miércoles, 16 de junio de 2021

Spirit: en tus entrañas encomiendo mi equipaje

 Por alguna razón que aún desconozco, venir a Honduras resulta casi como la prueba de un momificado a través del libro de los muertos. Llega el punto que hasta alcanzo a sentir el escozor del natrón en mi nariz, rebusco con ansiedad en mi mochila los vasos canopes que mostraré en migración y voy sosteniendo mi corazón de la misma forma en que Tarkovski le indicó al actor que hiciera con la vela, al atravesar la piscina de su famosa escena.

La aerolínea Spirit es una especie de sarcófago gigante de color amarillo, y retrasa el pesado del corazón a su capricho. Cada hora está enviando actualizaciones del nuevo horario del vuelo y si no se está atento, la puerta por donde uno debe abordar aparece, por ejemplo, de la G4 original en la G14 de la carrerra olímpica dentro de aeropuertos. Así me sucedió: estuvimos hora y media en medio de la pista de Fort Lauderdale, Florida, porque había atasco en la saturada puerta de bajada. Mi horario de conexión era a las 11:30 pm y cuando al fin pude desembarcar eran las 11:40 pm. A esas alturas estaba convencido de que había perdido el vuelo, pero al entrar a la terminal vi a cientos de personas aglomeradas y enfadadas exigiendo embarcar o la conexión que en ese momento les estaban anunciando cancelada. Ahí no había Covid-19 ni nada parecido, ahí era un smashing durante un concierto de Sepultura. La visión me animó, porque significaba que en todas las puertas habrían problemas similares, así que comencé la carrera que solo un marine en Normandía pudo dar, urgido de salir lo más pronto posible de la playa bajo fuego y con todo su equipo a cuestas. Corrí, bufé, hablé en inglés perfecto a la hora de preguntar where is the fucking  gate G4????

Cuando creí que ya no daba más llegué, justo cuando anunciaban que la puerta de embarque había sido cambiada a las G14. Quise reclamar y recibí un raspapolvo de la encargada del counter: señor, si usted quiere llegar a su destino corra ya. Me vi arrastrado por fuerzas desconocidas y aún así deseaba arrebatarle las sillas de ruedas a los que se me cruzaban y así poder usarlas como patineta. "Esta es la última llamada para el vuelo NK829 hacia San Pedro Sula". Fui el último en entrar a cabina y para acortar lo sucedido, fui el último en la zona de reclamo de equipaje en San Pedro Sula, el que buscó y buscó y no encontró su maleta, la dulce maleta de rueditas verdes y lona negra, la inocente maleta perdida en un peor limbo de equipajes que las vistas en Toy Story 2. No estoy seguro si quería llorar o cruzarme de piernas sobre el counter para afligir a pura concentración de yogi a la muchacha que intentaba explicarme y tranquilizarme. Yo solo abría la boca para decirle que Spirit era la peor aerolínea del planeta, y ella, más nerviosa que Elon Musk cuando aterriza uno de sus engendros espaciales, quiso darse por vencida e insultarme, pero ambos entendimos que debíamos calmarnos, que en medio de tanto reinicio operacional éramos simples motas amarillas.

Aquí estoy ya, entonces, recibiendo emails que me aseguran que la maleta viene en camino hacia Tegucigalpa. Alrededor de 30 ejemplares de La Era Pre Shuman andan flotando por ahí y significarían una pérdida imprtante para mis pocas posibilidades de hacer llegar personalemente el libro a Honduras.

Insisto: Spirit es lo peor de lo peor: ni siquiera ofrecen un vaso de agua a menos que se compre con tarjeta de crédito.

F.E.


No hay comentarios: