viernes, 14 de octubre de 2011

Lamento por todos - Jorge Luis Oviedo, Honduras


A los desaparecidos de la década de los ochenta del siglo XX,

 en Honduras y otros sitios del planeta, a  los millones de indígenas

 que murieron  en nuestro continente como consecuencia de la llegada de los europeos

dónde estará josé
el brazo mayor de juan de tena
el mejor carpintero del pueblo
armará mesas y sillas
con los huesos rotos de los esqueletos vecinos

y joaquín ortega
en qué angostura opaca reposará su estatura de pino
anclaría sobre tierra firme
y afloraria entre la hierba
-como quilla de barcaza herida-
su esternón interoceoánico

y octavio -el hermano de berta-
el hijo del tabaltero ramón
el primer maestro graduado del pueblo
qué lecciones dará
hablará de los misterios de la vida
de las luchas de los hombres
y del salto del conejo
con las misma facilidad con que hablaba de la muerte

y prudencio -mi compañero de escuela-
ese flaco que no hacía ni sombra
parecía una hebra de hilo agredida por el viento
dónde encallaría su carne ausente
su pálido esqueleto
inundado de huesos y esperanzas


y rodolfo mi compañero de colegio
al borde de que hondonada
en la garganta de qué abismo
reposarán sus sueños
su inocencia
su ternura
o en la ribera de que río de aguas turbulentas
esperará a caronte
para que lo haga llegar a la otra orilla

y oswaldo mi amigo de la infancia
estará anclado en el lomo azul de alguna colina
desde donde contemplaba desplayarse el mar
como una mujer dormida
o habrá sido su cuerpo pasto de las balas
carne de los zopilotes
y yacerá con los dientes calcinados
-dura la risa de su calavera-
en la dura piel de un despeñadero

y martín rodríguez dónde andará
con su cara triste
encontraría al fin alguna sonrisa
para colgársela en al punta de la lengua
al borde de los labios
a los lados de la cara
para mirar la muerte con los juveniles ojos de la vida

qué habrá sido del cartero julián
desapereció una mañana durante un eclipse solar
y ante el asombro de todo el pueblo
dicen que dios lo castigó
por repartir cartas indebidas
que mandó sus ángeles de la guarda dicen
durante un eclipse solar
y ante la asombro de todo el mundo
brotarán acaso sobres y sellos de sus manos
serán sus dedos
un manantial de mariposas mensajeras

y pedrucho -la oveja negra-
renunció muy joven a la herencia
y a las becas familiares
se marchó de casa a las dieciséis
los pantalones chingos todavía
la cabeza hechando fuego
en la espalda de qué montaña
en que roquerío desnudo
reposarán sus coléricos ardores
en la orilla de que río
sembraría el germen de sus luchas

dónde estará susana armijo
la menor de las hijas de tomas armijo y joaquina baires
tenía un cuerpo que obligaba al silencio
y una larga cabellera
que le caía dócil y ondulante
como una catarata
unos ojos tan bellos
que con sólo verlos endulzaban la vida y sus caminos
qué habra sido de esa rosa carnal
que se marchitó a los diecisiete

y berta la niña mimada de los agurcia
la del maquillaje perfecto
que quedaría de sus vestidos importados
de sus raros encajes bordados a mano
de insustituible cara de muñeca extranjera
será su rostro postizo una estúpida máscara de polvo
frágil como el polen maduro

y silvia mi primera novia
recordará mis húmedas caricias
cuando los gusanos transitan sus múltiples caminos
con el desesperado ardor
con que yo me apoderabade sus espacios prohibidos
le morderán los labios
naufragarán en su mina de placer
en su calle de débil angostura
escalarán sus montículos de miel
y beberán hasta saciarce
como de una fuente encantada
qué quedará del redondo sello de sus labios
de sus grandes ojos negros
donde naufragaba la noche
harán surgir ventanas hacia el mar
conspirarán contra la sombra todavía
nacerá el arcoirisde sus amplios agujeros

qué habra sido de tiburcio carías
y sus más cercanos colaboradores
sobrevivirá algún vestigio de su sombra
algun vestigio de su gloria
qué quedará de esa presencia de poder
que irradiaba su cuerpo monumental
en qué cementerio estarán exiliados
todos sus enemigos políticos
a través de qué sendas subterráneas viajará
en algún ataud blindado
para que no lo sorprenda la vida
como muchas veces lo quiso sorprender la muerte
en la esquina menos pensaba
en el sitio menos probable
y la hora menos indicada
será oscuro y fúnebre como sus acorazado negro
desde donde ordenaba la muerte de sus paisanos
y la comida de sus canarios

qué habrá pasado con todos los verdugos
conservarán los huesos integros
morirían todos de muerte natural
o seguirían todos inmunes
que los gusanos habrán huido
entre la bruma y el espanto
a buscar otros cadáveres

dónde andará don luis castillo
violín al hombro
tejiendo canciones con su varita mágica
haciendo buena la noche buena

y víctor cáceres -el cantor-
qué hará para hacer la muerte más llevadera

y enrique hernández -el albañil-
el maistro quiqui como le decian
hizo todos los mausoleos menos el suyo
la muerte lo sorprendió trabajando ajeno
construiría sueños con su cuchara albañilera

y leonor castillo -la costurera-
tejerá mortajas con sus falanges

y toribio -el santero-
andará de cementerio en cementerio
recetando la fórmula de la muerte eterna
que pantonimas hara queriendo remendar
los huesos rotos de los muertos vecinos

que será de josefino ulloa -el sacristán-
se hizo viejo tocando las campanas
encendiendo las velas del altar mayor
y recogiendo la limosna los domingos
se le oscureció la mirada antes de los cuarenta
a los cincuenta la barba se le pobló de telarañas
y le aparecieron musgos en la piel

estará en el seno del señor la niña ramona
lleno la iglesia con hermosas vírgenes de palo
y cuando el sacristán estaba enfermo
ayudaba a oficiar la misa
será su esqueleto un campo inexplorado
por las lagartijas
crecerían líquenes sobre su vientre de pedernal
qué habrá ocurrido con su cinturón de castidad
lo devoraría el óxido
la protegería de la voracidadde los gusanos
y los malos pensamientos
conocería los placeres de la carne
cuandoya no le quedaban más que huesos
quedará por lo menos
un reguero de polvo de su cuerpo maltrecho

dónde estará ricardo flores -el soldado-
partió a la guerra entre los discursos
de los gobernantes
y las bendiciones del obispo
y el llanto de las madres
regresó su nombre en la piel de una placa metálica
y en el rostro de una medalla
que su madre cambió
por dos arrobas de frijoles
en la tienda del turco simón
en que fosa común quedarían amontonados
sus dieciseis años no cumplidos
junto a muchos que no conocía ni odiaba

qué será de pompilio -el poeta del pueblo-
qué haría con las ocho resmas de papel
que le acomodaron en su caja métálica
se les terminaría la tinta a los doce bolígrafos
que le colocaron en su guayabera blanca
tendrá en su tumba el mismo rótulo
que tenía en su casa:
"se hacen y se reparan versos"
conservará el repertorio de poemas de ocasión
declamará sus clásicas octavas reales
qué le ocorriría a sus treinta y cuatro mil poemas
enterrados a su izquierda
en una caja tres veces más grande que la suya
tropezarían las polillas con esa inesperada
mina de versos

dónde estará el cura anselmo
de qué hará esos bocaditos pálidos
que no se deben masticar
se libraría al fin de la tentacion de la carne
no sufrirá ahora por la tentacion de los huesos

dónde están todos carajo
juancito -el cojo-
amilcar -el peluquero-
checho madrid -el sastre-
doña tina martínez -la partera-
don nayo -el zapatero-
justiniano -el que hacía de médico-
y domingo rodríguez -el enterrador-

dónde están todos carajo
dónde quedarían los despojos de julián
y ana maría bustillo
los huesos rotos de manfredo
con su reguero de vértrebas
y su mirada superlativa

dónde estara la calavera de alberto
despoblada de aliento
y llenas sus ranuras de orquídeas en flor
reconocería tomás su propia calavera
cuando despertó mucho después de la muerte y la tortura
reconocería ese rincón de ausencia
que le crecía bajo el pecho
reconocería ese oscuro nudo de silencios
que le crecía bajo la lengua
sus dedos enraizados bajo la tierra
su nombre creciendo verde
entre la maleza y los malos espíritus

o serán todos un solo cuerpo
le importará a juan tener los brazos de josé
o lo que queda de ellos
y josé tener los húmeros de mirtila
y a mirtila los fémures de ruth
y a ruth las costillas de juan
les importará no distinguir sus partes más elementales
el principio y fin de sus huesos enmohecidos
por el odio y las aguas subterraneas
les importará tener que limpiarce
la pegajosa tierra
con una mano ajena
les importará estar confundidos
como en una especie de orgía perpetua

qué quedará de todos
carajo
de esteban -el borracho-
de su trayectoria de ilustre bebedor
llevará su nombre alguna cantina
llevará el nombre de jesus trejo -el asesino-
alguna calle de mala muerte

dónde están todos
acaso han hecho de la muerte
algo más bello que la vida
algo más noble que la noche
que el rostro de un despeñadero
acaso ha dejado de importarles el brillo del oro
su nombre casi sin cuerpo
su piel desplumada
su amarillo total
acaso crecen verdes entre la yerba
y alargan su aliento entre las flores nuevas
y yo desde mi rincón y nos los alcanzo

qué quedará de todos
la marca de que pasos
el canto de que musicase empoza
en la memoria de las cosas
qué sombra desnuda
se enreda en rostro de los astros
qué signos crecen bajo la tierra
donde se maduran los huesos
los nombres de todos
junto al nombre de la patria
donde se añora el mar
marazul por la mañana
verdemar cuando la tarde muere
mar de todos formas cuando amanece
mar sin mar en tierra firme
y floja la risa se seca al viento
viento sin alas
el de la muerte
viento sin cuerpo
bajo las cruces
aire desnudo
sobre las tumbas

tumbas sin nombres
las de la guerra
fosas comunes
las clandestinas
fosas sin fondo
las de la mar...
dónde estan todos
carajo
dónde


Jorge Luis Oviedo
Tegucigalpa, 1985

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