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- Franqueamos una suerte de “impasse” en la reflexión filosófica e histórica, en el terreno del arte los conceptos se tornan ubicuos ante el imperio de la imagen y la tecnología liviana, como en el “net.art”. Vivimos una especie de “imagosfera”. Todo es válido, no hay un canon establecido, a no ser la ambigua, “multicultural”, posmoderna y globalizada marea creadora, amparada a un nihilismo mercantilista en un “nicho” de todos, mejor dicho, de pocos, de nadie.
- La carnavalización le da corporeidad al deseo de libertad, es un momento único, “utópico”, profundamente político: subvierte el poder, desafía las jerarquías dominantes otorgándole la palabra a los oprimidos. La risa, instrumento de la sátira y la parodia, desmitifica, desconstruye, opera una inversión de la imagen oficial del mundo, revelando los estremecimientos de la otredad. Cada sujeto tiene su otro, su doble, y todo gesto de seriedad provoca una risa (Zavala, Iris. La posmodernidad y Mijail Bajtin. Una poética dialógica. Madrid. Espasa Calpé, 1991).
(Extractos del ensayo Juan Pablo Segundo Vrs. Cristo)
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