilia Sánchez, en una etapa en que yo, sin saberlo, buscaba voces que me identificaran. De Neruda todo el mundo me advertía que era “peligroso”, que tuviera cuidado con él. Esto hizo que me le acercara con cierto sigilo y posiblemente un poco tarde. La “peligrosidad” de Neruda consiste en su poder de seducción y en que muy fácilmente uno se pone a nerudear, después de conocerlo. Pero eso ya me había sucedido con Vallejo, que me produjo un gran impacto; así que, cuando por fin llegué a Neruda, yo estaba a salvo, vallejeando.
“Sobre mi mala educación” pertenece a Estravagario, quizá el libro más fascinante, si lo hubiera, de Neruda. Recuerdo haberlo descubierto en mi primera visita a Chile, que fue en 1972. Sin embargo “Más de una vez” la escribí tres años antes, a bordo del motopesquero Playa Girón. Respecto al texto que se parece a “Mi casa ha sido tomada por las flores”, voy a buscarlo porque no recuerdo que hayamos sido presentados.
MC.- En 1972 viajó por primera vez a Santiago de Chile, al Séptimo Congreso de las Juventudes Comunistas, un año antes había conocido a una delegación de músicos chilenos; 1990 fue “el año chileno”, y ahora incluye una canción sui géneris: “Carta a Violeta Parra”; ¿quién fuera Víctor Jara?, ¿quién pudiera pertenecer a la Nueva canción chilena?
SR.- Era la primera vez que visitábamos Latinoamérica y nos tocó ir a Chile, justamente durante el gobierno de la Unidad Popular. Nosotros veníamos de un país que había hecho una revolución armada. Chile mostraba el caso insólito de un socialista radical que había llegado al poder a través de las urnas. El Presidente Allende luchaba duro contra las injusticias, pero la furia reaccionaria se le enfrentaba en todas partes. Incluso algunos de la izquierda, que con hechos apoyaban su gobierno, lo agujereaban en la prensa. Cada día había huelgas, mítines y marchas; salir a la calle y enredarse en cualquier enfrentamiento era lo cotidiano. Nosotros, recién llegados, no entendíamos quiénes se daban golpes, pero imaginábamos que donde caían las bombas lacrimógenas encontraríamos compañeros.
Noel Nicola, Pablo Milanés y yo aterrizamos en aquel Santiago enloquecido, gracias a la invitación de Gladys Marín, que por entonces dirigía las Juventudes Comunistas de Chile. Nos había recomendado una amiga común: Isabel Parra. Ninguno de los tres éramos militantes, pero el interés directo de la secretaria general había conseguido que la Unión de Jóvenes Comunistas nos incluyera en su delegación.
El Ilushin soviético besó Pudahuel de madrugada. Hacía un frío espantoso, pero numerosas personas esperaban a los compañeros cubanos. En el conglomerado empezamos a distinguir cabecitas de cantores chilenos. Al primero que yo identifiqué fue a Víctor Jara, porque llevaba la misma gorra marinera de cuando lo conocí en La Habana. Aquel instante en que descubrí su sonrisa se me quedó tan grabado que siempre que llego a ese aeropuerto veo su fantasma. Desde entonces cuido de su recibimiento, así que me reviso antes de pasar por allí.
Entre lo sustancial que le debo a Chile está Violeta Parra. La primera canción que le escuché se llama “La carta”. Por eso ahora le mandé estas líneas, que hubiera querido más alegres, aunque yo sé que ella me entiende. No conozco en extenso a los cantores del Chile más actual, pero sospecho que Patricio Anabalón y Francisco Villa son de los principales.
MC.- “Santiago de Chile” y “Canción urgente para Nicaragua” difícilmente podrían ser interpretadas en ambos países con la misma rabia que al ser escritas, dado que las circunstancias políticas han cambiado; ¿ha compuesto música y letra sobre el ALBA de Latinoamérica?, ¿escribirá algo sobre el golpe de Estado en Honduras?
SR.- “Santiago de Chile” apareció el 11 de septiembre de 1973, mientras la radio repetía que La Moneda estaba siendo bombardeada. No me parece que yo haya escrito esa canción, sino que yo fui escrito por ella. Estoy en cada línea, soy parte de su respiración. “Canción urgente para Nicaragua” nació de la admiración por el triunfo sandinista, pero con prisa, por eso lo de “urgente”. Norma Elena Gadea me había invitado a un acto de solidaridad con Nicaragua que se iba a celebrar en Madrid y me dio vergüenza aparecerme sin un tema a propósito. Total: cuando llegué estaba tan indeciso que ni mencioné que llevaba una canción. Tiempo después se la canté a Juan Formell y le gustó, lo que me dio ánimos para estrenarla cuando fui a Managua.
Siempre he tenido dudas con el arte demasiado explícito. Siempre me he sentido poco seguro en ese mundo, aunque por curiosidad o ejercicio haya jugueteado con él. He admirado a grandes maestros de la poética del mensaje, como Carlos Puebla y Alí Primera. Pero para que yo escriba una canción, como suele decirse, “de contenido”, tiene que salirme tan fluidamente que apenas me dé cuenta que lo hago.
Esto no sólo me pasa con la política, también con otras motivaciones de cierta intensidad. Si pienso muy directamente en lo que estoy haciendo, se me materializa demasiado y deja de tener sentido, al menos en términos de invención, que es lo que yo disfruto.
Conversando puedo llamarle infame al golpe de estado en Honduras, que además revela lo que desea para el Sur cierta administración norteña. Tampoco tengo problemas en expresar que el ALBA intenta un modelo superior de relaciones en Latinoamérica y que espero que lo consiga. Me gustaría tener canciones convincentes, que volvieran al mundo solidario con Haití y con el drama africano; que generaran acciones que revertieran el cambio climático y acabaran con las guerras. Pero para que mis opiniones se hagan versos necesito del cortocircuito que me ha hecho escribir quizá no todas mis canciones, pero sí las que valen la pena.
MC.- “Érase que se era” y “Epistolario del subdesarrollo”, nos remontan a La Habana que las nuevas generaciones no conocimos, ¿cómo definiría el Socialismo del siglo XXI en Cuba?
SR.- No me preocupa cómo se llama o de qué siglo es el sistema que gobierna, siempre que sea convincente. El socialismo, como yo lo entiendo, es la forma más racional y justa de distribución, tanto de los recursos planetarios como de los bienes que producimos. Más cuando vemos el crecimiento de la población mundial y el agotamiento de las fuentes naturales. Pero han existido muchos socialismos. Del socialismo que yo puedo hablar es del que conozco desde hace medio siglo.
Cuando hace algunos años el gobierno cubano decretó que no se podría cambiar de sistema político, muchos defendimos nuestro socialismo, conscientes de los logros revolucionarios en la construcción una sociedad justa. Y no es que se nos escape que hasta las ideas más generosas hay que vigilarlas: vivimos en un mundo cambiante donde algunos conceptos, leyes e instituciones envejecen. Pero si en Cuba ha habido errores de gobierno no es menos cierto que muchas de nuestras dificultades se deben a que no cedemos a las imposiciones imperiales. Contradecir a los poderosos puede ser más cruento que llamarse de determinada manera. Basta con ver la cantidad de partidos y gobiernos que se hacen llamar socialistas, o de izquierdas, y nadie se molesta por eso.
Cuba es tratada como a Prometeo y, además, con mucha hipocresía. Cada sol ve los abusos sin nombre que desde el capitalismo se cometen, pero el socialismo arrastra faltas que sus enemigos saben aprovechar. Hoy no basta con ser pacífico y solidario, ni alcanza con velar por el porvenir: hoy el socialismo debe emular y vencer las pautas de libertad que los consorcios mediáticos recomiendan.
Ignoro si un socialismo que juegue y gane en esos campos sería proclamado “Socialismo del siglo XXI”. En cualquier caso, inmediatamente aparecerían nuevas tasas que superar, reales o imaginarias. Por eso, cuando aquella declaración de socialismo a ultranza, yo voté porque nuestro sistema fuera perfectible. No porque debamos satisfacer el gusto de quienes nos desprecian, sino porque cualquier sociedad humana, llámese como se llame, tendrá siempre el deber de superarse.
Luis Eduardo Aute lo supo poner en poesía:
“Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso”
Los gobiernos de Estados Unidos y de Cuba llevan demasiado tiempo atascados en la misma política vieja y sin salida. La Casa Blanca debería levantar sin condiciones su injustificable bloqueo contra Cuba. Y el gobierno cubano no debería esperar al levantamiento del bloqueo para hacer algunas de las mejoras que nuestro país necesita. Para acercarnos a un ideal en el siglo XXI, aún tenemos que soltar mucho lastre.
MC.- Hablando de la vieja Habana, ¿el disco Expedición fue un regreso a la instrumentalización sinfónica aprendida en el grupo de Experimentación sonora del ICAIC?, ¿a partir de Mariposas podemos hablar un nuevo sonido, de una interpretación de orquesta de cámara en Silvio?
SR.- Sin lo aprendido en el Grupo de Experimentación Sonora no hubiera podido llegar a Expedición (2002). Pero para Expedición tuve que esforzarme todavía más, aunque tampoco alcancé lo que hubiera deseado. Para orquestar no basta escribir música. La orquestación es una especialidad en sí misma y requiere de estudios y experiencia. A falta de una formación adecuada, me asesoré técnicamente; los músicos sinfónicos también fueron muy cooperativos. Pero hoy pienso que si vuelvo a escribir para una orquesta grande lo podría hacer mejor.
Siendo una producción agotadora para mis fuerzas (incluso económicas), Expedición tuvo la mala suerte de salir cuando mi disquera histórica en España era absorbida por una trasnacional. Eso contribuyó a que no tuviera una cobertura adecuada. Aún así, y para mi sorpresa, tuvo muy buenas críticas en todas partes. Doy gracias a los locos que las escribieron.
Respecto al ambiente de cámara de Mariposas (1999), en gran medida se debe al elaborado sonido de la guitarra de Rey Guerra. El diálogo de los dos instrumentos acústicos ayuda a reforzar esa atmósfera. Sin embargo a mí me parece que el concepto de cámara empezó a rondarme desde mucho antes, cuando empecé a superponer guitarras en la trilogía del nombre y los apellidos. El arte trovadoresco puede considerarse, por definición, una forma de música de cámara.
MC.- En 2009 murieron Cintio Vitier y Mario Benedetti, el año pasado usted ofreció un recital A dos voces, con Roberto Fernández Retamar, un concepto de conciertos que solían hacer Daniel Viglietti y Mario Benedetti; ¿extraña las dos voces y presencias de los poetas Vitier y Benedetti?
SR.- Conocí a Mario Benedetti cuando los dos estábamos exiliados en Casa de las Américas. Él, del régimen militar uruguayo; yo, del extremismo de algunos de mis compatriotas de los años 60. Mario, con su portafolio y su modestia, parecía un pulcro oficinista que irradiaba ternura, más que el poeta tremendo que ya era. Desde nuestros inicios apoyó a la nueva trova, como cuando nos incluyó en aquel “diálogo con los jóvenes de Nuestra América”. Así nos daba voz, y con ella responsabilidad. Lo recuerdo con Roque Dalton en los primeros conciertos que hicimos en CASA, siempre escuchando las canciones y dándonos aliento.
Todavía después, cuando se fue a vivir a España, publicó una antología por allá. Yo he admirado sus cuentos magistrales, su insólita novela El cumpleaños de Juan Ángel (1971), o Primavera con una esquina rota (1982), donde percibo una especie de afinidad con mi vocación de tocar asuntos delicados, esos temas difíciles, porque si nosotros mismos no indagamos en nuestras contradicciones ¿qué vamos a esperar de los que no nos quieren? Mario, con más de 80 años, era el poeta más leído por la juventud hispanoamericana. Era un gigante que, cuando estaba presente, trataba de que no te dieras cuenta.
Cuando conocí a Cintio Vitier no me pasaban por la radio, pero algunas salitas me invitaban a hacer recitales. De muchas presentaciones que hice por entonces, recuerdo, entre el público, las cabezas muy juntas de Cintio y de Fina García-Marruz, presencias que me resultaban desconcertantes porque mi auditorio solía ser más joven, o así pensaba yo, y no de personalidades literarias como ellos.
Luego los fotografié en el Parque Lenin, en la peña que Teresita Fernández hacía con el poeta Garzón Céspedes, lugar que atraía maravillas como ellos mismos, o como Marta Valdés. Su presencia en aquellos rincones sin anuncio enseñaba cómo algunos mayores podían ser afines a los espacios alternativos. Por entonces yo no sabía que también ellos eran incomprendidos.
Desde que vivían frente al parque de Vista Alegre les hacía visitas. Después seguimos encontrándonos en tertulias afines y en los hogares de sus hijos, Sergio y José María. Puedo decir que familias mediante, siempre junto a su inseparable Fina, me fue creciendo un gran apego hacia Cintio, que también era músico por un violín muy, suyo y no de Ingres.
Haber podido escucharle su serena sabiduría, su refinado humor cubano, su revelador conocimiento de Martí, y aquello de hacerme sentir a veces conversando con mi propio padre, son prendas que su amistad me regaló. Para colmo de deudas, uno de sus últimos escritos fue la nota entrañable que le dictó a Fina para la contratapa de Cancionero (2009). Muy cierto que se echa de menos a los poetas, pero quien conoció a Cintio y a Mario también extraña mucho a sus personas.
MC.- Finalmente, ¿cuándo saldrá su disco Segunda cita?, ¿ya hizo los trazos de una gira por Iberoamérica?
SR.- Segunda cita está terminado desde julio de 2009, pero tuve que salir a cantar por Latinoamérica y pospuse el lanzamiento para cuando regresara. Cuando volví a Cuba, en septiembre, me diagnosticaron una hepatitis que me obligó a hacer reposo y a postergar de nuevo la presentación. Los jóvenes músicos que me acompañan en este trabajo son formidables. El disco valdría la pena sólo por escucharles. Si acaso gustara, podríamos salir a mostrarlo; si no, esperaremos a hacer otro que deseen escuchar. Es muy probable que vea la luz en marzo. Pase lo que pase, creo que en Segunda cita también “he dicho lo mío a tiempo y sonriente”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)