miércoles, 27 de diciembre de 2023

Sur del mediodía: una reseña de Guillermo Acuña, Costa Rica

La siguiente reseña fue escrita por Memo para la presentación del poemario en los salones de la Universidad Nacional de CR, en la edición del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, 2015. 


El sur es un lugar que reconozco

Una cálida tarde de diciembre pasado en Tegucigalpa (2014), conocí a Fabricio. Tenía referencias de su trabajo, de su animosidad y de su compromiso por amigos comunes que me fueron relatando sus historias, primero en la resistencia, luego en su convencida propuesta política. Nos saludamos. Nos dimos la mano. Creo que ese será el único momento en que Fabricio y yo nos daremos la mano en la vida, pues a partir de allí es obligado el abrazo y el acompañamiento. Así, como hermanos.

Ese mismo diciembre me acompañó solidario a la presentación de Amares, publicado por las amigas de Editorial Ixchel, de Honduras, Venus y Karen. Conocí el mítico Café Paradiso, abracé al icónico poeta Paredes, nos bebimos una cerveza en honor a esto que somos.

Meses después, volvíamos de un hermoso encuentro poético en Xela, llenos de luz, historias y sueños. Fabricio nos deleitó con su conversación y su verbo, sus trabajos con los grupos urbanos en Tegucigalpa, o la vez que estuvieron en la cárcel él y sus amigos, solo por el sospechoso rasgo particular de ser poetas.

La noche anterior, en un cierre extraordinario e inesperado del festival, me había hecho conocer Los compas, los mismos que cierran este hermoso libro que hoy presento con mucha emoción.

Es este un trabajo en ruta con tres direcciones. “Sur del mediodía” es una entrega de un ejercicio ya realizado en el 2013, que vuelve a ver la luz en este San José indefinido, metafórico, i-rreal.

Este es un libro-viaje a un país que puede ser uno mismo, lleno de paisajes, bordes, gentes, homenajes. Lugares como islas, andenes y parques, muy cercanos o bastante lejanos, repletos de defensores de la luz, que una vez quisieron amar a la patria y sucumbieron, lleno de espantapájaros de hojalata que esperan ser salvados, cargado de poemas como niños que conocen el infinito sin mediar la palabra, aunque la ausencia quisiera ser nombrada.

El sur existe. Lo que es nombrado por primera vez (como la lluvia, por ejemplo) y la historia oficial no señala, por encontrarse en el pasado y detrás de la línea que define lo que vale en la memoria. Existe y tiene gente. Gente del sur.

El sur es todo lo que hay en eso que Fabricio llama geografía de lo extraño: a la izquierda el corazón y la vida, la práctica, la resistencia, el afecto, el frío canalla que deja en pie a los congelados. Para llegar a él no es útil la cartografía oficial, lo que los libros nombran, los mapas cuentan, pues los planos se despliegan en un papel imaginario.

Podríamos encontrar un correlato de esa geografía en dos textos hermosos y contundentes:

“Esta es la geografía de lo extraño, de lo que pocos cuentan en sus cartas de viaje y a lo que yo doy mucho crédito ante los mapas vacíos”.

“A la derecha

los límites de velocidad

las señales de no girar.

A la izquierda va el paisaje,

el sol cayendo rojo

como rojo mango

en la lenta luna.”

En este libro nos mueven viajes que nos ocurren como región. El Ticabús de la nostalgia. El niño que va de espaldas en un tobogán. Cuerpos de agua que van y vienen, como ese viento sin amarras. Viajes de los que no se regresa, pues se permanece solo para ser convencido.

Pienso entonces en esos migrantes de lo cotidiano, los sin papeles, los que llenan de historias las fronteras de esto que somos, los que se trazan rutas para llegar, si es que llegan, a sus verdades, sólo para convencerse, como ha dicho ya Sayad, que la nostalgia puede ser el motor de sus viajes incesantes. Somos piel de caminantes.

Fabricio y yo, todos nosotros, vivimos en una región llena de esos tiempos, de esos héroes anónimos y vigorosos que tejen como topos las historias de nuestros países que un buen día llamaron Centroamérica. Vivimos en lugares donde es necesario imaginarse órdenes, como el niño que se cubre los ojos para hacerse invisible, como esos países de nunca jamás en sus himnos.

“Yo siempre elijo las ventanillas que dan al sur.

Por la derecha suben siempre los policías,

por la izquierda

emigran los pájaros”.

Este libro nos entrega cientos de imágenes desde el lápiz de un fotógrafo de corazón de hierro y lata, que va captando lo que ve, en su vieja cámara de tonos sepia, pulmón de cuarzo: la mortalidad inmediata del mar y su primera vez primera, la ballena recurrente, la ciudad y sus árboles como recuerdo, la ciudad vieja y su silencio, las plazas con regazo que alivian el dolor de la gente, las fotos de familiares presos que podrían estar en estos momentos en el más absoluto de los olvidos, el polvo de un país que se derrumba (acá nos recuerda el poeta la insoportable realidad de las cosas, el trajinar de una región llena de golpes de estado, exclusiones, expulsiones, marginalidades, realidades fácticas).

La cámara como constelación de cuerpo que se une con el poeta para mirar más allá de lo que el ojo percibe. Este es un libro con una voz tiernamente desgarrada, llena de tonalidades donde la id y el regreso pululan y se resguardan, acometen y se contraen.

“Respiro y hablo,

advierto y predigo,

y aún así nada es suficiente”.

Es un pasaporte donde el poeta espera por el amor raro de las irlandesas, se declara duro, pero se derrumba con la sal y sus aguijones (“Llevo también la estampa de una familiar preso y golpeado”), se apertrecha en una identidad marcada por la angustia de la pregunta sobre quién es:

“¿De dónde es usted?

¿para quién escribe?

¿Cuánta tierra le tomará para volver a su tierra?”

En este viaje del poeta hacia el centro y el sur, reconoce que se puede mentir a la ley del movimiento, pues hay instancias y parajes que no necesitan ser conocidas de cuerpo presente, aunque creamos estar allí, apreciar sus olores y sus ritos. Conoceremos el hielo, amaremos en Escandinavia, traficaremos con dulces de Esquipulas. Seremos entonces empleados por las horas. Hablaremos en conversaciones donde lo central no sea la poesía, sino el silencio.

 

De todas esas cosas, estoy seguro, nunca seremos salvados.

 

Guillermo Acuña

Heredia, Costa Rica

13 de octubre de 2015.


 

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Arthur C. Clarke sobre la simbiosis de máquina y mente (I.A)


En la última escena de la película Una odisea espacial 2001, vemos al embrión de feto humano como alfa y omega del universo planteado. ¿Cómo era posible ese reinicio luego de que la misma inteligencia artificial de HAL se mostrara como el horizonte definitivo y que lo humano quedara irremediablente atrás? En este extracto de la novela puede estar una posible explicación.

 "Si había polémica entre los físicos, no era nada comparada con la surgida entre los biólogos, cuando discutían el viejo problema: '¿Qué aspecto tendrían los extraterrestres inteligentes?' Se dividían en dos campos opuestos... argumentando unos que dichos seres debían ser humanoides, y convencidos los otros de que "ellos" no se parecían en nada a los seres humanos.

En abono a la primera respuesta estaban los que creían que el diseño de dos piernas, dos brazos, y principales órganos sensoriales de superior calidad, era tan básico y sensible que resultaba difícil pensar en uno mejor. Desde luego, había pequeñas diferencias como la de seis dedos en vez de cinco, piel o cabello de raro color, y peculiares rasgos faciales; pero la mayoría de los extraterrestres inteligentes -en abreviatura generalmente empleada, de los E.T.- serían tan similares al Hombre, que podría confundíseles con él, con poca luz o a distancia.

Este pensar antropomórfico era ridiculizado por otro grupo de biólogos, auténticos productos de la Era Espacial, que se sentían libres de los prejuicios del pasado. Señalaban que el cuerpo humano era el resultado de miloones de secciones evolutivas, efectuadas por azar en el curso de periodos geológicos dilatadísimos. En cualquiera de esos incontables momentos de decisión, el dado genético podría haber caído de diferente manera, quizá con mejores resultados. Pues el cuerpo humano era una singular pieza de improvisación, lleno de órganos que se habían desviado de una función u otra, no siempre con mucho éxito... y que incluso contenían accesorios descartados, como el apéndice, que resultaban ya del todo inútiles.

Había otrops pensadores -Bowman lo hallaba así también- que sustentaban puuntos de vista aún más avanzados. NO creían que seres realmente evolucionados poseyeran en absoluto un cuerpo orgánico. Más pronto o m;as tarde, la progresar su conocimiento científico, se desembarazarían de la morada propensa a las dolencias y a los accidentes, que la Naturaleza les había dado, y que los condenaba a una muerte inevitable. Reemplazarían su cuerpo natural a medida que se desgastasen - o quizá antes-, por construcciones de metal o de plástico, logrando así la inmortalidad. El cerebro podría demorarse algo como último resto del cuerpo orgánico, dirigiendo sus miembros mecánicos y observando el Universo a través de sus sentidos electrónicos... sentidos mucho más finos y sutiles que aquellos que la ciega evolución pudiera desarrollar jamás.

Hasta en la Tierra se habían dado ya los primeros pasos en esa dirección. Había millones de hombres que en otras épocas hubiesen sido condenados, que ahora vivían activos y felices gracias a miembros artificiales, riñones, pulmones y corazones. A este proceso sólo cabía una conclusión... por muy lejana que pudiera estar.

Y, eventualmente, hasta el cerebro podría incluirse en él. No resultaba esencial como sede de la conciencia, como lo había privado el desarrollo de la inteligencia electrónica. El conflicto entre mente y máquina podía ser resuelto al fin en la tregua eterna de la completa simbiosis.

Más, ¿era aún esto el fin? Unos cuantos biólogos, inclinados a la mística, iban todavía más lejos. Atando cabos en las creencias de diversas religiones especulaban que la mente terminaría por liberarse de la materia. El cuerpo-robot, como el de carne y hueso, sería solamente un peldaño hacia algo que, hacía tiempo, habían llamado los hombres "espíritu".

Y, si más allá de esto había aún algo, su nombre no podía ser otro que el de Dios."


A.C. Clarke

Una odisea espacial 2001

jueves, 12 de octubre de 2023

Taller de interpretación poética desde la fotografía



Se me ha dado esta oportunidad de disertar o reflexionar sobre uno de mis más constantes dilemas: la luz o la palabra. Intentaré, pues, trasladar la forma en que veo difuminada esa frontera.
 

lunes, 11 de septiembre de 2023

Pedro Salinas, poema

 

Fotografía: Fabricio Estrada. Tegucigalpa, La Concordia, sept. 23

10

Amor, amor, catástrofe.

!Qué hundimiento del mundo!

Un gran horror a techos

quiebra columnas, tiempos;

los reemplaza por cielos

intemporales. Andas, ando

por entre escombros

de estíos y de inviernos

derrumbados. Se extinguen

las normas y los pesos.

Toda hacia atrás va la vida

se va quitando siglos,

frenética, de encima;

desteje, galopando,

su curso, lento antes;

se desvive de ansia

de borrarse la historia,

de no ser más que el puro

anhelo de empezarse

otra vez. El futuro

se llama ayer. Ayer

oculto, secretísimo,

que se nos olvidó

y hay que reconquistar

con la sangre y el alma,

detrás de aquellos otros

ayeres conocidos.

!Atrás y siempre atrás!

!Retrocesos, en vértigo,

por dentro, hacia el mañana!

!Que caiga todo! Ya

lo siento apenas. Vamos,

a fuerza de besar,

inventando las ruinas

del mundo, de la mano

tu y yo

por entre el gran fracaso

de la flor y el orden.

Y ya siento entre tactos,

entre abrazos, tu piel

que me entrega el retorno

al palpitar primero,

sin luz, antes del mundo,

total, sin forma. caos.


P.S.

De "Aventura poética", CATEDRA Letras Hispánicas, Edición de David L. Stixrude, 1986.

viernes, 23 de junio de 2023

Episodio 114: Fadir Delgado-Colombia, entrevista


 La entrevista con Fadir fue concentrándose en el tema de la territorialidad de la poesía y cómo, de ser lenguaje, incide en la lengua. Poeta de fuerza incontestable, Fadir nos habla aquí del bilinguísmo en Puerto Rico en contraste con los usos de anglicismos en Colombia y en Honduras. La entrevista fue realizada el día de la clausura del XII Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, 2023.


lunes, 19 de junio de 2023

Memorias Naborías, Episodio 3: Alimento y hambre en las Antillas


En este episodio, gracias a las fuentes del historiador Hugh Thomas en "El Imperio Español desde Colón a Magallanes" y el ensayo "Los españoles esclavizaron a los taínos por su producción agrícola", del antropólogo puertorriqueño Nelson Álvarez Febles, escucharemos cómo la autosuficiencia alimentaria de los habitantes de las islas del Caribe fue destruída como método de dominio en los primeros 30 años de la invasión a Abya yala.


 

Noam Chomsky: sobre la Inteligencia Artificial y la Lingüística

Autor > C. J. Polychroniou (Common Dreams)



La Inteligencia Artificial (IA) se está expandiendo por el mundo. Está transformando todos los ámbitos de la vida y, en el proceso, plantea importantes cuestiones éticas para la sociedad y el futuro de la humanidad. ChatGPT, que se está haciendo con las redes sociales, es un chatbot de IA desarrollado por OpenAI. Es un subconjunto de aprendizaje automático basado en lo que se denomina modelos de lenguaje LLM, que generan respuestas parecidas a las de un humano. No cabe duda de que las posibilidades de aplicación de una tecnología como esta son enormes, por eso ya se escuchan voces que piden la regulación de las IA tipo ChatGPT.

¿Puede la IA burlar a los humanos? ¿Supone una amenaza pública? Es más, ¿puede la IA convertirse en una amenaza existencial? Noam Chomsky, el lingüista más destacado del mundo y uno de los intelectuales públicos más valorados de todos los tiempos, cuya talla intelectual se ha comparado con la de Galileo, Newton y Descartes, aborda estas preguntas incómodas en la siguiente entrevista.

Como disciplina científica, la inteligencia artificial (IA) se remonta a la década de 1950, pero en los últimos veinte años se ha ido abriendo paso en campos de todo tipo, como la banca, los seguros, la industria automotriz, la música y la defensa. De hecho, se ha demostrado que en algunos casos el uso de técnicas de IA supera las habilidades humanas, como en el ajedrez. ¿Cabe la posibilidad de que las máquinas lleguen a ser más inteligentes que los humanos?

Por aclarar la terminología, cuando decimos “máquina” nos referimos a un programa, es decir, una teoría escrita en código que ejecuta un ordenador (una teoría singular e interesante en muchos aspectos que no vamos a comentar aquí). 

A grandes rasgos, podemos diferenciar entre ingeniería pura y ciencia. No existe una división clara, pero nos sirve para una primera aproximación. La ingeniería pura busca la elaboración de un producto que sea útil. La ciencia busca entender. Si el tema es la inteligencia humana o las habilidades cognitivas de otros organismos, la ciencia busca entender esos sistemas biológicos.

Entiendo que los padres de la IA –Alan Turing, Herbert Simon y Marvin Minsky, entre otros– la consideraban una ciencia, parte de las entonces incipientes ciencias cognitivas, y se valían de las nuevas tecnologías y los nuevos descubrimientos en la teoría matemática de la computación para avanzar en el entendimiento. A lo largo de los años, esa tendencia ha ido desapareciendo y se ha visto desplazada en gran medida por el enfoque de la ingeniería. Ahora, con cierta condescendencia, al interés inicial se le suele tachar de simbólico (o GOFAI, siglas de good old-fashioned AI,  “IA a la antigua usanza”). 

Muchos organismos biológicos superan las habilidades cognitivas humanas en mayor profundidad

Volviendo a la pregunta, ¿cabe la posibilidad de que se diseñen programas que superen las habilidades humanas? Debemos tener cuidado con la palabra “habilidades”, por motivos que daré más adelante. Pero si con el término nos referimos a la actuación humana, la respuesta es un rotundo sí. En realidad, llevan mucho tiempo existiendo, como la calculadora en el ordenador, por ejemplo. Excede con creces lo que hace un humano, aunque solo sea por falta de tiempo y de memoria. En el caso de los sistemas cerrados como el ajedrez, quedó patente en los cincuenta que, antes o después, con el avance de las ingentes capacidades informáticas y un amplio periodo de preparación, se podría diseñar un programa que venciese a un Gran Maestro, que juega con un límite de memoria y de tiempo. Lo que se consiguió unos años después fue básicamente publicidad para IBM. Muchos organismos biológicos superan las habilidades cognitivas humanas en mayor profundidad. Las hormigas del desierto que hay en mi jardín tienen un cerebro minúsculo, pero exceden en mucho la capacidad de orientación humana, en general, no solo en cuanto a actuación. No hay una Gran Cadena del Ser con los humanos en la cúspide. 

Los productos de la ingeniería de IA se están usando en muchos campos, para bien o para mal. Hasta los más sencillos y conocidos pueden ser muy útiles: en el campo del lenguaje, por ejemplo, los programas de autorrelleno o de dictado o el traductor de Google. Con capacidades informáticas mucho mayores y una programación más sofisticada, debería haber más aplicaciones útiles, también para la ciencia. Ya hay algunas, como muestra el reciente caso del estudio del plegamiento de proteínas, en el que la tecnología de búsqueda rápida y a gran escala ha ayudado a los científicos a lidiar con un problema crítico y persistente.

Los proyectos de ingeniería pueden ser útiles o perjudiciales. Ambas cuestiones se plantean también en el caso de la ingeniería de IA. El trabajo actual con modelos de lenguaje LLM, como los chatbots, ofrece herramientas para desinformar, difamar y confundir a los que no tienen muchos datos. La amenaza es mayor cuando se combinan con imágenes artificiales y réplicas de voz. Con diversas preocupaciones en mente, decenas de miles de investigadores de IA han solicitado recientemente una moratoria en el desarrollo por los peligros potenciales que detectan.

Como siempre, las posibles ventajas de la tecnología tienen que sopesarse con los costes potenciales.

Las cuestiones que se plantean en cuanto a IA y ciencia son muy diferentes. En este caso, hay que tener mucho cuidado con ciertas afirmaciones descabelladas y desorbitadas, que los medios tienden a amplificar. Para aclarar la cuestión, analicemos algunos casos, unos hipotéticos y otros reales.

Antes he comentado la capacidad de orientación en los insectos, algo asombroso. Los entomólogos han hecho grandes avances en el estudio de su realización, pero la neurofisiología, una materia complicadísima, sigue siendo esquiva, igual que la evolución de los sistemas. Ocurre lo mismo con las increíbles hazañas que protagonizan los pájaros y las tortugas marinas, que tras viajar miles de kilómetros regresan infaliblemente al punto de partida.

Las posibles ventajas de la tecnología tienen que sopesarse con los costes potenciales

Imaginemos que se presenta fulanito, partidario de la ingeniería de IA, y dice: “Las conclusiones de tu trabajo han sido rebatidas. Problema resuelto. Los pilotos de aerolíneas comerciales logran los mismos resultados constantemente, incluso mejores”.

Ni nos molestaríamos en contestar, nos entraría la risa.

Veamos el caso del arte de navegación de los polinesios, aún vivo en las tribus indígenas, que usan las estrellas, los vientos y las corrientes para dirigir sus canoas hasta un lugar en concreto a cientos de kilómetros. También ha sido objeto de muchas investigaciones para descubrir cómo lo hacen. Fulanito tiene la respuesta: “Dejad de perder el tiempo, la flota naval lo hace constantemente”.

Misma reacción.

Analicemos ahora un caso real, la adquisición del lenguaje. En los últimos años ha sido objeto de investigaciones exhaustivas y muy reveladoras, que demuestran que los niños tienen un conocimiento muy amplio de la lengua (o lenguas) que habla su entorno, mucho mayor de lo que ponen de manifiesto. Han logrado demostrarlo con pocas pruebas, y en ocasiones cruciales, sin ninguna. En el mejor de los casos, como muestran minuciosos estudios estadísticos, los datos disponibles son escasos, sobre todo cuando se tiene en cuenta el grado de frecuencia (“la ley de Zipf”).

Entra fulanito en escena: “Queda rebatido. Sin tener en cuenta vuestros descubrimientos, los LLM, que registran cantidades desorbitantes de datos, encuentran regularidades estadísticas que hacen posible simular los datos con los que se entrenan y producir algo que se parece mucho al comportamiento normal humano. Los chatbots”.

Este caso difiere de los anteriores. Primero, porque es real. Segundo, porque a la gente no le entra la risa; de hecho, muchos están impresionados. Y tercero, porque al contrario que los casos hipotéticos, los resultados reales distan mucho de lo que se afirma.

Estas consideraciones sacan a relucir un pequeño problema del entusiasmo actual con los LLM: que son totalmente absurdos, como en los casos hipotéticos, que se veía enseguida. Sin embargo, hay problemas mucho más graves que el absurdo. 

Uno de ellos es que los sistemas de LLM están diseñados de tal manera que no nos dicen nada del lenguaje, del aprendizaje ni de otros aspectos cognitivos, y es una cuestión de principio, irremediable. Aunque dupliquemos los terabytes de datos registrados, añadamos unos millones de parámetros más y utilicemos todavía más energía de California, la simulación de comportamiento mejorará, pero al mismo tiempo, revelará con mayor claridad el fracaso de principio de un enfoque que no busca ningún tipo de entendimiento. La razón es evidente: los sistemas funcionan igual de bien con lenguas imposibles de aprender que con las que los niños adquieren rápido y casi instintivamente.

Es como si un biólogo dijera: “Se me ha ocurrido una nueva teoría buenísima sobre los organismos. Incluye muchos que existen y muchos que es imposible que existan, y no hay forma de diferenciarlos”.

De nuevo, nos entraría la risa. O debería.

Ya no es solo fulanito, estamos hablando de casos reales. Insistiendo en apartarse radicalmente de la ciencia, fulanito contesta: “¿Cómo lo sabes si no has investigado todas las lenguas?”. Llegados a este punto, el abandono de la ciencia normal se hace aún más patente. Por el mismo razonamiento, podemos deshacernos de la genética y la biología molecular, de la teoría de la evolución y del resto de ciencias biológicas, que no han analizado más que una ínfima parte de los organismos. Y por si acaso, también desterramos toda la física. ¿Por qué íbamos a creer en las leyes del movimiento de Newton? ¿Cuántos objetos se han observado de verdad en movimiento?

Por otro lado, está el ligero detalle de la carga probatoria. Los que plantean una teoría tienen la responsabilidad de demostrar que tiene sentido demostrando que no funciona con lenguas imposibles. No es responsabilidad de los demás rebatir el planteamiento, aunque en este caso parece bastante fácil hacerlo.

Prestemos atención ahora a la ciencia normal, donde los detalles cobran interés. Hasta un único ejemplo de adquisición del lenguaje puede ofrecer la oportunidad de entender mejor la diferencia entre lenguas posibles e imposibles.

Las razones están claras y son bien conocidas. Todo crecimiento y desarrollo, incluido el denominado “aprendizaje”, es un proceso que comienza con un estado del organismo y lo va transformando paso a paso en fases posteriores.

Es un principio establecido que la facultad del lenguaje tiene propiedades básicas específicas de los humanos

La adquisición del lenguaje es un proceso de este tipo. El estado inicial es el legado biológico de la facultad del lenguaje, que está claro que existe, aunque sea, como creen algunos, una combinación particular de otras capacidades. Es muy poco probable que sea así por motivos que hace mucho que quedaron claros y que no voy a explicar porque no son relevantes en lo que nos ocupa. Es obvio que hay un legado biológico en la facultad humana del lenguaje. Un mero axioma.

La transición da lugar a un estado relativamente estable, modificado solo en apariencia: el conocimiento de la lengua. Los datos externos desencadenan y configuran en parte el proceso. Mediante el estudio del estado alcanzado (el conocimiento de la lengua) y de los datos externos, podemos sacar conclusiones trascendentales sobre el estado inicial, el legado biológico que hace posible la adquisición del lenguaje. Las conclusiones sobre el estado inicial determinan la diferencia entre lenguas posibles e imposibles. Y esta diferencia es aplicable a todos aquellos que comparten el estado inicial, es decir, a todos los humanos, que se sepa, pues no parece que haya diferencia en la capacidad de adquisición del lenguaje entre los grupos humanos existentes.

Todo esto es ciencia normal y ha logrado muchos resultados.

Los experimentos demuestran que el estado estable se obtiene en buena parte muy pronto, hacia los tres o cuatro años. También es un principio establecido que la facultad del lenguaje tiene propiedades básicas específicas de los humanos, por lo que es una auténtica propiedad de la especie: es común a todos los grupos humanos y, en lo fundamental, un atributo humano único.

Hay mucho que se queda fuera de esta explicación esquemática, sobre todo el papel de las leyes naturales en el crecimiento y el desarrollo, y en el caso de un sistema computacional como el lenguaje, los principios de eficiencia computacional. Pero ahí está el quid de la cuestión. Repito: es ciencia normal.

Es importante dejar claro la distinción de Aristóteles entre posesión de conocimiento y uso de conocimiento (en términos modernos, competencia y actuación). En el caso del lenguaje, el estado estable que se obtiene es posesión de conocimiento, codificado en el cerebro. El sistema interno establece una variedad ilimitada de expresiones estructuradas, cada una de las cuales podemos considerar que plantea un pensamiento, cada uno de ellos externalizable mediante algún sistema sensoriomotor, normalmente el sonido, aunque podría ser un gesto o incluso (no sin dificultad) el tacto.

Si queremos entender qué tipo de criaturas somos, lo primero que debería interesarnos es lo que hace de los humanos la especie más única de todas

Al sistema codificado internamente se accede mediante el uso del conocimiento (la actuación). La actuación incluye el uso interno del lenguaje en el pensamiento: la reflexión, el planteamiento, los recuerdos y muchísimas cosas más. Desde el punto de vista estadístico, es por goleada el uso predominante del lenguaje. Es inaccesible a la introspección, aunque podemos aprender mucho sobre él con los métodos normales de la ciencia, desde “fuera”, metafóricamente hablando. Lo que llamamos “diálogo interior” en realidad son fragmentos de lenguaje externalizado con el aparato articulatorio en silencio. No es más que un reflejo remoto del uso interno del lenguaje, otro aspecto importante en el que no me voy a extender aquí.

Otras formas del uso del lenguaje son la percepción (el análisis sintáctico) y la producción. Esta última entraña propiedades que hoy siguen siendo un misterio, igual que lo eran cuando Galileo y sus contemporáneos las observaban con admiración en los albores de la ciencia moderna.

El objetivo principal de la ciencia es descubrir el sistema interno, tanto en el estado inicial de la facultad humana del lenguaje como en las formas específicas que adopta en la adquisición. En la medida en que conozcamos el sistema interno, podemos proceder a investigar cómo entra en actuación e interacciona con otros muchos factores que entran en el uso del lenguaje.

Los datos de la actuación ofrecen pruebas sobre la naturaleza del sistema interno, especialmente cuando los experimentos los hacen más precisos, como es habitual en el trabajo de campo. Pero hasta la recolección de datos más exhaustiva induce necesariamente a error en aspectos cruciales. Se atiene a lo que se produce normalmente, no al conocimiento del lenguaje codificado en el cerebro, objeto principal de investigación para los que quieren entender la naturaleza del lenguaje y su uso. Ese objeto interno establece infinitas posibilidades más de las que se usarían en un comportamiento normal por factores irrelevantes al lenguaje, como las limitaciones de la memoria a corto plazo, temas que se estudiaron hace sesenta años. Los datos observados también incluyen gran parte de lo que se queda fuera del sistema codificado en el cerebro, que suelen ser usos conscientes del lenguaje que incumplen las normas de los propósitos retóricos. Son axiomas que conocen todos los que realizan trabajo de campo, que dependen de técnicas de obtención de información con los voluntarios, básicamente experimentos, para generar un corpus mejorado que excluya restricciones irrelevantes y expresiones anómalas. Ocurre lo mismo cuando los lingüistas se usan a sí mismos como voluntarios, un procedimiento perfectamente normal y adecuado, habitual en la historia de la psicología hasta el día de hoy.

Lo que ofrece verdaderas pistas acerca de lo que nos hace únicos es lo que no es rutina

Si seguimos avanzando con la ciencia normal, descubrimos que los procesos internos y los elementos del lenguaje no pueden detectarse mediante la inspección de fenómenos observados. Normalmente estos elementos ni siquiera aparecen en el discurso (oral o escrito), aunque sus efectos, que suelen ser sutiles, sí se pueden detectar. Esto supone otro motivo más por el que restringirse a los fenómenos observados, como en los enfoques de LLM, limita drásticamente el entendimiento de los procesos internos que son el objeto principal de la investigación en la naturaleza del lenguaje, su adquisición y su uso. Sin embargo, nada de esto es relevante si el interés por la ciencia y el entendimiento se han abandonado en favor de otras metas.

En líneas más generales, la ciencia, durante miles de años, ha llegado a conclusiones a través de experimentos –normalmente experimentos mentales–, una abstracción radical del fenómeno. Los experimentos están basados en la teoría y buscan descartar los innumerables factores irrelevantes que entran en la observación de los fenómenos, como la actuación lingüística. Todo esto es tan básico que ni se discute. Se sabe. Como ya he comentado, la distinción básica se remonta a la de Aristóteles entre posesión y uso del conocimiento. La primera es el objeto central de estudio. Los estudios secundarios (muy importantes) investigan cómo se usa el sistema almacenado internamente en la actuación, junto con la multitud de factores no lingüísticos que entran en lo que se observa directamente.

Recordemos una observación del biólogo evolutivo Theodosius Dobzhansky, conocido principalmente por su trabajo con Drosophila: todas las especies son únicas, y la humana es la más única de todas. Si queremos entender qué tipo de criaturas somos –obedeciendo el mandato del Oráculo de Delfos de hace 2.500 años–, lo primero que debería interesarnos es lo que hace de los humanos la especie más única de todas, en especial el lenguaje y el pensamiento, estrechamente interconectados, como queda reflejado en la rica tradición que se remonta a la Grecia clásica y a la India. La mayor parte del comportamiento es bastante rutinario, y por lo tanto, hasta cierto punto predecible. Lo que ofrece verdaderas pistas acerca de lo que nos hace únicos es lo que no es rutina, y eso lo encontramos, unas veces mediante experimentos y otras mediante observación, tanto en niños normales como en grandes artistas y científicos.

La sociedad lleva un siglo plagada de intensas campañas corporativas que fomentan el desprecio por la ciencia

Un último comentario al respecto. La sociedad lleva un siglo plagada de intensas campañas corporativas que fomentan el desprecio por la ciencia, un tema que Naomi Oreskes, entre otros, ha estudiado bien. Todo empezó con corporaciones cuyos productos eran nocivos para la salud: plomo, tabaco, amianto y después combustibles fósiles. Sus motivaciones son comprensibles. El objetivo de un negocio en una sociedad capitalista es ganar dinero, no el bienestar de las personas. Es un hecho institucional: si no entras en el juego, estás fuera y alguien que sí lo haga vendrá a reemplazarte.

Los departamentos de relaciones públicas de las corporaciones enseguida se dieron cuenta de que sería un error negar las pruebas científicas que se iban acumulando de los efectos letales de sus productos. Sería fácil de rebatir. Era mejor sembrar la duda, alentar la incertidumbre, menospreciar a esos trajeados que nunca han pintado una casa pero vienen de Washington a decirme que no use pintura con plomo y destruyen mi negocio (caso real, perfectamente extrapolable). Ha funcionado demasiado bien. Ahora mismo nos está llevando por el camino de la destrucción de la vida humana organizada en la Tierra.

En algunos círculos intelectuales, la crítica posmoderna de la ciencia, que Jean Bricmont y Alan Sokal se encargaron de desmontar pero que sigue viva en ciertos ambientes, ha producido efectos similares.

Quizá sea incómodo plantearlo, pero creo que es razonable preguntarse si los fulanitos y los que repiten sin pensar e incluso amplifican sus negligentes proclamas están contribuyendo a las mismas tendencias siniestras.

Es posible que los proyectos de ingeniería futura incluso superen las habilidades humanas

ChatGPT es un chatbot basado en lenguaje natural que usa la inteligencia artificial para entablar conversaciones similares a las humanas. En un artículo reciente en The New York Times, junto con otros dos autores, usted calificaba los nuevos chatbots de despliegue publicitario porque sencillamente no están al mismo nivel que la competencia lingüística de los humanos. Sin embargo, ¿no es posible que innovaciones futuras en IA generen proyectos de ingeniería que sí estén al mismo nivel y que incluso lleguen a superar las habilidades humanas?

El mérito del artículo debemos atribuírselo a su verdadero autor, Jeffrey Watumull, excelente matemático, lingüista y filósofo. Los dos coautores éramos asesores que estuvimos de acuerdo con el artículo, pero no lo escribimos.

Es verdad que los chatbots en principio no están al mismo nivel de competencia lingüística que los humanos, por los motivos indicados anteriormente. Su diseño básico les impide alcanzar la condición mínima de adecuación para una teoría del lenguaje humano: distinguir entre lenguas posibles e imposibles. Como es una propiedad del diseño, no puede salvarse con innovaciones futuras en este tipo de IA. Sin embargo, es muy probable que los proyectos de ingeniería futura lleguen al mismo nivel e incluso superen las habilidades humanas, si nos referimos a la capacidad humana de actuar, a la actuación. Como ya se ha comentado, algunas llevan tiempo haciéndolo: las calculadoras automáticas, por ejemplo. Es más interesante, como indicaba, que haya insectos con el cerebro minúsculo que superan las habilidades humanas entendidas como competencia.

A menos que se controle con cuidado, la ingeniería de IA puede representar serias amenazas

En el artículo mencionado, también se observaba que los proyectos actuales de IA no tienen facultad moral humana. ¿Esta obviedad hace que los robots de IA supongan una amenaza menor para la raza humana? Creo que se puede argumentar que los convierte en una amenaza aún mayor.

Es una obviedad, desde luego, si entendemos la “facultad moral” en su sentido más amplio. A menos que se controle con cuidado, la ingeniería de IA puede representar serias amenazas. Supongamos, por ejemplo, que el cuidado de pacientes estuviera automatizado. Los errores inevitables que el juicio humano solucionaría podrían provocar una historia de terror. O imaginemos que apartamos a los humanos de la evaluación de amenazas determinadas por los sistemas automatizados de defensa antimisiles. Como nos indica un documento histórico estremecedor, sería el final de la civilización humana.

A los organismos reguladores y las fuerzas del orden en Europa les preocupa la expansión de ChatGPT y acaba de presentarse un instrumento legislativo de la Unión Europea que trata de lidiar con la IA mediante la clasificación de dichas herramientas de acuerdo con el nivel de riesgo que entrañen. ¿Está de acuerdo con los que consideran que ChatGPT supone una amenaza pública grave? Por otra parte, ¿cree realmente que el futuro desarrollo de herramientas de IA puede detenerse hasta introducir salvaguardias?

Comprendo perfectamente los esfuerzos de quienes intentan controlar las amenazas que supone la tecnología avanzada, también en este caso. Sin embargo, soy escéptico acerca de la posibilidad de llevarlo a cabo. Me temo que la caja de Pandora ya está abierta. Los actores maliciosos –institucionales o particulares– seguramente encuentren las vías para eludir las salvaguardias. Aunque estos temores, por supuesto, no son motivo para no intentarlo ni para bajar la guardia. 

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Este artículo fue publicado originalmente en Common Dreams.

Traducción de Ana González Hortelano.

Autor > C. J. Polychroniou (Common Dreams)

domingo, 18 de junio de 2023

Episodio 113: Juan Boria, el gran declamador de la poesía afroantillana en Puerto Rico

 


Aquí está la voz, el cuerpo que la palabra del tambor, de la bomba, de los siglos de cimarronaje y libertad decidida. Juan Boria, memoria de la negritud puertorriqueña, nos enseña aquí (así como nos enseñaron Luz Ondina y Juana Pavón en Honduras), desde un registro de cassette que logré transferir y editar en MP3, lo que de fondo y forma sigue vibrando en la expresión poética de la isla y de las Antillas todas.

https://drive.google.com/file/d/1TsigGEePLbqz9b1wzx4SWCWH5RneUAF0/view?usp=sharing

domingo, 11 de junio de 2023

Episodio 112: Vania Vargas - Guatemala, entrevista


 La poeta y narradora guatemalteca Vania Vargas, con su profunda sensibilidad, nos comparte las impresiones que llevó de Puerto Rico y su poética durante su presencia en el XIII Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico. Desde su ancestral y pluricultural Guatemala, contrasta el presente de Puerto Rico y también de Centroamérica. Esa noche, el caos sociopolítico de nuestros países pudieron tener una serena reflexión desde la poesía.

https://drive.google.com/file/d/1Xops6aqEYpKWqzD0maN33WYwGw1z1ilN/view?usp=sharing

miércoles, 7 de junio de 2023

Memorias Naborías, Episodio 2: El presagio de Las Canarias

 

Los indicios de que había otra tierra al otro lado del mar venían sucediéndose desde mucho antes de 1492, y fue en la invasión al archipiélago de Las Canarias donde castellanos y portugueses montarían el laboratorio atroz de la colonización posterior de Abya Yala.

Los invito a hacer memoria y a preguntarnos si todo lo acaecido fue producto del Destino, del Azar o de las Estrellas.

Fuentes: Historia de las Indias, Tomo I, Bartolomé de Las Casas y Esclavos (la esclavitud en Las Canarias) Documentos para la historia de Canarias, VIII.

https://drive.google.com/file/d/1SyNY_sEQp3BqYFE9rMCJkQDnWcvHcACN/view?usp=sharing

domingo, 4 de junio de 2023

Simulacro, de Petra Bravo: córtenme la lengua, yo quiero bailar

 



Varias veces me he detenido ante el teclado. Cuando he creído tener la idea exacta de cómo escribir mi impresión sobre "Simulacro", el sistema motor se atrofia y mis dedos quedan a mitad de camino, y las teclas son como lozetas que se van dispersando y sobre las cuales debo dar saltos para evitar caer y llegar a un punto del limbo blanco de la pantalla. Las sílabas se expanden hacia todos lados, mi dedos buscan una tecla firme para crear el concepto, la palabra, el enunciado, lo que sea que logre afianzar mi pensamiento o el recuerdo de esa noche 1 de junio en el Teatro Julia de Burgos, en la UPR-Río Piedras, de San Juan. 

Le pregunto a Chomsky: Usted, Maestro ¿fue aprendiz de bailarín junto a Saussure? Porque si algo tiene "Simulacro" es la interpretación experimental, en Teatro-Danza-Poesía, del estructuralismo puro hecho imagen, figura, espasmo, imposibilidad, ahogo... Fellini. No puedo quitarme de la mente ese acto donde la bailarina, ídolo o estampa de una diosa dantesca, avanza con el tocado de una casa llena de dólares como sombrero y vestida con una falda hecha de mallas de construcción. Es una modelo digna de la pasarella vaticana en Roma, de Fellini, sí. Pero, le pregunto de nuevo, señor Chomsky: ¿se imaginó alguna vez coreografiando su tesis sobre el órgano mental de donde procede el lenguaje? 

Petra Bravo ha montado una coreografía que señala con ojo vouyeur lo que le sucede a un cuerpo social que ha sido violentado desde el lenguaje mismo, y por ello se adueña de la poesía de Roberto Net para ensamblar lo inconexo en que se ha convertido el intento de explicar Puerto Rico bajo la colonia estadounidense, ese poder que ha erigido un muro para atajar el momento portentoso donde el pensamiento se vuelve comunicación. Ese muro donde los bailarines se golpean y rebotan en espamos durante la presentación, es el muro o guillotina que parte la lengua en dos, una lengua que tiene relación directa con el resto del cuerpo que convulsiona, pero que intenta decir algo, y al final se entrega, física y mentalmente agotado.

De nuevo me detengo ante el teclado. Una ooooo, tres fetrrrr, pra, tru, nñiiii ¿Usted sse imaginó disertando sobre el estructuralismo bailando, don Chomsky? Los recuerdos son remanentes de un lenguaje de fondo que no ha podido concretarse, ¿así fue que dijo? Pues hay un obrero que intenta conectar o hacer funcionar las luces. Entra en el escenario como si entrara a nuestra cabeza, interrumpe con su escalera, sube, se toma su tiempo y nada. Trak-Trak-Trak-Trak, rompe el silencio e impone un nuevo beat, Trak-Trak-Trak, el escenario-cueva de Platón, el Simulacro, inicia otro acto. Los norteamericanos se alimentan de puertorriqueños. Trak-Trak-Trak. Sí, la colonia ya abusó de todos los giros de la lengua, sí, ya no queda forma de intentar comunicarnos, alargando los brazos, rodando sobre el tablado, subiéndonos a un micro !qué diablos intento decir! Ya no hay forma de comunicarnos, a los norteamericanos les gusta comer puertorriqueños, dicen los versos del gran Roberto Net, y la danza que lo entrega todo, todo, ya no hay más que entregar, deja tan solo, al final, el cuerpo perfecto ya desprovisto de intentos verbales, sólo y desnudo el cuerpo, sin palabras ni sintaxis.

Realmente no sé cómo describir Simulacro, una obra que la puertorriqueña Petra Bravo ha hecho surgir desde el ahogo del lenguaje colonial, desde la mutilación de los significados que Ionesco apenas bailó. Sin embargo, estoy absolutamente convencido de algo: esta obra debe presentarse en los más grandes escenarios, desde Broadway al Teatro Colón de Buenos Aires. Este espléndido absurdo, experimento o intento de desatar el nudo colonial desde el arte escénico, no puede quedarse sólo en Puerto Rico.

Me he tragado las teclas, Roberto. He borrado sus letras, Petra. Sólo quedan mis dedos en su danza inexplicable.


F.E.

Episodio 111: El Perfume y El Tambor de Hojalata, análisis de dos escenas

 

Les ofrezco un análisis de las dos escenas emblemáticas en El Perfume y en El Tambor de Hojalata. ¿Es el fanatismo colectivo una especie de hipnosis? ¿Cómo terminan negando sus actos los victimarios que arrastraron al delirio a multitudes? Gunther Grass y Patrick Suskind nos dieron ya la clave en sus dos enormes novelas adaptadas al cine.

https://drive.google.com/file/d/1uTdkXu9hPkf7u-BuRe6bPYq8p-Pa3uyX/view?usp=sharing

viernes, 2 de junio de 2023

Memorias Naborías ¿por qué de este podcast?


 Luego de interminables lecturas -que aún continúan y dudo que terminen-, la dolorosa y a la vez fascinante historia de la invasión a América en 1492, me ha urgido a crear este podcast. La historia siempre ha competido con mi creación poética y todas mis otras expresiones literarias. Es hora de expresarla de alguna forma más o menos dominable: la técnica del montaje de audio derivada de mi experiencia -aun continua- con el podcast Bitácora del Párvulo, del cual, al día de hoy, he producido 109 episodios.

Mis estudios en Antropología Sociocultural en la Universidad de Puerto Rico (UPR), me han ofrecido los contenidos más esclarecedores, partiendo desde el impacto de la colonia española en Puerto Rico hasta la incuestionable colonia estadounidense. En mis clases, siempre les he expresado a mis maestras y maestros, que soy un apasionado de la historia que quiere utilizar las herramientas de la antropología para expandir aún más las posibilidades de análisis y recuentos históricos, por lo que en este podcast, mis opiniones tendrán ese abordaje holístico -y muchas veces autoetnográfico- que, también, no dejarán de lado las revelaciones de una poética en los hechos que nos dieron heredad mestiza y responsabilidad con en el presente vivo de los pueblos indígenas en toda Abya yala.

Quisiera que este podcast se concentrara en los anónimos que son la trama olvidada por la historia oficial. Quisiera intentarlo y ayudar un poco a que nos entendamos mejor para restituirnos en el tiempo, con la justicia poética del Destino, del Azar y de las Estrellas.*



*

Los tres componentes del alma, según los mexicas.

Episodio 1: Memorias Naborías


Este podcast, les invita a conocer hechos claves -aunque muchas veces anónimos- en la historia de la invasión a Abya Yala, su consolidación y transformación paulatina en la América que ahora conocemos, pero resaltando los actos que explican el por qué se derivó, desde lo menos conocido hasta los más oficializado, al americano y americana que somos y seguimos transformando culturalmente.

Las voces de los vencidos, al decir de Portilla, volverán a surgir aquí, en Memorias Naborías, como prioridades, como piedras rossettas, como areítos y ceremonias inmemoriales, voces y palabras desde las planicies de Norteamérica, desde las mesetas del Anahuac, las selvas mayas mesoamericanas y del Darién y de la Amazonía, hasta los picos nevados de Tahuantinsuyo junto a las pampas e infinitos glaciares de la Patagonia y la Tierra del Fuego.

Agradecimientos por su invaluable colaboración a las poetas Venus Mejía (Honduras), Melissa Lucha (El Salvador), Iris Mencía (Honduras) y al poeta Rainier Alfaro (El Salvador), voces hoy de aquellas por siempre ancestrales dentro del montaje.


martes, 30 de mayo de 2023

Desde Lares, de Carlos Gallisá, Reseña

 


Presentación:

Quisiera iniciar esta reseña desde el signo titular del libro, “Desde Lares”, y esto porque desde esa primera impresión de lectura el autor nos está diciendo en qué momento inicia la historia de liberación, independencia, o anexión, o asimilación o estadidad fallida puertorriqueña. No hay forma de evadir la gesta y simbolización que significó Lares para este país que aún se debate entre nombrarse patria o nación… o ninguna de las anteriores, como se incluyó en la papeleta del segundo plebiscito del año 1998 en busca de definir, una vez más, el Estatus de la isla.

Carlos Gallisá (Camuy, 1933-San Juan, 2018), fue dueño de una dilatada militancia en pro de la independencia y, también, voz formadora de opinión política a través de su columna en el periódico Claridad, como igual fue presencia permanente en el programa radial Fuego cruzado, en la WSKN-AM. Su abordaje de análisis es sentencioso en todo el libro y denota un grado de frustración comprensible a medida que se va leyendo la larga historia de derrotas y esperanzas en la lucha por la supervivencia de Puerto Rico como ente nacional. Y, sin embargo, Carlos Gallisá es capaz de mantenerse ecuánime y de apuntar con precisión hacia los momentos cruciales donde se perdió la oportunidad de independencia o se abrió una coyuntura vergonzosa aún existente.

Me atrevo a decir vergonzosa, porque cada día que pasa Puerto Rico bajo el dominio colonial estadounidense, es, ciertamente, una vergüenza histórica que no se puede dejar de sentir ni obviar, no solo en Latinoamérica, que no alcanza a dimensionar aún cuánto ha resistido Puerto Rico por ella, sino para todo un concierto de naciones en el mundo que permiten semejante condición oprobiosa mientras niegan, por ejemplo, la reunificación de Taiwán con China, pueblos de una misma raíz cultural totalmente en contraste con lo disímil de Puerto Rico respecto al sentido cultural anglosajón de Estados Unidos.

El oportunismo como estrategia nacional

Aquel 23 de septiembre de 1868, en Lares, ha debido repetirse una y otra vez, parece decirnos Gallisá, tanto como la fecha 25 de julio se repite en la refinada maquinación de ocultamiento al día en que el Puerto Rico de la corona española fue invadida y conquistada por los Estados Unidos, en 1898. Pero si debe repetirse la fecha, entonces, se tendrá también que recordar las oportunistas traiciones de Muñoz Rivera y de Luis Muñoz Marín, y por supuesto, tener presente la fulgurante estrella apagada de Albizu Campos.

Este es el recorrido de cabo a rabo que nos ofrece Gallisá, y son tantos los datos luminosos demostrados con gran autoridad en el tema, que la “sola estrella” que casi rozaba la independencia de España con la Carta Autonómica de 1897, parece multiplicar sus traumas con mayor intensidad desoladora que todos los países latinoamericanos juntos. Gallisá nos presenta como punto de partida la mejor caracterización que he leído sobre cinismo político, y la caracterización está hecha sobre Muñoz Rivera, de quien Rosendo Matienzo Cintrón llego a decir “que era capaz de ponerse al frente de cualquier mayoría”, todo con el fin de llevar hasta las últimas consecuencias el ideario autonomista que fue barrido por la invasión estadounidense. Y por supuesto, al ocurrir la ocupación, Muñoz Rivera habría de fundamentar el adn de la política calculadora de las élites criollas, y lo haría con la siguiente declaratoria servilista:

Por lo que a nosotros toca, aspiramos a la pura satisfacción de que los Estados Unidos al fijarse en estos dominios suyos, se convenzan de que aquí hay un pueblo sensato, dócil, digno de que hasta él se extiendan las conquistas de la Democracia, que han hecho tan grande a la patria de Franklin y Linconl”.

Sin embargo, ante los hechos duros de la ocupación militar, todas las disquisiciones anteriores, y que se dirigían a tratar de establecer una posición hacia la independencia de la corona, se transformaron en una compleja búsqueda de identidad ante el nuevo amo, mismo que en sus tribunales, y sin saber qué opinar con exactitud para disimular su acto de conquista, determinó -tanteando- que “los boricuas eran unos nacionales (“Nationals”) al igual que los indios nativos de Norteamérica en el siglo XIX. Gallisá nos explica en este punto que “esta clasificación había sido utilizada en 1844 por el Tribunal Supremo de Estados Unidos para designar a los indios no pertenecientes a tribu alguna… y al “nacional” no se le reconocen los derechos que tienen los ciudadanos de formar gobierno y participar en el mismo”.

No hace falta mucho análisis para ligar esta definición al pensamiento que ya utilizaron como dilema los invasores españoles al momento de reconocer si los habitantes “nativos” (los buenos salvajes) tenían alma o no.

Fanon presente

Carlos Gallisá tiene un especial interés en demostrar los mecanismos psicológicos del colonizado puertorriqueño y cómo estos han determinado sus principales decisiones políticas retardantes que lograron crear la cultura de, como él le llama, “la guerra chiquita de interminables discusiones partidarias”. Para ello hace mención constante de Frantz Fanon, psicólogo y filósofo político de Martinica (1925-1961), mundialmente conocido por su libro “Los condenados de la tierra”. Es por eso que Gallisá se detiene en resaltar declaratorias de Muños Rivera que revelan el sometimiento y las líneas generales con que se asumió la invasión de 1898 y, por supuesto, las consecuencias de éstas, retadas tan solo por la indignada y valerosa aparición de Albizu Campos, treinta años después.

Siendo Muñoz Rivera Comisionado Residente en Washington, llegó a expresarse de la siguiente forma, aun estando su expresión en medio de un fogoso discurso en defensa de la participación política, en pleno derecho de ciudadanía (obtenida con la Ley Jones en 1917), de Puerto Rico en las decisiones de Estados Unidos:

“La plataforma democrática de Kansas City declaró hace catorce años, que ‘una nación no puede ser largo tiempo imperio y mitad república’, y que el imperialismo en el exterior conducirá rápida e inevitablemente al despotismo en el interior. Esas no son frases puertorriqueñas, reflejadoras de la impresionabilidad latina, son frases americanas reflejadoras del espíritu anglosajón, calmoso en sus actitudes y celoso, muy celoso de sus derechos”.

En otro pasaje del libro, al detallar la Base quinta del programa del partido “Unión de Puerto Rico” (febrero de 1904), recalca este extracto lastimero, necesitado e impotente (nótese la denominación “isla” comparado con el largo y pomposo nombre que se le otorga al conquistador en dos ocasiones en un solo párrafo, y además con ínfulas bilingües bastante tempranas):

Declaramos que entendemos factible que la Isla de Puerto Rico sea confederada a los Estados Unidos de la América del Norte, acordando que sea ella un Estado de la Unión Americana, medio por el cual puede sernos reconocido el self-goverment que necesitamos y pedimos”.

Sin lugar a dudas, los nuevos amos captaron de inmediato este sometimiento de las élites políticas a lo largo de los años, al punto que el congresista Fred Crawford decía, en el año de creación del ELA, que

en ningún momento he pensado siquiera que Puerto Rico pudiera jamás sustentar la condición de estado. Sin duda, Puerto Rico no puede sustentar ningún tipo de independencia. Tendría que ser un títere de algún otro país…

Pedro Albizu Campos y Luis Muñoz Marín

Cuando Gallisá aborda estas figuras inseparables del destino político puertorriqueño, diría que lo hace abriendo un doble paréntesis ((uno dentro de otro)), porque llegan a ser indistinguibles en su radicalidad de visiones, por mucho que se quiera asignarle a Luis Muñoz Marín una visión pragmática y mediadora con Washington. El enorme fervor de Albizu al final es contenido por los límites que le impone la cercanía de Muñoz Marín con altos personajes de la política de Washington, en un momento en que el independentismo nacionalista estaba en su mejor apogeo.

El clímax de esta situación tensa e inevitable en su colisión sucede en la insurrección de 1950, fecha que es espejo del Grito de Lares, con todo y su derrota simbólica. Los fervorosos discursos de Albizu Campos fueron esenciales para mantener en alto la decisión de lucha a toda costa y al final, trascendieron su muerte, ya que, a mi parecer, su retórica alcanzó vuelos globales, humanísimos e imposibles de dejar a nadie indiferente. Gallisá recoge un extracto del discurso de Albizu a su regreso de prisión federal, el 15 de diciembre de 1947, y en él concentra toda la conciencia que el mismo Albizu tenía de su propia dimensión, tanto al hablar como en el callar como un llamado a actuar:

Yo confío en no venir a pronunciar muchos discursos en Puerto Rico. No he venido a entretener a mi pueblo. No. Yo no soy un artista. No quiero aplausos. Oíd bien. He venido aquí porque yo no creo en el exilio voluntario. He venido porque mi patria, esclava, como está hoy, es donde está mi deber y nadie debe rehuir de la madre enferma y lisiada, porque es entonces cuando más necesita el amor de sus hijos”.

La palabra “Patria”, entonces, se erigía como estandarte de lucha, y en cambio Luis Muñoz Marín, la encerraba a sangre y fuego en el paréntesis de un frío acrónimo: ELA (Estado Libre Asociado) a tono con la sempiterna ambigüedad de significados y tan cercano a los gustos con que los estadounidenses nombran lo insustancial, pero muy corporativo.

Y es que Gallisá también utiliza con toda intención la palabra comprar para referirse al producto que vendió Muñoz Marín: “La mayoría del pueblo de Puerto Rico “compró” la oferta del ELA de Muñoz, presentada como el comienzo de un proceso para adquirir mayores poderes políticos sin cerrarse puertas a ningún otro estatus”, y esto lo hace para definir la vocación puramente capitalista en la visión de desarrollo que se le vendió -a alto precio- a Muñoz Marín en Washington.

La estadidad jíbara

A partir de este momento, como lo afirma Gallisá, todo se orientó al impulso de una modernización descarnada y entreguista, sin ningún viso de independentismo, pero paradójicamente, muy folclorizante. Y es que se folcloriza a una nación cuando se busca minimizar las visiones de una patria insertada en el concierto de las naciones. El orgullo identitario es mirarse al ombligo y a la vez entregar al turismo del amo los rasgos y expresiones típicas-nativas como un agrado que busca aceptación. Para 1964, nos dice Gallisá, sucedió “la inscripción del Partido Nuevo Progresista (PNP, contendiente del PPD muñozmarinista) con gente nueva en su dirección y, sobretodo, con un nuevo discurso anexionista montado sobre lo que se llamó “la estadidad jíbara”. En ese nuevo acercamiento el anexionismo se distancia de la “americanización del puertorriqueño”.

Y fue en esos días en que Luis A Ferré “adoptó la consigna de distinguir entre patria y nación, siguiendo la recomendación de un conocido analista político. Para los puertorriqueños, según Ferré, la patria es Puerto Rico, y la nación Estados Unidos”.

El recuento de Gallisá

En la parte final del libro van sucediéndose las cifras del latrocinio en que derivó el ELA. La creación de las condiciones de desmantelamiento y aprovechamiento de los fondos federales ante la incapacidad de la empresa privada para dar empleo, algo que el ELA tuvo que cubrir (en 1969 el número de empleados públicos ascendía a 157 mil. Treinta años más tarde se había duplicado con 302 mil empleados), la huida o abandono de los “proyectos de inversión estadounidense”, el vaciamiento de la isla por el incentivo de trabajos en Estados Unidos desde los cuales (sembradíos, fábricas de manufactura) no regresaron jamás más de un millón de puertorriqueños. En pocas palabras, el ELA fue desapareciendo en su promesa de desarrollo ya a mediados de los años 70, al igual que se fue diluyendo el valor estratégico de Puerto Rico como baluarte anticomunista en la medida que la guerra fría terminaba.

Gallisá resume así las estrategias fallidas del anexionismo:

-          1) Política de americanización del puertorriqueño

-          2) La estadidad jíbara como respuesta al fracaso de americanización y como intento de armonizar la puertorriqueñidad con la estadidad

-          3) Poner énfasis en el beneficio económico de la estadidad para los pobres, y

-          4) La política de igualdad, desde la perspectiva de los derechos civiles, que es mucho más amplia y contiene lo básico de la estadidad para los pobres: el aumento en fondos federales.

La feroz represión que se dio al Grito de Lares, así como a la insurrección del 50 y a los tremendos gestos de valentía del comando de Lolita Lebrón, a la destrucción de los aviones en la base aérea, a los mártires del Cerro Maravilla y a tantos más que dieron su sangre por la autodeterminación e independencia, quedan reducidos a la calculada estrategia de la Estadidad para los pobres: para seguir obteniendo los fondos federales había que ser pobre a perpetuidad.

Todo pareciera perdido y finiquitado en la lucha puertorriqueña por su libertad e independencia (porque sí, el libro es un recorrido emotivamente independentista aún se nos presente lo más pragmático posible), pero Gallisá mismo señala casi al final la resistencia del puertorriqueño a dejar de serlo y diluirse como pueblo en la anexión, y ese es el reto que propone: no solo repensar a Puerto Rico, sino que releer su nada pasiva historia de dilemas, orgullos y, en la gran mayoría de ocasiones, cálculos colonizados.


F.E.

Abril, 2023

lunes, 29 de mayo de 2023

Episodio 110: Mónica Zepeda, Entrevista FIPPR 2023


 De fondo escucharán la noche del campo boricua. Más que las estrellas: los cokis, grillos y el boceteo, pero las reflexiones de Mónica Zepeda sobre la palabra poética y su experiencia en el Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico sabrán aguzar sus oídos para escuchar a una de las voces más claras de ese fervor chiapaneco, tan prolífico y tan único. Intentemos el silencio, entonces. Demos paso a la entrevista:

https://drive.google.com/file/d/12os-1TAb9va-FjbS3CbdJhNphb2kQ-2s/view?usp=share_link