Jerjes hizo decapitar a los ingenieros fenicios y egipcios que le fallaron en la construcción del puente sobre el Bósforo (482 a.C), luego mandó a azotar el mar mientras se declamaban estas palabras:
"Agua amarga, este castigo te impone nuestro Gran Rey porque le ofendiste sin haber recibido de él ofensa alguna. El rey Jerjes te atravesará quieras o no. Con razón nadie te ofrece sacrificios, oh despreciable corriente, pues eres turbia y salada."
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