jueves, 23 de febrero de 2023

Paul Celán en mi mesita de noche


 

¿Qué me llevo al sueño con obstinada decisión? Versos. Un verso debe ser mi lámpara a medida que me adentro en la defragmentación. El reino holístico perfecto: el sueño... pero el verso, el logro más ultraísta del poema (organización de las sensaciones), debe ser diapasón que me ayude a no perderme y darme una imagen que, de revelación en revelación, se sostenga en el cruce de la noche al día. 

Tengo mucho meses ya leyendo a Paul Celán. Redescubriéndolo al filo de la mesita de noche. Entiendo su compromiso con exprimir los signos de la palabra

Reviste las cavidades de la palabra

con pieles de pantera,

amplíalas, piel para allá, piel para acá,

sentido para allá, sentido para acá,

dale aurículas, ventrículos, válvulas

y soledumbres, parietales,

y escucha atento su segundo

y cada vez segundo y segundo

tono.


de esta manera avanzo en su obras completas, la de Editorial Trotta, y aguanto como puedo el peso de los párpados (la rosa... oh pura contradicción rilkeniana) y de pronto lo entiendo. Lo que necesitaba ha llegado justo cuando Celán ejercitaba la dispersión y su antítesis lingüística. El verso llegó y yo puedo dormir tranquilo: hay poetas -pacientes cazadores- que van enhebrando el silencio para prepararnos su revelación, ¿Dónde? En las masas movedizas de la noche:

Dame derecho de paso

por la escalera de grano hacia tu sueño,

el derecho de paso

por el sendero del sueño,

el derecho que yo pueda tajar turba

en la vertiente del corazón,

mañana.



Fadensonnen (1968)

"Soles filamentos"

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